El análisis de Antoni Bassas: 'A propósito de los comentarios sobre la ingenuidad y el B9 de Badalona'
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Hoy es viernes; además, es el viernes en el que comienzan las vacaciones escolares de Navidad y en el que entramos en estos quince días nebulosos de vida en el ralentí y de los que nos despertaremos, como si hubiéramos hibernado, al día siguiente de Reyes.
Y por eso, hoy me gustaría llegar a este fin de semana tan fin de año con una reflexión, más que un análisis de actualidad. Una reflexión a propósito de los comentarios que han recibido los dos últimos análisis, "Desalojo en Badalona, fracaso de todas las administraciones", y "Albiol, por el desalojo a la mayoría absoluta".
De entrada hay que decir que en el ARA apreciamos los comentarios de nuestra comunidad lectora y que es parte fundamental de nuestro trabajo tenerlos en cuenta. En cuanto al desalojo de Badalona, ha habido comentarios duros, por ejemplo con el argumento de la ley: "Si no hay quien ponga orden y lo haga cumplir, sea Navidad o San Juan, estamos abocados al desastre que trae la ingenuidad". "Es que no tienen la obligación de tener nada preparado, salvo algo, el billete de vuelta a sus países". O argumentos sobre nuestra crítica a la asimilación de inmigración y delincuencia: "Inmigración=delincuencia, ¿da votos? O sea, que la realidad da votos".
También hay chapuceros: "Usted no tiene ni puta idea de los quebraderos de cabeza que traen los inmigrantes, pero bueno, si quieres, ningún problema los repartes con tus familiares, amigos, conocidos e incluso en tu casa".
O conspiranoicos: "¿Tú vives en Badalona, Toni? ¿Conoces los problemas que hay con la inmigración? ¿Por qué no entrevista a alguien que nos lo explique? Aaaah, nooooo. Estas no son las "órdenes" de quienes pagan las subvenciones. Claro, hombre, AHORA lo dicto que las entiendo" pasan anuncios en el diario).
A ver, sobre "el desastre que trae la ingenuidad". Aquí no hay nadie ingenuo. Lo que hay son dos aproximaciones distintas al mismo problema: usted en la calle y lo que haga a partir de ahora no es mi problema o, antes de enviarlo a la calle, pensamos lo que hará esa persona, aunque sea porque puede crear problemas a los demás con su situación desesperada. Aquí, ingenuidad no hay ninguna. Estos días hemos dicho, del derecho y del revés, que el área metropolitana de Barcelona está bajo una fuerte presión inmigratoria, como ocurre en otras muchas ciudades del mundo, y que el problema no es fácil de tratar. Precisamente porque no es fácil, porque va desde lo más inmediato (¿dónde dormirán esta noche?) hasta lo más estructural (¿quién debe darles papeles o dictar su orden de expulsión?), es fundamental que los ayuntamientos, la Generalitat y el gobierno español trabajen en coordinación y con medios. Más bien, la ingenuidad consiste en pensar que desalojaremos a una persona y desaparecerá por arte de magia, chupada por cualquier calle de nuestro país.
No es cierto que inmigración sea igual a delincuencia. Normalmente, inmigración equivale a pobreza, ya veces la pobreza deriva en delincuencia. Parece mentira que debamos decirlo en un país lleno de catalanes hijos de la inmigración. Y sobre los delincuentes, Código Penal y expulsión si lo dice la ley, sí.
Sobre que me lleve desalojados a mi casa o que no tengo ni idea de los problemas que causa la inmigración, viviría en una burbuja (y por tanto sería un mal periodista) si no estuviera al caso de lo que ocurre. ¿O creen que yo, como quizás ustedes, no tengo gente durmiendo en la calle bajo casa misma? Y como no tienen por qué saber a qué me dedico cuando no ejerzo de periodista, les contaré que, en los últimos 25 años, he sido patrón de la fundación Arrels y ahora lo soy de la parroquia de Santa Anna. No soy modelo de nada, pero los problemas sociales no son ajenos.
Y sobre el ARA y escribir al dictado de las administraciones, no sea ingenuo: la forma más rápida para que un medio de comunicación desaparezca, por inútil, es escribir al dictado de las administraciones. Y el ARA ha probado, repetidamente, que esto no lo hace.
Miren, en el fondo de los análisis de estos días hay preocupación sobre algo que nos parece evidente: todos somos personas. Y no puede haber personas de primera y segunda, aunque sea porque, algún día, los de segunda podemos ser nosotros. ¿O es necesario que recuerde la cantidad de personas que no son inmigrantes pero que tienen muchos problemas para encontrar un alquiler que puedan permitirse? La insolidaridad no puede ser una opción. Recuerden: si se lo hacen a ellos, algún día pueden hacerlo a nosotros. Y somos un país desarrollado, que debe poder hacer frente a problemas como el de Badalona sin que se enquisten.
Volveremos el próximo lunes. Buenos días y buen fin de semana.