Demografía

De los seis a los ocho millones: así es la inmigración en Cataluña

La capacidad de integrar el millón y medio de extranjeros que viven en el país radica en que el ascensor social funcione

Barcelona / Guissona“Es necesario hablar de inmigración. No hacerlo sería una irresponsabilidad”, escribía en este mismo diario la investigadora del Cidob Blanca Garcés Mascareñas. Dejarlo en manos de la extrema derecha sería un error. Pero afrontar este debate sólo con cifras sería de un "reduccionismo brutal", añadía el sociólogo Salvador Cardús. Hay que hablar de inmigración porque es uno de los principales retos que tiene Cataluña, pero debe hacerse abordando el contexto de acogida, si las personas que han llegado tienen capacidad de progresar, si hay unas expectativas reales para mejorar. Es la única manera de mantener la cohesión social, coinciden en apuntar los expertos: que el ascensor social funcione.

Con cifras en la mano, la inmigración es necesaria porque el mercado laboral catalán necesita mano de obra extranjera. Y más cuando en los últimos cinco años, acentuado por el cóvido, el crecimiento natural ha sido negativo. Ha habido más muertes que nacimientos. Desde 2018 han aterrizado cerca de 270.000 personas en Catalunya, sobre todo desde Marruecos (39.156), Colombia (30.209), Venezuela (25.466) y Argentina (23.787). Garcés sostiene que el crecimiento económico en Catalunya ha ido "siempre supeditado" a esta inmigración y las administraciones, sobre todo el gobierno español, han ido a remolque con sus políticas: los inmigrantes entran de forma informal, a través del visado de turista, y después se regularizan en función de las demandas del mercado laboral.

La población ha crecido un 32%

Cataluña ha aumentado en dos millones su población desde 1988. El crecimiento superior al 30% se debe sobre todo a la inmigración y es uno de los más altos de toda Europa.

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Evolución de la inmigración

El mayor crecimiento migratorio se produjo entre 1960 y 1980, cuando más de dos millones y medio de personas, sobre todo del sur de España, aterrizaron en Cataluña. Durante el siglo XXI, el flujo de entrada más destacado fue entre 2001 y 2007, cuando cada año llegaban más de 100.000 personas.

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Quien más crece

De los ocho millones de catalanes que hay en estos momentos, una quinta parte, más de 1,65 millones, han nacido en el extranjero, casi medio millón más, por ejemplo, de los que han nacido en el resto de España. Es la comunidad autónoma con mayor inmigración, y porcentualmente sólo la superan Baleares y Melilla. Durante el último lustro, Catalunya ha crecido más que nadie, pero el aumento de población exterior está todavía lejos del periodo 2001-2007, cuando aterrizaron casi un millón de personas. Sobre todo, desde América. Más de 728.000 personas son originarias de ese continente, el doble que ciudadanos llegados desde Europa o África. Sin embargo, la comunidad más numerosa es la marroquí, con cerca de 260.000 personas.

Pese a que el número de extranjeros ha crecido, el demógrafo Albert Esteve cree que existe una cuestión de percepción derivada de los booms demográficos. La ola migratoria de inicios de milenio coincidió con generaciones "muy amplias" de personas autóctonas en edad de tener hijos, porque eran los baby boomers de los sesenta. "Ahora la población fértil catalana ha bajado, hay poca gente autóctona en edad de tener hijos", dice el demógrafo. De hecho, aunque el porcentaje de extranjeros representa un 16% del total –un 21% si se contabilizan a los nacidos fuera, contando los nacionalizados–, uno de cada tres nacimientos hoy en día son de madre foránea. En todo caso, según Esteve, "es una buena noticia" que tengan hijos porque son un "factor integrador importantísimo": a través de la escuela los padres pueden tener alicientes para integrarse de lleno en la sociedad en la que crecerán sus hijos.

