Violencias machistas

Las denuncias por roturas de condena por violencia machista casi se doblan en 13 años

Se calcula que sólo dos de cada diez mujeres acaban yendo a la policía

BarcelonaTenía 11 años y sus padres ya la dejaban volver sola de la academia de inglés. Era un trayecto corto a pie, de tres calles. De repente, notó una presencia extraña. "Alguien me perseguía", describe Junkal, una chica de 22 años. Era un hombre que, justo cuando ella entró en el portal de su casa, se abalanzó y la intimidó. "No fue más allá", comenta. Sin embargo, lo vivió como una agresión que nunca llegó a denunciar. Como ella, se calcula que sólo dos de cada diez mujeres denuncian los actos de violencia machista que sufren. Pero las denuncias aumentan exponencialmente: desde 2012 han subido un 700% las violencias sexuales y un 275% el acoso machista. Y la gran pregunta es si detrás de eso no solo hay una mayor sensibilización y cambios penales que lo han favorecido: "También cabe preguntarse si aumenta el fenómeno", asegura la comisaria de los Mossos d'Esquadra Marta Fernández.

Según la última encuesta de violencias machistas del departamento de Interior, de 2021, ocho de cada diez mujeres han sufrido violencia machista a lo largo de la vida, desde un comentario vejatorio hasta una violación. Algunas han sufrido más de una vez. Pasaron tres años y Junkal fue a las fiestas del barrio con una amiga. Fue una de las primeras noches que salía. En un aseo, un chico que conocía la agredió sexualmente. Según la misma encuesta, más de la mitad de las mujeres entre 16 y 29 años aseguran que han sido víctimas de violencia sexual o psicológica. Seis de cada diez han sufrido violencia digital, un 10% física y casi un 5% las han intentado violar. Tres de cada diez chicas menores de 15 años, la edad que tenía entonces Junkal, han sufrido violencia machista.

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La comisaria Fernández ha ido apuntando cada uno de estos datos durante la primera sesión de las Jornadas sobre Feminicidios y otras formas de violencia grave hacia las mujeres que organizan esta semana los Mossos, y la Junkal ha relatado las heridas abiertas y el sufrimiento que hay detrás de cada cifra. Una herida que "nunca se cierra" y un sufrimiento que no desaparece cuando termina la agresión. Esta vez, Junkal decidió denunciar. Hizo cola en una comisaría llena de gente que quería renovarse el DNI. En una oficina "blanca, fría" en la que fue atendida por un hombre detrás de un cristal. Todo fue a peor cuando, durante la investigación, se sintió juzgada "por cambiar algún detalle". "Parecía que todo era culpa mía", lamenta. "Nos faltan a menudo los instrumentos de abordaje integral para dar una mejor atención a las víctimas. Debemos mejorar este acompañamiento", ha afirmado la consellera de Interior, Núria Parlon.

Momento de "retroceso"

La comisaria Fernández afirmó que se debe poner más el foco en el agresor y admitió que el momento es grave, "de retroceso". Un 23% de los jóvenes consideran que la violencia de género es un invento ideológico, un porcentaje que también aumenta entre las mujeres. Además, al 72% de los chicos de entre 12 y 29 años les preocupa ser acusados ​​injustamente de violencia de género. Detrás de estas cifras hay, en palabras de Fernández, un discurso "negacionista", atizado en las redes sociales y por ciertas ideologías. "Hay que incidir más en la educación de los jóvenes", ha insistido.

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Nerea y Martina tenían 6 y 2 años, respectivamente. El 25 de septiembre de 2018, su padre las asesinó y después se quitó la vida en Castellón. La madre, Itziar, quería divorciarse de él, estaban en pleno proceso de separación y tenía la custodia de las niñas. De pequeña, Itziar tejía con su abuela y cuando le quitaron para siempre sus hijas recuperó la afición. Dos mariposas lilas, hechas con ganchillo, serían siempre sus hijas. Estas mariposas han volado mucho más allá: de la mano de Isabel Gallardo, han creado Latido Mariposas, una asociación que visita escuelas e invita a los niños a hacer mariposas de ganchillo para fomentar "el respeto y la igualdad".

