Pandèmia

"A muchos estudiantes los han echado de la Vila por hacer fiestas"

La UAB hace un cribaje masivo para detectar más contagiados de un brote que ya suma 24 positivos y 20 sospechosos

Germán Aranda Millán
y Germán Aranda Millán

Cerdanyola del VallèsHoy no ha sido un día normal en la Vila Universitària de la Universitat Autònoma de Barcelona, en Bellaterra. Una cola de gente esperaba a las puertas del Hotel Campus de la Vila para hacerse una PCR en la primera jornada de cribaje masivo después del brote con más de 24 contagiados (con 20 personas más aisladas de inicio a la espera de resultado) que el diario ARA avanzó el miércoles por la noche. Al otro lado del cristal, equipados con EPIs, los trabajadores del Institut Català de la Salut tomaban nota de los datos de los estudiantes para poder contactar con ellos si daban positivo para que hicieran la cuarentena o para mandarles un mensaje si daban negativo. Dos cámaras de televisión (una de estudiantes de periodismo de la universidad) entrevistaban a algunos estudiantes. 

La quietud y la calma parecían las de un confinamiento total en un vecindario conocido desde hace años por sus fiestas, que por lo que explicaban los alumnos no se han reducido a cero con la pandemia. Sospechan, de hecho, que puedan ser el origen de este brote. Y apuntan especialmente a los estudiantes de Erasmus. “Ayer [por miércoles], en el piso de arriba de donde vivimos, se oían sillas, música, saltos, y tuvimos que llamar a seguridad”, decía Jenni, de 26 años y estudiante de Turismo, que aprovechaba la salida para tirar la basura para ir después a hacerse la PCR. Es un problema, lamenta, que se repite a menudo desde hace meses a pesar de que los vigilantes acostumbran “primero a avisar con buenas maneras y, después, a amenazar con la expulsión”. A ella le preocupa especialmente como diabética, grupo con más riesgo de sufrir síntomas de covid-19. 

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Investigación abierta

La universidad ha abierto una investigación para aclarar el origen del brote, mientras que algunas vecinas apuntan a una fiesta de más de 30 personas que tuvo lugar hace unos días. “Vi en el Instagram a un chico de Erasmus que primero estaba en una calçotada con unas cuarenta personas y después seguían la fiesta en el piso”, decía una joven que prefería no identificarse. El bloque G, donde viven más Erasmus, es apuntado como uno de los más activos en cuanto a los encuentros, pero todos los que abren la puerta al periodista niegan haber hecho nunca ninguna. El rector, Javier Lafuente, envió un comunicado a la comunidad universitaria definiendo como "episodio preocupante” el brote de contagios. 

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Se espera hacer PCRs a los 1.400 residentes habituales de la Vila (a pesar de que muchos no están porque no hay clases presenciales) con las tandas de este jueves por la tarde y de mañana viernes durante la mañana. Después de la prueba, los residentes tendrán que guardar cuarentena durante las 48 horas que tarden en saber el resultado y alargarla diez días más si dan positivo. 

“No me ha dolido nada esta vez, no me han metido el palo hasta el fondo de la nariz”, celebraba un joven en referencia al método menos invasivo que en otras pruebas, ante el asentimiento de sus amigos. Están “cansados”, decía Federico, “y aburridos” en una Vila donde tienen poco por hacer y donde “las clases han perdido calidad”. Por la pandemia, explica, se han puesto de moda juegos de mesa con recompensas de alcohol. Mayoritariamente, sin embargo, lo hacen en grupos “de cuatro o seis personas” –los permitidos en reuniones– y “en muchos casos burbujas", porque en la Vila los grupos de amigos se ven cada día, añade. 

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“A pesar de que hay algunos encuentros que se pasan, a veces los vecinos llaman a la mínima porque las paredes son de papel. Una vez yo estaba viendo una película y vinieron los de seguridad a llamarme la atención”, relata otra joven. “¡Y un día vinieron y yo lo que estaba haciendo era llorar!”, añade otra. “Nos estamos volviendo un poco locos”, completa otra vez Federico con el tono de quien se está perdiendo uno de los mejores años de su juventud y antes de volver a casa para esperar los resultados de la PCR. "Ya nos están mirando los de seguridad”, constata. “A muchos estudiantes los han echado de la Vila por hacer fiestas y se han tenido que buscar la vida”, añade. La carta del rector anunció que, en el caso de los positivos, podrán hacer el aislamiento preceptivo en pisos vacíos del campus y durante el tiempo que dure la cuarentena se les ofrecerá servicios de lavandería y alimentación. 

Las banderas vasca, gallega, esteladas, aragonesa, italiana, del Celta o del Valencia colgaban como siempre de los balcones y descubrían la procedencia de los vecinos, y, por encima suyo, observaban curiosos algunos estudiantes apoyados en las barandillas y ligeros de ropa coincidiendo con un día primaveral. Son la única nota de color de un campus con poco movimiento y un silencio casi total. A diferencia de horas antes, de los pisos de estudiantes no salía el sonido de la música.