Reportaje

¿De qué hablamos cuando hablamos de miedo?

Varios testigos y expertos analizan de qué tienen miedo, el impacto que esto tiene en diferentes esferas de su vida y cómo combatirla

BarcelonaIntento de asesinato en Trump. Nuevo bombardeo de Israel en Gaza. Drones rusos sobrevuelan Polonia. Miedo. Vox dice que los empleos están descontrolados. Sánchez pide votar para evitar que la extrema derecha llegue a la Moncloa. Ayuso sostiene que los menores migrantes son cada día más agresivos. Miedo, miedo, miedo. El IPC sube un 26% en 10 años. El alquiler en Barcelona es ya, de media, de más de 1.100 euros. Miedo. Y la lista podría ser casi infinita.

Son titulares de prensa y declaraciones de políticos que se trasladan a la calle. "¿Qué te da miedo?", preguntamos. "Cómo pagaremos el alquiler", "el cambio climático", "que me roben", "que haya una tercera guerra mundial", dicen algunos. Pero también aparece la esfera íntima. "Perder a los abuelos", dice Albert. "O los padres", añade, a su lado, Max. Ambos acaban de jugar a voley en la playa de Ocata. 700 metros arriba, en el mercado municipal, el miedo se mueve en dirección contraria. "Que les pase algo a mis hijos –dice Esther–. Y últimamente también tengo miedo de que me pase algo a mí. Se murió mi padre, y si yo faltara, se quedarían solos. Y me han cogido miedos nuevos: a conducir, a las alturas…".

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La muerte. Es una de las respuestas que más se siente. Es lo que el filósofo Josep Ramoneda llama conciencia de precariedad. "El miedo tiene tres factores fundamentales: la conciencia de saber que esto dura poco; la arbitrariedad, es decir, que nunca sabemos exactamente qué puede pasarnos. Y, finalmente, el poder". "¿Qué quieres decir con eso de poder?", pregunto. "No hay dos personas iguales, y esto hace que en todas partes aparecen formas de relación desigual que hacen que podamos sentirnos amenazados, y es una cuestión estructural de la especie humana".

La política

Ángel tiene 94 años y va modificando la ruta para tratar de andar bajo la sombra. "A esta edad no da miedo la muerte, sino sufrir o tener dolores. ¿Sabes qué me da miedo, realmente? La situación política que se está creando". De hecho, el miedo es una emoción esencial en política, y varios estudios indican que es, junto con la rabia, la que tiene mayor efecto en la participación política. "Son emociones que activan dos sistemas diferentes. La rabia tiene un origen moral y activa un sistema de disposición, te hace actuar para eliminar la rabia. Por eso es muy útil, por ejemplo, para los movimientos sociales", explica la politóloga Carol Galais, experta en política y emociones. "Pero el miedo activa un sistema de vigilancia, es decir, de fuga. Y hay una cuestión fundamental: hace replantear cosas. Por eso es interesante activarla en contextos de campaña política, porque puede hacer que la gente cambie de voto". Instalados en la polarización y los discursos apocalípticos puede parecer que la política ha sido siempre así, pero Galais explica que el cambio llegó a principios de los 90; en el caso de España, con especial intensidad en las generales de 1996 entre Felipe González y José María Aznar. "Se empezaron a hacer campañas negativas, a atacar con virulencia al rival. Y se resucitó el miedo".

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¿Pero cómo se construye? "Desde el punto de vista de los discursos políticos, se trata de fomentar la incertidumbre –sentencia Galais–. Tienes que coger este elemento y vincularlo con algo que no sabes cómo va a evolucionar en el futuro". Anna Romeu, psicóloga, nota el impacto de estos discursos en los pacientes que atiende en su despacho. "El miedo se activa ante tres casos: lo desconocido, lo que no podemos controlar y, también, con alguna experiencia que nos ha hecho daño en el pasado. Y tiene la función básica de protegernos ante las amenazas. Ahora bien –dice, y hace una de esas pausas que se hacen ante lo que uno considera relevante–. La amenaza puede ser real o imaginaria". Romeu explica que cada vez tiene más pacientes con miedo social, como miedo a caminar por Barcelona. "Esto no tiene que ver con la realidad, sino con mensajes repetidos que se guardan en el cerebro, en el hipocampo, sean verdad o no. Creo que tienen un papel fundamental las redes y todos los canales de comunicación que amplifican estos mensajes".

"¿Sabes quién siente más miedo hoy en nuestra sociedad? –pregunta Galais–. Los jóvenes. Tienen más miedo y ansiedad, y en cambio las personas adultas sienten más rabia". ¿Y esto tiene sentido? "Lo puede tener –responde–. Tendemos a ver a los mayores como débiles ya los jóvenes como fuertes. Y tal vez sea así físicamente, pero en temas de agenda pública como vivienda o medio ambiente, los jóvenes son más vulnerables en el terreno económico o social. Y por eso son los que sienten más miedo".