"Hay que hablar con los hijos de la violencia. Las amigas preguntaban por Nerea y Martina", ha afirmado Itziar en la misma jornada. Una violencia que al principio no existe, que es como "una luna de miel" y que siempre va a más, hasta límites "inimaginables". "La víctima tarda mucho tiempo en darse cuenta de que es una víctima", sentencia. Y, después, se las "prejuzga". "Se ignoran pruebas, se alargan injustificablemente los procedimientos", lamenta.

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Desde 2012 han crecido un 82% las roturas de condena de los agresores. Un 34% de los autores realizaron entre dos y cinco roturas de condena y un 4,4% más de seis reincidencias. "Es importante que nos preguntemos qué podemos hacer. ¿Por qué el sistema actual no hace desistir a los autores?", ha dicho Fernández. También han aumentado un 762% las denuncias por difusión no consentida de fotografías o vídeos íntimos. Y el delito de impago de pensiones también ha aumentado un 28%. "Es necesario un replanteamiento", ha aceptado la comisaria.

Tras la polémica generada en Madrid por un informe de la Fiscalía General del Estado alertando de los problemas de las pulseras telemáticas, Andrea Garcia, sargento jefe de la unidad central de atención y seguimiento de las víctimas de los Mossos, ha indicado que actualmente la policía catalana tiene 127 medidas de control telemático para agres. Sin embargo, admitió que les preocupa que disminuya la confianza de las víctimas en este sistema.

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La cifra negra

Desde 2008, hasta 221 mujeres han muerto a manos de su pareja, ex pareja o un familiar, quedando huérfanos 54 niños y niñas menores de edad. En promedio, las víctimas tenían 42 años y sólo el 27% habían presentado una denuncia contra su agresor con anterioridad. La denuncia de Junkal contra el chico que la agredió en el baño se acabó archivando. En un principio, Karina no se planteó denunciar. Vivía en Colombia, pero tuvo que hacer lo imposible por venir a España cuando su hija embarazada, que vivía aquí, se puso enferma. "Estaba a punto de perder a la criatura", recuerda. Y confió en una amiga, "muy amiga", que la acabó traicionando: con la falsa promesa de un trabajo estable, acabó en un piso, donde pasó un "infierno" de prostitución forzada, del que logró escapar.

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Pero tenía miedo, una fobia extrema de que la echaran del país por no tener documentación. Se escapó y fue a parar a nuevos "infiernos". Uno en un club de carretera y otro en un piso de Zaragoza, donde el propietario la acabó agrediendo sexualmente. "Mi hija y mi nieta dependían económicamente de mí", se justifica. Finalmente, una mujer le obligó a denunciar, lo que aún le hizo sentir más inseguro cuando la interrogaron varias veces. Siempre lo hacían hombres. Ahora explica su infierno en un auditorio lleno y trabaja en una fundación para ayudar a mujeres que han sufrido como ella.

El sufrimiento de la Junkal no acabó a los 15 años. Con la mayoría de edad, un día pidió comida para llevar. En ese momento, la Junkal no puede continuar el relato. La fiscal de su caso, presente en la jornada, debe tranquilizarle. Y, con dificultades, sigue: un falso rider la agredió sexualmente en la puerta de su casa. "No quería denunciar, mis padres me obligaron a ello". Era la tercera vez que sufría una agresión y era una de las cuatro víctimas de un violador en serie disfrazado de repartidor que acabó condenado a once años de cárcel. En este proceso sí se sintió acompañada: "Hice las paces con las instituciones", afirma. Pero el dolor "no se ha ido".

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"Aquel día rechazaba el dolor, pero no sabía que me habían hecho un mal permanente". Asha tenía 5 años y aún vivía en Kenia cuando le pidieron que fuera a comprar hojas de afeitar. Una vez en casa, le quitaron la ropa interior, la inmovilizaron y le practicaron una mutilación genital. "No me salían las lágrimas, me pusieron un trapo en la boca, gritar era una señal de debilidad", recuerda. Y después vino la regla y las infecciones, y lo "te tienes que casar". Se quedó embarazada y quería que el hijo desapareciera y, si no era posible, que no fuera una niña. Ahora, su hija tiene ya 36 años y ella pilota la organización Save a Girl para evitar más historias como la suya. El pasado año, los Mossos detectaron 12 casos de mutilación genital femenina.

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