Medio ambiente

Las lluvias, el combustible que puede complicar los incendios este verano

La coincidencia de árboles muertos por la sequía y un sotobosque en crecimiento disparan el riesgo de propagación del fuego

BarcelonaLas lluvias de esta primavera han permitido recuperar el verdor y el agua en todo el país, poniendo punto y final a la histórica sequía de los últimos tres años y medio. Así, sería fácil pensar que, con estas condiciones, este verano no se va a sufrir tanto por los incendios. Pero nada más lejos de la realidad. La lluvia ha hecho crecer el sotobosque como hacía tiempo que no ocurría, a la vez que los bosques cuentan con miles de árboles muertos que no han soportado la falta de agua durante tantos años. Todo ello se convierte en combustible para los fuegos, sobre todo a medida que el verano y el calor avancen y el terreno se vaya secando de forma natural.

"Las lluvias no deben llevarnos al engaño de un verano tranquilo", ha alertado este viernes la consellera de Interior, Núria Parlon, en la presentación de la campaña forestal para 2025 desde el aeropuerto de Sabadell. Las hierbas y matorrales han crecido significativamente en los campos y bosques de toda Cataluña, y ahora, por un proceso natural del clima, se secarán con el calor del verano.

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Este proceso de secado de la vegetación es totalmente normal en el Mediterráneo durante los meses de calor. El problema es que este año también está el agravante de que cerca del 28% de los árboles han muerto durante la sequía, y en caso de incendio también serían un combustible importante a la hora de propagar las llamas.

Este contexto, según Parlon, puede "complicar" la campaña forestal de este año. La consellera ha pedido "máxima prudencia" y no pensar que las lluvias primaverales hagan prever un verano "fácil". De hecho, el departamento de Interior prevé que la situación pueda complicarse especialmente en julio, el mes habitualmente más seco y cálido.

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En este sentido, los expertos apuntan al ARA que la única solución para hacer frente a este escenario es la prevención y la gestión de los bosques. "Todos estos elementos deben tenerse en cuenta a la hora de llevar a cabo la gestión forestal para no tener incendios desmedidos", explica Francisco Lloret, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) e investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).

El experto matiza que el sotobosque crecido gracias a las lluvias de la primavera no es lo que más preocupa, sino los árboles secos que hay en los bosques de todo el país. "La propagación de las llamas puede ser más acusada este año, pero el sotobosque es el de un año normal, y este tipo de hierbas queman rápidamente y no provocan por sí mismas grandes incendios; el problema son los troncos acumulados, muchos a causa de la sequía, que son un combustible más importante para los fuegos'', asegura Lloret.

Aunque el conjunto del país ha sufrido el duro impacto de esta sequía, existen comarcas donde los efectos han sido especialmente graves y la vulnerabilidad de sus bosques es mayor en caso de incendio. Es el caso de zonas del litoral y prelitoral, como Garraf y Penedès, o del sur del país, donde destacan el Priorat o las Garrigues.

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Con todo, Interior trabaja con el escenario que tengamos un verano "clásico" en Catalunya, según Parlon. Es decir, con unos valores meteorológicos similares a los habituales o ligeramente superiores. Pese al calor extraordinario y temprano de estos últimos días y la previsión de que junio podría ser más cálido de lo normal, todo apunta a que no deben producirse largos periodos de calor extremo.

Con los mapas actuales a largo plazo, el resto del verano se presenta con el calor habitual o algo por encima de la media. En cuanto a las precipitaciones, los modelos indican que serían escasas, teniendo en cuenta que ésta es una época del año seca en nuestro país. El otoño podría ser de nuevo más lluvioso.

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Hacia un clima más árido

Después de tanta sequía, este año el verano llega por fin con garantías tanto en el agua –los embalses de las cuencas internas están al 80%– como en la hidratación de los bosques. Pero todas las previsiones apuntan a que sequías tan largas y extremas como esta última se repetirán en breve. "Los incendios forman parte de nuestros ecosistemas y bosques; el problema es que a consecuencia de las nuevas condiciones climáticas el riesgo de fuegos será mayor por la falta de lluvia y el aumento de las temperaturas'', apunta Lloret.