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En realidad, esta ola migratoria que ha hecho que Catalunya pasara de los seis a los ocho millones no es la mayor que ha vivido el país. Entre los años 60 y 70 el crecimiento fue muy superior, pasando de 3,2 a 5,9 millones: un aumento del 83%. Garcés recuerda que cuando las ciudades y pueblos de todo el territorio –uno de los hechos distintivos es que la inmigración no es sólo urbana– se llenaban de personas procedentes de Andalucía o Extremadura, hubo un choque cultural. "Entonces esta gente se veía muy diferente", apunta, y con el paso del tiempo estas diferencias se han ido minimizando.

Esteve pone de ejemplo a Estados Unidos, que ya vivió mucho antes lo que ahora ocurre aquí: “La primera gran ola migratoria fue de irlandeses, ingleses... gente de Europa que eran como ellos”. Surgió la teoría de la asimilación: los recién llegados acaban asimilando la cultura predominante autóctona y al cabo de dos generaciones ya no existen distinciones. Pero el aterrizaje de gente proveniente de otras zonas del mundo, sobre todo Asia y Sudamérica, con diferencias raciales, puso en duda este modelo. Lo mismo que ha ocurrido en Catalunya. "Ahora tenemos colectivos muy heterogéneos, hay diferentes maneras de integrarse", explica Esteve.

Comparativa con España

Catalunya es quien más extranjeros tiene, y quien más ha crecido en el último lustro: hay 730.000 personas que nacieron en América, el doble que europeos (371.000) y africanos (356.000), y el triple que asiáticos (192.000). En Madrid, en cambio, existen 137.000 africanos y 864.000 americanos. Ciudadanos con nacionalidad italiana, en Catalunya, hay 76.000. Sin embargo, en realidad 40.000 de ellos no han nacido en Italia; tienen la nacionalidad, pero sobre todo son argentinos. Las estadísticas diferencian entre extranjeros y nacidos en el extranjero, que incluyen a los nacionalizados. Así, colombianos o ecuatorianos son de las comunidades mayores, pero bajan mucho en los índices de extranjeros. En diez años, en Cataluña, se concedieron 315.000 nacionalidades españolas.

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Nascuts a l’estranger
Percentatge de població estrangera
Sobre la població total
Natalidad

Uno de cada tres nacimientos es de madre extranjera. Desde 2018, Cataluña tiene un crecimiento natural negativo, es decir, hay más muertes que nacimientos. Las madres autóctonas tienen cada vez menos hijos, mientras los nacimientos de madre extranjera han ido creciendo y ahora alcanzan el 32% del total, mientras que en Madrid es de un 25%, una cifra estable desde principios de siglo.

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Naixements per nacionalitat de la mare
A Catalunya

Sectores precarios

Según los últimos datos del INE, menos del 8% de los españoles está en paro. Por el contrario, para los extracomunitarios que residen en Catalunya la cifra se eleva hasta los 12,3 puntos. Los trabajadores extranjeros están concentrados en una decena de sectores, y según distintos estudios de CCOO, ocupan el 35% de las tareas más elementales. En cambio, representan el 6,5% de las posiciones de técnico superior –y aquí se cuentan también los ciudadanos europeos.

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Según estos estudios, más de la mitad de las trabajadoras del hogar son extranjeras. También representan el 34% de quienes se ganan la vida en la hostelería y el 30% de los que viven del campo. Son datos que demuestran que la población recién llegada todavía ocupa el eslabón más débil del mercado laboral. De hecho, durante los años posteriores a la crisis de 2008 la población activa autóctona se mantuvo bastante estable, mientras la extranjera cayó en casi 200.000 puestos de trabajo: de 741.000 a 546.000.

