Solo se gestionan un tercio de las 6.000 hectáreas forestales de Collserola
La gran mayoría de las acciones se llevan a cabo desde el ámbito público, pero las propiedades forestales privadas representan un 60% de todo el parque
BarcelonaLa gestión forestal de los bosques de nuestro país es un debate más vivo que nunca. El grave y voraz incendio de principios de julio en Ponent tuvo características de los temidos fuegos de sexta generación. Con condiciones extremas, una pequeña chispa puede generar un gran incendio que lo arrase todo en cuestión de horas. Y una de las zonas más vulnerables es Collserola, declarada parque natural desde el 2010. Se encuentra en medio de la densamente poblada área metropolitana de Barcelona, recibe a cerca de 5,2 millones de visitantes cada año, ha vivido durante décadas el abandono de sus bosques y ahora sufre los efectos de la crisis climática. Unas características complejas que han convertido a este pulmón verde en un polvorín. Además, el 60% del terreno es privado y el 40% público, lo que añade dificultad a la hora de gestionar el parque.
La mayoría del Parque de Collserola está formado por bosques (60%) y por sotobosques de matorrales y prados (26%). Además, casi una décima parte de la extensión del parque son cultivos y huertos (7,4%), siendo un 4,8% suelo urbanizado. Sin embargo, en el interior del parque viven cerca de 16.000 personas, un número de habitantes que hace que el riesgo de sufrir daños materiales y humanos en caso de incendio sea mayor.
Además, los antiguos terrenos agrícolas del macizo fueron abandonados años atrás. Esto significa que en unas hectáreas que antes se gestionaban y donde ahora la vegetación ha crecido descontroladamente, se ha generado una gran masa forestal y un sotobosque. El ingrediente final de un peligroso cóctel lo ha aportado la histórica sequía de los últimos años, que ha provocado la muerte de muchos árboles, la mayoría de los cuales todavía no han sido retirados. Todo ello supone un combustible preocupante para alimentar un fuego en caso de que se declare.
En definitiva, Collserola tiene todos los ingredientes para sufrir un gran incendio de sexta generación, y el tiempo para prevenirlo corre. En los últimos años, se han incrementado las acciones y recursos para ampliar y mejorar la gestión forestal, pero todavía queda mucho trabajo por hacer. El parque se extiende por más de 8.200 hectáreas, de las que 6.000 son forestales. Pero sólo cerca de 2000 están siendo efectivamente gestionadas, la gran mayoría con actuaciones de las administraciones públicas. Por tanto, sólo un tercio de la masa forestal de Collserola se está interviniendo para prevenir incendios. "Collserola viene de una falta de planificación forestal", explica al ARA el director gerente del Consorcio del Parque Natural de la Sierra de Collserola, Raimon Roda. "Estamos haciendo un esfuerzo por saber hacia dónde queremos ir y planificar a 20 años vista qué habrá que ir haciendo para mantener y gestionar el terreno", añade.
Según datos facilitados por el Consorci, parte de estas hectáreas gestionadas se encuentran en el marco del perímetro de protección prioritaria (PPP) –el plan estratégico que determina las zonas que requieren intervenciones forestales para impedir un gran incendio–, del proyecto europeo Life Climark o de la retirada de árboles muertos. Pero la mayoría, unas 1.000, son del mantenimiento de las franjas de prevención que los municipios realizan en sus urbanizaciones. "Las franjas están pensadas para impedir que un incendio de pocos vuelos entre o salga de una urbanización; son necesarias, pero no fueron concebidas para hacer frente a fuegos de sexta generación", avisa Roda. El Consorcio también lleva a cabo otras muchas tareas a nivel medioambiental que ayudan a la prevención de incendios, como la vigilancia, la retirada de vertidos ilegales o la promoción de nuevos recursos de agua.
Muchos actores para un solo parque
La realidad de Collserola es compleja a nivel forestal, pero lo es aún más en lo que se refiere a los actores que intervienen. Por un lado, se encuentra la gestión pública del Consorcio, integrado por la Diputación de Barcelona, la Generalidad de Cataluña, el Área Metropolitana de Barcelona y los nueve municipios que tienen territorio en el parque. En el otro lado, se encuentran los cerca de 1.000 propietarios forestales privados, cuyos terrenos representan el 60% del macizo. Muchos implicados para un parque relativamente pequeño, lo que a vecesralentizaalgunos trámites e implica que ambas partes (pública y privada) a menudo no estén al día de las acciones que realiza la otra.
