El análisis de Antoni Bassas: 'Empezamos hablando de inmigración y acabamos hablando de identidad'
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Acabamos la semana con otro ruido de fondo preocupante, el de los drones que han traspasado el espacio aéreo de Dinamarca, y de Noruega, y que ya hace tiempo que hacen el abejorro en Polonia y las repúblicas bálticas, probablemente enviados por Rusia, que no hacen esperar nada bueno en una respuesta en falso y una posibilidad de respuesta. de la OTAN. Todo esto en una Europa que ya tiene una guerra, la de Ucrania; en un mundo que ya tiene una limpieza étnica, la de Israel sobre Palestina, y que se contagia a la ley del más fuerte de Trump. Y Trump es un presidente peligroso, porque lo que dice (el discurso egomaníaco de la ONU) y lo que hace (desplegar el ejército en las calles de sus ciudades) permite afirmar sin sonar exagerado que le estará pasando por la cabeza perpetuarse en el poder.
Mientras, en nuestro país, la semana nos ha traído el eterno debate sobre la identidad con las formas bruscas, amenazadoras, desconfiadas que se han impuesto en los últimos años de la mano del mensaje del odio y del miedo impulsado por la ultraderecha. El traspaso de competencias de inmigración a la Generalitat ha terminado entre graves acusaciones de racismo y volviendo a la vieja pregunta (y respuesta) de Pujol sobre quién es catalán. De hecho, como un reflejo, ayer Feijóo, necesidad de marcar posición en inmigración ante Vox, llegó a definir qué es la hispanidad. "La hispanidad no es una etiqueta o una reivindicación, sino compartir vínculos sociales, idiomáticos y de comportamiento que deben tener una discriminación positiva". Y anoten la jugada: cuando Sánchez dice que él se presentará en el 2027, está dando tiempo a Vox para que se vaya comiendo la expectativa de voto del PP. Cálculo peligroso, pero que ahora hace que el PP vaya con la lengua fuera. Y mientras tanto, Vox, que vive de atizar el conflicto identitario, hace como Trump y persigue a humoristas y presentadores de televisión como Marc Giró. Giró empezó el martes el programa Late show, de La 1, con un monólogo en el que bromeaba sobre "el macho español" y su supuesta persecución por parte "de la ideología de género". El discurso no gustó nada a un diputado de Vox, quien dijo: "Cuando Vox llegue a RTVE será despedido fulminantemente por haberse reído de los españoles".
Como escribe hoy Mònica Planas, "¿Por qué les hace tanta por el humor televisivo a los líderes de la extrema derecha? Porque la risa es un acto social compartido y la comedia erosiona el mito de la grandeza sobre el que pretenden erigirse. Paradójicamente, sus amenazas solo logran hacer crecer y empoderar aún más a los humoristas". Vuelve la caza de brujas.
Buenos días.