El análisis de Antoni Bassas: 'Jordi Pujol contra el mensaje de Aliança Catalana'
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La comparecencia de Sánchez para hacer balance del año fue exactamente cómo les habíamos adelantado: aguantará.
A su juicio, las cifras macro de la economía son buenas, un gobierno PP-Vox sería muy malo ("un error histórico", dijo), y en enero se reunirá con Oriol Junqueras para hacer gestos con los socios de investidura y con un líder todavía inhabilitado porque no se le acaba de aplicar la amnistía. Lo dijo al mediodía y lo repitió por la tarde, en el encuentro de Navidad con periodistas en la Moncloa.
Pero por encima de la determinación de resistir, existe la evidencia de que el presidente español ha terminado el año estrujado política y físicamente, seco, deprimido, exprimido. Y que tras las detenciones por presunta corrupción y los casos de acoso en el PSOE conocidos la semana pasada, su discurso suena cada vez menos convincente. Sin ir más lejos, ayer Sumar, socio de gobierno, dijo que Sánchez dio un discurso insuficiente y el PNV dice que se han quedado como antes.
Y en sus propias filas hay un gran cansancio. Escuchen a la alcaldesa de A Coruña, la socialista Inés Rey, pidiendo a los hombres de su partido que salgan a criticar los comportamientos machistas.
"Echo de menos que mis compañeros salgan a hablar. Compañeros hombres. Con cargos políticos importantes. ¿Dónde están? ¿Dónde están los hombres feministas?"
Hay cansancio de escándalos, sí, pero, de momento, es aún más fuerte el miedo que da un gobierno de PP y Vox. Y éste sigue siendo el hilo del que todavía cuelga Sánchez y con el que pretende aguantar hasta el 2027. Nos podríamos preguntar qué sentido tiene aguantar para aguantar si no puedes aprobar unos presupuestos, ni casi ninguna ley importante. Un importante socialista catalán me dio ayer una respuesta: "Aparte de que Sánchez ha resultado ser un animal político, si tú sabes que vienen por ti, que no es que te quieran echar del gobierno sino que te quieren dentro de la cárcel, ¿tú qué vas a hacer? Aguantar".
Y por último, una cuestión no menor. Hoy se cierra oficialmente el Año Candel en un acto en el Palau de la Generalitat. Este 2025 ha cumplido cien años de nacimiento de Paco Candel, que, como saben, escribió el libro Los otros catalanes en 1964, cuando habló de los problemas y de la esperanza de integración en Cataluña de tantos inmigrantes españoles que habían venido a buscar un futuro en nuestro país. Lo escribió durante la dictadura, es decir, en un momento en el que la idea de integrarse en Catalunya no tenía ningún instrumento político para hacerla posible.
Pues bien, un candelista de toda la vida, el presidente Pujol, ha escrito hoy, a los 95 años, un artículo en La Vanguardia en el que dice lo siguiente: "[Los otros catalanes] Es el libro que más ha contribuido a fomentar la esperanza, el progreso, la justicia y el bienestar global en Cataluña". Y añade: "Soy un hombre con algunas obsesiones, que seguro con la edad se me han agravado. Ya tengo 95. Y no estoy en plena forma. Pero una de estas obsesiones tiene que ver con Catalunya, con todos aquellos que viven y trabajan en Catalunya y que configuran el pilar del país que quiero." Y con Candel.
El mensaje de Pujol, ya al final de su vida, está claro: la vía para Catalunya no puede ser, no debe ser Aliança Catalana, sino la integración, la autoestima. De hecho, el propio Pujol ha explicado que había querido ir a Ripoll a explicarlo, pero que en Junts no gustó la idea. Hablando de inmigración, Pujol admitió que ahora "tenemos motivos para tener miedo, pero debemos creer en nosotros mismos" y superar el simple estadio del miedo y los deseos.
Buenos días.