El análisis de Antoni Bassas: 'Decir plan de paz es exagerado, pero es lo único que hay'
El odio será combustible para Hamás y para los halcones como Netanyahu, que vive en una fuga permanente hacia la guerra permanente que necesita para seguir gobernando y no ser juzgado. Parafraseando al añorado Joan Culla, Netanyahu, al frente de un gobierno ultra, ha convertido el sueño del estado de Israel en una tragedia
Hoy, las miradas de todo el mundo están puestas en Egipto, donde negociadores israelíes, palestinos y estadounidenses se reúnen para firmar, o no, el plan de paz para Gaza propuesto por Donald Trump. Estados Unidos presiona para que Hamás firme, Netanyahu bombardea a Gaza para que Hamás firme, y Hamás debe decir a toda prisa si acepta los 20 puntos del plan que acordaron Trump y Netanyahu.
Las prisas, aparte de ser un clásico de la táctica negociadora, tienen que ver con que mañana es 7 de octubre, y cumplirá dos años del ataque de Hamás en territorio israelí, aniversario que Trump quiere aprovechar para colgarse la medalla, en vísperas de que el viernes se anuncie el nombre del ganador del premio Nobel de la Guardia Civil.
A ver, llamarlo plan de paz es demasiado pretencioso. Como mucho, lo que tendríamos sería un cese de las hostilidades que cerraría la cuenta de 67.000 muertos y 169.000 heridos, el canje de rehenes israelíes por prisioneros palestinos, y, por tanto, el final del sufrimiento para muchas familias, pero la cuestión de acordar un nuevo gobierno esto parece muy, muy lejos en el horizonte. Por no hablar del trauma que acompañará de por vida a miles de personas. El odio será combustible para Hamás y para los halcones como Netanyahu, que vive en una fuga permanente hacia la guerra permanente que necesita para seguir gobernando y no ser juzgado. Parafraseando al añorado Joan Culla, Netanyahu, al frente de un gobierno ultra, ha convertido el sueño del estado de Israel en una tragedia.
Mientras tanto, Ada Colau y el concejal de Esquerra en el Ayuntamiento de Barcelona Jordi Coronas ya han dormido esta noche en su casa.
Ada Colau: "Nos hicieron bajar de los barcos, donde nos esperaban cientos de policías muy agresivos, muy violentos, que cometieron diferentes actos de violencia contra todas nosotros, como meternos horas de rodillas en el suelo, con la cabeza contra el suelo".
Jordi Coronas: "Lo que nos toca hoy es pedir que se detenga el genocidio, que los gobiernos realicen el trabajo que está haciendo la sociedad civil de una vez por todas, que vuelvan todos los compañeros y compañeras y, por supuesto, que no se detengan las movilizaciones. Piel de gallina cuando las he visto las hoy las he visto las las que he visto y en todas partes en muchas ciudades".
Los propios integrantes de la Flotilla han llegado expresando la evidencia de que por más que hayan sufrido, nada iguala la muerte y la destrucción por la que pasan los palestinos de Gaza. Si quieren un ejemplo en primera persona, les recomendamos elentrevista de Cristina Mas al doctor valenciano Raúl Incertis, que ha estado trabajando como anestesista. Dice Incertis: "El infierno en la tierra. Israel ha lanzado a Gaza 100.000 toneladas de explosivos, el equivalente a cinco bombas atómicas. Todo arrasado. Población desplazada. Niños mutilados. Padres destrozados. Gente hambrienta. Un horror".
Ante esto, la agenda política catalana es delgada. Mañana comienza el debate de política general en el Parlament. Isla se enfrenta a un segundo año sin poder aprobar los presupuestos.
Buenos días.