"Deberíamos ir todos a una y crear un plan estratégico en Collserola con todos los actores implicados, algo que hoy no existe", asegura Manel Ferrer, presidente de la asociación de propietarios agroforestales Collserola Iniciatives. "No sabemos mucho con qué recursos técnicos y económicos contaremos el próximo año", explica Ferrer, que pide que los propietarios puedan estar en los órganos de decisión del Consorcio. El factor económico es el principal motivo por el que existen muy pocas hectáreas privadas intervenidas, ya que se calcula que la gestión de una sola hectárea tiene un coste medio de 2.500 €. "No se puede pretender que el propietario asuma ese coste, faltan recursos", afirma.
Sin embargo, hay buenos ejemplos de colaboraciones público-privadas en el parque. Actualmente, está en marcha el Proyecto Forestal de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático (PROMACC) en un terreno de 56 hectáreas de Sant Cugat del Vallès. Collserola Iniciatives ha impulsado este proyecto de la mano de Nactiva, empresa social que ha hecho de bisagra entre la entidad, el Consorcio y empresas privadas que invierten en el proyecto.
Se integra en el sistema de Créditos Climáticos Forestales de la Generalidad, que permite certificar los impactos positivos de la gestión forestal sobre el carbono, el agua y la biodiversidad. La medida permitirá hasta el próximo año intervenir a fondo esta zona boscosa para reducir la masa forestal y el riesgo de propagación de incendios. "El principal objetivo es, a través de colaboraciones público-privadas, generar ecosistemas más adaptados a efectos del cambio climático", explica Álvaro Poo, especialista en bosques, de Nactiva. En los próximos meses se pondrá en marcha otro PROMACC en más de 50 hectáreas entre Molins de Rei y Sant Feliu de Llobregat.
Paisaje mosaico y nuevas inversiones
Una de las soluciones frente a tanta masa forestal es potenciar el paisaje mosaico. Consiste en generar zonas libres de árboles en medio del bosque como cortafuegos, mayoritariamente nuevos terrenos agrícolas. "Si generamos estos espacios abiertos, haría posible que en caso de incendio las llamas se detuvieran un poco cuando llegaran a estas zonas, lo que daría ventaja a los Bomberos", explica la profesora de geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Anna Badia.
Precisamente, el Consorcio anuncia que el próximo año tiene previsto multiplicar por 16 la inversión en gestión estrictamente forestal, pasando de los 30.000€ actuales a los 500.000€. Esto permitirá llegar a unas 200 hectáreas nuevas, donde se llevarán a cabo tareas como desbrozar y talar árboles, retirar ejemplares muertos o generar estos espacios abiertos. El anuncio va en la línea de la reciente apuesta que ha prometido el Gobierno de aumentar los paisajes mosaicos en los bosques de todo el país.
Este sistema puede generar nueva economía agrícola y ganadera en Collserola. Actualmente, existen unas 25 empresas de este sector en el parque natural, así como rebaños de ovejas que pastan para limpiar los bosques de forma natural. También existen proyectos de recuperación de antiguos campos de olivos abandonados que podrían derivar en la producción de aceite. El parque también tiene en marcha el proyecto Alimentamos Collserola con el objetivo de promover sistemas alimenticios locales y sostenibles y de reactivar la actividad agraria en la zona.
Saber actuar en caso de incendio
Ferrer asegura que algunos vecinos de urbanizaciones del parque tienen "miedo" por el riesgo de incendio cada vez mayor. Uno de los fuegos mayores tuvo lugar en 1994, con unas 135 hectáreas arrasadas. Y cada verano se generan algunos incendios, la mayoría de ellos pequeños. Cifras poco destacadas, teniendo en cuenta el gran potencial de Collserola.
En este sentido, la geógrafa de la UAB hace un llamamiento a "la corresponsabilidad entre administraciones y ciudadanía" para saber cómo actuar en caso de incendio. "Hay que hacer una transferencia de conocimiento de la cultura del riesgo a la población; entender la fragilidad de nuestro entorno y ser conscientes de que estamos expuestos al riesgo si vivimos en el bosque –asegura Badia–. Si un Bombero te dice que debes confinarte o marcharte, debes saber hacerle caso; son situaciones tensas para las que debemos estar bien preparadas".