¿Por qué en Catalunya se estanca el reciclaje?
La tasa catalana se sitúa en un 46,6% en 2021, todavía por debajo del objetivo que marca Europa
BarcelonaEl resultado de la recogida selectiva en Catalunya parece instalado en un eterno día de la marmota en los últimos años. Los datos arañan mejoras, pero demasiado leves para acelerar el cambio que piden las normativas europeas. Las buenas noticias que llegan de algunas comarcas, como la Conca de Barberà, que ha impulsado 20 puntos la tasa y ya supera el 80%, no son suficientes para impulsar los datos todavía demasiado bajos en todo el país, donde la media se sitúa en un 46,6%. "Es la hora de extender los nuevos sistemas con urgencia en las grandes ciudades", apresura el presidente de la Agencia de Residuos de Catalunya (ARC), Isaac Peraire. De hecho, sin un salto adelante del área Metropolitana de Barcelona –con la tasa estancada al 38% y 3,3 millones de habitantes– o del Vallès Occidental –con un 44%– difícilmente se podrá lograr el 60% de recogida selectiva que el Govern se ha propuesto para el 2025 y que recogerá a la futura ley que prepara.
Peraire, sin embargo, asegura que hay "buenas perspectivas" y que los grandes municipios, si no han puesto en marcha ya los nuevos sistemas de recogida, están trabajando para hacerlo, de forma que los resultados "llegarán" en pocos años. El éxito de las comarcas que mejores ratios de reciclaje obtienen (véase la tabla) se explica por la implantación de sistemas de recogida como el puerta a puerta de los diferentes materiales (orgánica, papel o plástico) o la sustitución de los contenedores por unos de inteligentes cerrados y bolsas con identificación del usuario que permiten saber qué barrios o qué vecinos hacen mejor la separación y estudiar incentivos (como rebajas fiscales) para premiar las buenas prácticas.
Lo que queda claro con los resultados del año pasado es que el sistema tradicional de contenedores no consigue arañar mejoras sustanciales. En el global de Cataluny, más de la mitad de los cuatro millones de toneladas de residuos del año pasado acabaron mezclados en un contenedor gris. Hay comarcas, como la Cerdanya, donde la separación no llega ni al 30%, según los datos del ARC. Si se mira por fracciones, solo una tercera parte de la orgánica (la más importante en kilos generados) acaba en el contenedor marrón, mientras que el plástico recuperado es el 26% del total. Mejores resultados hay, en cambio, en los contenedores de papel y cartón (azul) y en el de vidrio (verde), que recuperan un 54% y un 66% del material, respectivamente. En cambio, el textil, que es una fracción que se tendrá que recoger obligatoriamente en todos los municipios con contenedores específicos el 2024, sigue a niveles casi testimoniales: sólo el 8% de la ropa y el calzado que se tiran se recogió separadamente el año pasado.
Una de las asignaturas pendientes es reducir las toneladas de residuos que se generan: hoy son 519 kilos por habitante y año, por encima de los 510 del 2020 (un año marcado por la pandemia) y por debajo de los 527 kilos del 2019. La prevención es uno de los objetivos que se propone la futura ley del Govern, según el anteproyecto avanzado por el ARA, con medidas como nuevos impuestos en los envases desechables y en las cápsulas de café y la prohibición del sobreenvasado de productos frescos. El texto estará en septiembre en exposición pública y el Govern tiene previsto aprobarlo la primavera del año que viene para que empiece el trámite parlamentario, explica Peraire. "Lo que hace falta es un reparto de responsabilidades, no toda tiene que recaer en los ciudadanos, también las empresas tienen que responsabilizarse de los productos que lanzan al mercado", añade.
Los Next Generation como impulso
Mientras el nuevo marco legal no llega, sí que lo hacen los fondos europeos Next Generation, que ya se empiezan a destinar a los municipios para que implanten mejoras en la recogida, explica el director de la Agencia de Residuos de Catalunya. Hace pocas semanas se abrió una convocatoria de subvenciones de 22 millones de euros y en octubre se ofrecerán diez millones más.
Las inversiones también se orientarán hacia las plantas de triaje y gestión y tratamiento de los residuos, que se tienen que poner al día y, en algún caso, se tendrán que construir nuevas, aventura Peraire. Para dar el salto a la orgánica (hoy con un 33% de recogida selectiva) harán falta nuevas instalaciones con más capacidad para transformar todo este material en compuesto que se pueda aprovechar. En total, asegura, el ARC prevé invertir 316 millones en instalaciones hasta el 2030. La capacidad de gestión es crucial también para reducir el porcentaje de residuos que hoy acaban en los vertederos (un 34%) y que la UE quiere que no sobrepasen el 10% del total el 2035.