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Tristeza, rabia y miedo

¿Cuáles son los principales miedos de nuestra sociedad? No es una pregunta fácil de responder. Las emociones son más volátiles que un estado de ánimo o una opinión, por lo que son más difíciles de medir por los expertos. Ahora bien, sí existen encuestas que intentan obtener datos. Un ejemplo es el grupo Democracia, Elecciones y Ciudadanía de la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​que lleva años analizando qué emociones despiertan determinados asuntos de la agenda pública. Cuando se pregunta por los servicios públicos la respuesta es la tristeza, la segunda la rabia y la tercera, el miedo. Y es una emoción que está presente cuando se habla de economía, seguridad, vivienda. Pero sólo aparece en primera posición, como emoción principal, cuando se pregunta por el cambio climático. "Y tiene todo el sentido, por su característica de incertidumbre, no sólo por el futuro sino porque tiene componentes técnicos que no son fáciles de entender para todos", explica Galais.

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Según los resultados de este grupo, la política produce sobre todo rabia y asco y, hasta cierto punto, miedo. "Se entiende por cómo está el momento –dice Ramoneda–. Y lo que es relevante de toda la situación que tenemos hoy, de precariedad e inseguridad a distintos niveles, es que genera una tendencia a la servidumbre voluntaria, que es, por así decirlo, disposición a la sumisión". De hecho, varios estudios concluyen que en los casos de miedo extremo, como puede ser una guerra o una crisis sanitaria, la tendencia está en delegar. "Los ciudadanos tienden a quitarse la responsabilidad de encima y delegarla en una autoridad superior", explica Galais. Por eso se ha apuntado que en episodios y momentos de miedo se puede ceder más fácilmente poder al gobierno de turno e incluso puede haber tendencia al autoritarismo. "Claro, no podemos olvidar otro factor fundamental" –dice Ramoneda–. "El miedo a la libertad, que decía Erich Fromm. Ser libres y, por tanto, responsables de lo que hacemos, no es fácil de asumir. Entre otras cosas, porque si te pasa algo, no puedes culpar a nadie".

El siglo del miedo

En 1948, el escritor Albert Camus, que entonces sumaba 35 años, escribía: "El siglo XVII fue el siglo de las matemáticas, el XVIII el de las ciencias físicas y el XIX el de la biología. Nuestro siglo XX es el siglo del miedo". Hacía sólo 3 años de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. "Sí que existe el elemento simbólico de la destrucción masiva –dice Ramoneda– pero el siglo XXI comienza con las Torres Gemelas. Antes, el miedo quedaba localizado por tribus; ahora es global". De hecho, Max, en la playa, en bañador y antes de irme, nos dice: "Me dan miedo las guerras. Cuando veo que hay problemas entre Estados Unidos e Irán, pienso… ¿y si tiran una bomba nuclear?" La palabra guerra es la primera que pronuncia Bacari, que pasea cerca de la misma playa, ahora que ha terminado de trabajar. No duda. "Soy de Mali, me fui por el conflicto armado a mi país; han muerto varios miembros de mi familia. A mí, lo que me da miedo, es la guerra".

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El futuro

Xavi trabaja en otra parada del mercado, cerca de Esther. Tiene 54 años y vive en Alella. Cuando nos acercamos, nos enseña una gran fotografía en blanco y negro que hay detrás suyo, en la que aparece un hombre joven, con una carretilla en medio de un campo. "Mirad, el abuelo. Somos la tercera generación que nos dedicamos a esto". También nos habla de sus hijos. "Pero más allá de la muerte, pienso: ¿qué mundo les dejaré? Ya no sólo me preocupa el momento político, sino también pensar cómo van a poder pagar el alquiler".

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¿Qué podemos hacer ante el miedo? "Forma parte de nosotros. Me da angustia imaginar que no la tuviéramos –dice Ramoneda–. Sería lo peor de los autoritarismos. ¿Qué querría decir? ¿Que seríamos todos exactamente iguales?". "Lo importante –afirma Anna Romeu– es aprender a conocerla y evaluarla. Saber cuándo se activa por motivos reales y cuándo no. Es un entrenamiento".

Bernat Castany, autor deUna filosofía del miedo, recupera una frase del escritor Max Aub: "Lo contrario al miedo no es el coraje, sino la solidaridad". ¿Qué quiere decir con esto?, le pregunto. "No pienso en la solidaridad en el sentido de la caridad y las ONG, sino de tejido social. Cuando estamos en contacto, tenemos un diálogo real, más información sobre el mundo y nos exponemos a la diferencia. Y eso es esencial, porque estamos perdiendo capacidad de exponernos a lo diferente. Por eso lo repito siempre: el antídoto contra el miedo es la solidaridad".

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