Una menor violada por turnos en Manresa: “Mi vida desde entonces ha sido una puta mierda”
La Fiscalía pide 55 años de prisión para cada uno de los cuatro acusados
BarcelonaPocas veces se oye en un juicio un relato tan sobrecogedor de las secuelas de la violencia sexual sobre las mujeres: "Mi vida después de esto ha cambiado mucho, me he engordado 40 kilos en un año y medio por la ansiedad y por el hecho de no salir, no tengo contacto con mis amistades por la depresión y el malestar que tengo, he tenido y tengo muchos ataques de pánico y ansiedad, recuerdo constantemente lo que me ha pasado, tengo fobia a los hombres, no quiero que me toquen, no me gusta ni me siento cómoda con hombres, siento que no puedo ir sola por la calle, no me siento segura, cuando paso por la zona revivo los hechos, duermo en estado de alerta, no estoy tranquila, no he podido seguir más las clases, mi vida ha sido una puta mierda".
La víctima de una violación perpetrada por turnos por varios agresores en Manresa en 2019, cuando ella todavía era menor de edad, ha verbalizado en la Audiencia de Barcelona el relato escalofriante de lo que sufrió. La chica había conocido a sus agresores en la plaza Europa y accedió a ir a un piso que ocupaban con otro grupo de personas. Según la Fiscalía, los acusados “se pusieron de acuerdo” para ofrecerle bebidas y drogas y con la excusa de que no la veían lo bastante bien como para irse sola a casa, uno de ellos la llevó a una habitación apartada, sin luz y con solo un colchón en el suelo. Y cerró la puerta. Uno tras otro los cuatro procesados fueron entrando por turnos en la habitación para violarla.
A pesar de que hacían turnos, la Fiscalía considera a los acusados responsables de tres agresiones sexuales y una cuarta en grado de tentativa y pide para cada uno 55 años de prisión. El juicio ha empezado este viernes en la Audiencia de Barcelona, pero los procesados no declararán hasta el día 22 de noviembre, al final del juicio.
Durante más de una hora de declaración, la víctima ha revivido las agresiones sufridas. La chica ha dejado muy claro que en ningún momento quiso mantener relaciones sexuales con ninguno de los procesados y que intentó resistirse a los ataques. “La palabra no en si no sé si la dije, pero gritaba y me los intentaba sacar de encima con todo lo que podía”. A pesar de que en algunos momentos se quedó sola en el aposento, no salió porque “temía por mi vida". Sí que tuvo el coraje para coger el móvil que los hombres usaban como linterna para iluminar la habitación y llamar al teléfono de emergencias 112. “Socorro, por favor, sacadme de aquí”, asegura la Fiscalía que decía la chica.
La operadora que la atendió la llegó a poner en contacto con los Mossos, pero entonces uno de sus agresores volvió a entrar en el aposento y le quitó el teléfono. “El mozo se hizo pasar por un amigo mío, pero él colgó enseguida”, ha dicho en referencia a uno de los procesados. Después de esto, la chica se vistió rápidamente y pidió al acusado que la dejara irse. Él la acompañó a la calle junto con dos más de los agresores. Una vez fuera del piso, la chica volvió a pedir un móvil con el pretexto de llamar a su madre, pero volvió a llamar al 112. Esta vez pudo detallar a los Mossos dónde estaba. Cuando los agresores se dieron cuenta le quitaron el teléfono y “salieron corriendo”.
“¿Y en ningún momento intentó cerrar las piernas?”
Las defensas han intentado cuestionar el relato de la víctima de dos maneras. Por un lado, han puesto en entredicho que la joven se resistiera físicamente a los ataques. “¿Y en ningún momento intentó cerrar las piernas?”, le ha preguntado una de las letradas. “¡Está claro que intentaba cerrar las piernas, pero tenía su peso encima!”, ha exclamado la víctima con desesperación. A pesar de que la ley del solo sí es sí ya se está tramitando, el Código Penal todavía continúa distinguiendo entre abusos y agresiones sexuales en función de si ha existido o no violencia.
Por otro lado, los abogados de los acusados han puesto en entredicho que la joven recordara con exactitud lo que pasó o han apuntado que lo exageraba porque iba bebida y drogada y porque en aquel momento ya se “medicaba” por otro episodio de depresión. La chica ha insistido en que en todo momento fue “consciente de que la estaban violando”. La chica ha declarado durante todo el juicio detrás de una mampara porque había pedido explícitamente no tener que confrontarse con los acusados. Aun así, una de las defensas ha pedido que le mostraran a uno de los procesados en la sala para comprobar si le podía reconocer físicamente. El presidente del tribunal ha denegado la petición.