“No hay capacidad de ascenso social, es un mercado laboral dual: posiciones precarias y los que están más altamente calificados. Si no hay ascenso social, falla todo”, resume Garcés. “El inmigrante sabe que viene a sufrir, a esforzarse, pero cuando los hijos ya han nacido aquí, y no se sienten reconocidos como miembros de la comunidad, esto genera conflictividad. Ahora tenemos la segunda y tercera generación, y vemos que tenemos cosas que no funcionan. El gran problema es la desigualdad”, remacha el director del Centro de Información de Trabajadores Extranjeros (CITE) de CCOO, Carles Bertran, que vincula el ascensor social a la cohesión y recuerda cómo los inmigrantes españoles de la segunda mitad de siglo XX vivían en "burbujas", ciudades improvisadas donde prácticamente sólo vivían ellos, pero sus hijos "salían del barrio", se instalaban en otros municipios y generaban "movilidad y mezcla social". Tenían aspiraciones, mientras que ahora la ola migratoria del siglo XXI está excluida y esto es "un peligro".

Bertran es poco optimista. "El futuro no cambiará mucho", concluye. El modelo productivo debe transformarse porque ahora requiere "bajos costes laborales" para subsistir. Es una "contradicción" que se formen médicos y enfermeras que acaban marchando al Reino Unido y se cojan profesionales sudamericanos para suplirlos. Hay un “despilfarro de recursos” –gente que tiene formación en posiciones muy precarias– y un problema “de expectativas”. Muchos extranjeros, por tradición, "quieren formar a la familia antes, no hacen estudios superiores para empezar a trabajar y eso les cierra las puertas", dice el director del CITE, que, además, alerta de que los docentes muchas veces lo acentúan, y encaminan a los hijos de inmigrantes a profesiones “para entrar rápidamente en el mercado de trabajo”.

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Desigualdad

Las personas de origen inmigrante siguen ocupando las posiciones más precarias del mercado laboral. Se concentran en pocos sectores como la hostelería, agricultura o construcción, siendo mayoritarios, por ejemplo, en el sector de trabajos del hogar. Ganan cerca de 10.000 euros menos anuales que un ciudadano español.

Taxa d’atur a Catalunya
Guanys anuals mitjans per treballador a Espanya
Dades fins al 2021, en euros
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Distribució de la població ocupada a Catalunya
Dades del 4t trimestre del 2021
Població estrangera ocupada sobre el total de la població ocupada a cada branca d’activitat
Dades del 4t trimestre del 2021

Retos de presente y futuro

Esto tiene una derivada que puede ser un problema a medio y largo plazo. Las personas que han cotizado poco o han trabajado sin papeles cuando lleguen a la jubilación no cumplirán los criterios para obtener una pensión. “Será una sobrecarga por el sistema social, por las pensiones no contributivas, los costes sociales serán muy altos”, expone Bertran, quien apunta que el mito de los inmigrantes que regresan a su país de origen cuando se hacen mayores es irreal: no ocurre tanto .

Sin embargo, Esteve considera que mientras haya trabajo para todos, no habrá "conflicto". “El problema surge cuando vienen a ocupar nuestro puesto de trabajo, pero en Catalunya está bastante asumido que no es así. Los inmigrantes no se están rascando la barriga, vienen a trabajar. Ocupan los sectores profesionales que la población autóctona no tiene interés en llenar”, argumenta el demógrafo. Eso sí, la precariedad del mercado laboral en el que trabajan buena parte de los recién llegados tiene un efecto sobre el resto de la ciudadanía. "En modo alguno se puede hablar de un efecto global, porque el catalán es un mercado muy segmentado", explica el catedrático en economía, Josep Oliver. En sectores como el de la informática, con altos salarios y muchos expatriados trabajando, el efecto no es negativo. Sin embargo, en “algunos segmentos de bajo valor añadido, existe un efecto a la baja por la competencia de la inmigración, porque la mano de obra inmigrante contiene el crecimiento de los salarios o incluso puede bajarlos”, argumenta Oliver, sobre todo “cuando existe el efecto de la economía sumergida”. Los sueldos descienden, no sólo para los inmigrantes.

Otra problemática es la vivienda. “Europa está hambrienta de trabajadores en muchos sectores. Las demandas, pero no tienes dónde colocarlos, tienes una crisis de vivienda. Es una paradoja. Los trabajadores llegan atraídos por los mercados laborales, pero no existe un acompañamiento”, lamenta Garcés.