La falta de alumnos lleva a las dos escuelas del Opus de Lleida a mezclar niños y niñas

Terraferma y Arabell serán mixtas y solo quedarán diez centros en Catalunya que segregan por sexo

BarcelonaCatalunya tendrá a partir del curso que viene dos centros educativos menos que separan a niños y niñas. Desde hace 54 años, a la escuela Terraferma de Lleida solo van niños, y a la escuela Arabell solo pueden ir niñas, pero a partir del curso que viene los mezclarán. A raíz de la progresiva bajada en el número de alumnos, los dos centros concertados han decidido fusionarse y convertirse en escuelas mixtas para poder llenar grupos. Institució Lleida, que así se llamará el centro, sigue los pasos de Institució Igualada, que hace tres años también convirtió los dos centros segregados en mixtos. De todos modos, son casos muy excepcionales en el Estado, porque serán los únicos colegios que después de mezclar niños y niñas en las etapas obligatorias mantendrán el vínculo con el Opus Dei. El curso que viene, pues, quedarán diez escuelas en Catalunya que separan a los alumnos y profesores por sexos. Todas están subvencionadas con fondos públicos, a pesar de que el departamento de Educación mantiene la voluntad de retirarles el concierto a pesar de las trabas jurídicas que se está encontrando.

Las direcciones de los centros y también de Institució Familiar de Educació, que es el grupo educativo que gestiona la mayoría de centros que separan por sexos en Catalunya, ya han informado a las familias de la decisión. A partir del curso que viene, a la escuela hasta ahora femenina Arabell irán los alumnos de infantil y primaria y en el edificio del Terraferma darán clase los alumnos de ESO y de bachillerato. De momento, y como ya pasó con el caso de Igualada, solo se mezclarán niños y niñas en infantil, primaria y bachillerato, mientras que en la ESO chicos y chicas estarán separados en el aula pero juntos en el patio y el comedor. Los profesores y las profesoras, que hasta ahora también daban clase a niños o a niñas según el sexo, sí se mezclarán en todas las etapas educativas, así que por primera vez un profesor hombre podrá dar clases a chicas y una profesora a chicos. En total, en Institució Lleida hay escolarizados cerca de 600 alumnos.

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"No hay suficientes familias como para mantener la educación diferenciada"

"Mantendremos las características esenciales de nuestro proyecto educativo: la tutoría personal para cada alumno, el asesoramiento y los cursos de formación y la atención sacerdotal para aquellos alumnos que lo deseen", ha dicho Juan Carlos Hernando, director del Terraferma. Según la directora de Arabell, Núria López, el cambio ayudará a "impulsar el proyecto educativo y dar respuesta a las necesidades de las familias". En una nota de prensa, la consejera delegada de Institució Familiar de Educación, Teresa Martínez, ha explicado que el resto de escuelas del grupo "no se encuentran en la misma situación sociodemográfica", así que de momento no se prevé que los centros de Tarragona –Aura y Turó– pasen a ser mixtos. "En aquellos contextos donde no hubiera suficientes familias para mantener la educación diferenciada se buscarán alternativas para seguir prestando un servicio de calidad", ha dicho.

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Antes de mezclar a niños y niñas, los centros del Opus en Igualada y Lleida dieron un paso previo: fusionarse administrativamente. Según avanzó el ARA, en los últimos años estos centros pasaron a tener el mismo código, cosa que los sindicatos advirtieron que se trataba de una "manera encubierta" de seguir recibiendo subvenciones públicas a pesar de no tener suficientes alumnos. Este código único también lo tienen los dos centros del Opus de Tarragona y, por eso, todo indica que Aura y Turó serán los siguientes en mezclar niños y niñas. En cambio, es más difícil que pase en los centros de Girona (la escuela de chicos no forma parte del mismo grupo educativo que la de chicas) y en Barcelona, donde La Vall y La Farga tienen un volumen de alumnos suficientemente sólido para mantener los proyectos separados.

Batalla legal en los juzgados

La bajada de matrículas en estas escuelas y las fusiones de los centros coinciden con los reiterados anuncios que se han ido haciendo en los últimos años desde la conselleria de Educación, en manos de ERC. Cuando Josep Bargalló accedió al cargo de conseller en 2018 ya anunció que retiraría el concierto a los centros que segregaban por sexo, pero no fue hasta finales de 2020 cuando el Diario Oficial de la Generalitat (DOGC) anunció que no se renovarían las subvenciones a los hasta entonces once colegios catalanes que segregaban por sexo porque "no cumplen el principio de coeducación por medio de la escolarización mixta, que tiene que ser objeto de atención preferente". Ahora bien, el departamento daba al mismo tiempo "una prórroga de un año" al concierto de primaria, que se acababa este curso, porque si las familias quieren escolarizar a sus hijos de manera gratuita "sabrán que este es el último curso en el que lo podrán hacer en estos centros".

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Ahora bien, unos meses después el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TJSC) concedió las medidas cautelares que habían pedido los once centros concertados afectados: dejó en suspenso la resolución aprobada por el Govern y obligó al departamento a otorgarles la subvención "del mismo modo que se ha hecho para los otros colegios a los que sí se ha renovado el concierto, es decir, para un periodo de seis cursos escolares, a contar a partir del inicio del curso 2020-2021". Esto supondría que hasta el curso 2026-2027 estos centros tendrían garantizadas las subvenciones si finalmente la justicia les da la razón en la sentencia definitiva.

Según los jueces, hay dos argumentos para renovar el concierto seis años más en estos centros. El primer motivo es económico: los magistrados explican que retirar las subvenciones en estas escuelas supondría una "disminución de ingresos que sin duda afectará a la situación económica". Y el otro es pedagógico: el auto recoge que este supuesto cambio de escuela repercute en las familias y sobre todo en los alumnos que hay escolarizados, que se verán "apartados de sus compañeros y tendrán que adaptarse a la metodología del nuevo colegio". Una adaptación, dicen los jueces, que "requiere un tiempo más o menos largo y que puede, incluso, repercutir en sus resultados académicos".