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En este contexto, los expertos aseguran que el hecho de Cataluña está en un proceso de de un futuro que todo apunta a que será más árido", explica el investigador. Un buen ejemplo de este proceso que se ha iniciado es la gran cantidad de árboles que han muerto, muchos de los cuales ya no serán sustituidos por nuevos ejemplares.

Pero hay otro factor que da fe de esta aridificación, y es el déficit hídrico que todavía se arrastra y que difícilmente se recuperará al 100%. "Cuando un territorio entra en una dinámica de períodos secos recurrentes, en cada sequía se pierde una sábana de Catalunya (SMC).

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Él pone de ejemplo el Montseny, que durante los tres años de sequía dejó de recibir 1.400 l/m² de lluvia, y asegura que la próxima sequía llegará sin haber compensado este déficit hídrico que todavía se ha revertido. déficit no lo recuperaremos antes de que llegue la próxima'', afirma el experto.

Evolució de les reserves i les pluges des del 2020.
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Un 20% menos de lluvia a finales de siglo

Las proyecciones climáticas con las que trabaja actualmente el SMC es que a finales de siglo Cataluña tenga un 20% menos de lluvia anual de media. "Será un proceso lento, pero éste es un dato muy bestia; ¿se imaginan que el PIB cayera un 20%? Sería una catástrofe", asegura Altava.

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Estas mismas previsiones apuntan a que a finales de siglo habrá lugares del país donde la temperatura media será de más de 5 o 6 grados por encima de la media, muy superior al calentamiento previsto en el conjunto del planeta. De hecho, en los últimos años ya ha habido pruebas de este escenario, ya que en el 2023 (el peor año de la sequía) llovió un 40% menos de lo normal, y en los últimos tres años la temperatura anual quedó más de 2 °C por encima de la media en Catalunya. Por tanto, un terreno más árido hace que los termómetros se disparen con mayor facilidad.

Ante estos efectos de la crisis climática, el mensaje está claro: hay que prepararse. "Ahora toca hacer gestión del territorio para estar mejor preparados para cuando llegue la próxima sequía", concluye Altava. En la misma línea se expresa Lloret: "Debemos mantener esta sequía en la memoria y proyectarla hacia el futuro, porque las temperaturas continuarán aumentando y volveremos a tener sequías''. Y avisa: "Con estas lluvias hemos ganado un año más por implementar políticas de gestión de bosques y del agua; debemos aprovecharlo".

Primer verano "sin" sequía
  • 2.930 bomberos

    La consejera de Interior, Núria Parlon, ha informado de que la campaña de prevención de incendios dispondrá de 2.930 bomberos profesionales (que son 133 más que en 2024) y de 1.577 voluntarios (266 más que el pasado año). Esto significa que este año, en total, se sumarán 399 efectivos que trabajarán sobre el terreno. Además, la campaña contempla también un refuerzo de 457 profesionales, la mayoría de ellos (369) ayudantes de oficio forestal (AOF), que estarán distribuidos por todas las regiones de emergencias.

  • Drones nocturnos

    Los Bomberos de la Generalitat, además, dispondrán de un total de 25 drones de última generación con software que trabaja con inteligencia artificial. Se trata de unos dispositivos especialmente útiles en la supervisión nocturna de los incendios o cuando las condiciones meteorológicas son adversas, puesto que cuando las aeronaves tripuladas no pueden volar, los drones permiten obtener datos clave a la hora de definir estrategias para un plan de extinción eficaz.

  • Máximo de agentes rurales

    Los Agentes Rurales también tendrá más efectivos que nunca sobre el terreno, con un total de 695 agentes que priorizarán el control y vigilancia de los incendios forestales. El departamento contempla un aumento de vehículos, así como un cambio de uniformes y equipos de protección individual, así como de material específico para proteger a los agentes que trabajan en incendios forestales. Actualmente, la policía del medio ambiente en Cataluña cuenta con 285 vehículos, un helicóptero y una veintena de drones con equipamiento óptico y sensores térmicos.