¿Cuál es el porcentaje de hijos que no son hijos biológicos de sus padres?
En nuestra sociedad, dejando a un lado las adopciones, la paternidad discrepante se asocia habitualmente a la infidelidad de la mujer en una pareja establecida
La pregunta del título es una cuestión que genera curiosidad y controversia, ya que tradicionalmente la sociedad europea se ha preocupado de asegurar que dentro de un matrimonio los progenitores masculinos sean los padres biológicos de sus hijos, quienes además reciben el apellido familiar por herencia paterna. Esta preocupación ha sido justificada por la sociología y la biología evolutiva con el argumento de que los padres invierten muchos esfuerzos personales y emocionales y muchos recursos económicos –como herencias– en sus hijos, y querrían asegurar que los sujetos receptores son sus descendientes genéticos.
Antiguamente la gente se basaba en la semejanza física para establecer paternidades y parentescos, pero en los años 90 del siglo pasado se generalizaron estudios de paternidad basados en análisis genéticos. Los primeros datos, a partir de muestras muy limitadas de empresas de análisis de paternidad, afirmaban que el 10% de los hijos legales no son hijos biológicos de sus padres. Este dato del 10% hizo fortuna y se ha mencionado en múltiples ocasiones, pero la cuestión es que no está estadísticamente asegurada, y además es sesgada porque muy probablemente los padres que quieren realizar un análisis de paternidad tenían alguna razón previa para asumir esta posible discrepancia, por lo que no son representativos de toda la sociedad.
Además, los análisis genéticos de paternidad dan resultados muy diferentes según el estrato social de las personas estudiadas, así como dependiendo de la religión y las costumbres de las poblaciones. No todas las sociedades comparten la visión social de un matrimonio monógamo, en el que los hijos son hijos biológicos de la pareja, y en algunos lugares el porcentaje de hijos con paternidad discrepante respecto a la pareja establecida puede llegar a ser del 48%, como entre la población himba de Namibia, en el que todos los padres se sienten padres y cuidadores de la progenie compartida.
La historia del cromosoma Y
Los análisis genéticos actuales reflejan la realidad socioeconómica de hoy, pero no nos dicen cuál ha sido el porcentaje de paternidad discrepante a lo largo de la historia. En una entrevista reciente en la revista Science, el genetista forense belga Maarten Larmuseau explica sus estudios en casos de paternidad fuera de la pareja durante la historia moderna de Europa. En su búsqueda, Larmuseau primero indagó en el pasado genealógico y genético de familias holandesas y belgas para estudiar si había paternidad discrepante en algún momento, y en qué porcentaje.
Para realizar este tipo de estudios para la investigación genealógica, se considera no sólo la transmisión del apellido por vía paterna, sino que también se realiza una investigación exhaustiva en registros parroquiales para determinar matrimonios y descendientes, y se correlaciona estos resultados con el análisis genético del cromosoma Y, dado que los mas y los esto permite establecer linajes patrilineales estrictos para determinar parentesco vía paterna, muchas generaciones atrás. Cuando no existe coincidencia del cromosoma Y en una rama familiar masculina, se infiere que ha habido algún caso de paternidad fuera de la pareja.
En estudios más amplios, Larmuseau ha determinado que históricamente el porcentaje de paternidad discrepante en la población europea es de alrededor del 1%, mucho más bajo del 10% inicialmente propuesto. En nuestra sociedad, dejando a un lado las adopciones, la paternidad discrepante se asocia habitualmente a infidelidad de la mujer en una pareja establecida. Es más difícil que esto suceda en una comunidad rural, en la que todo el mundo se conoce, y es más fácil que una mujer pueda tener una pareja cambiante en un contexto urbano. Este tipo de análisis genealógico y genético a través de la historia en Europa muestra que existen más probabilidades de paternidad discrepante en épocas de grandes cambios sociales, como en tiempos de guerra o durante la Revolución Industrial, con la aparición de la clase trabajadora en las ciudades, en las que la paternidad discrepante incrementó hasta el 6%.
Otros científicos, como Francesc Calafell, profesor de la Universidad Pompeu Fabra, comentan que este incremento seguramente no se debe a adulterio sino que la explicación puede ser más compleja: la paternidad discrepante en zonas urbanas con mujeres que trabajaban en las fábricas, fuera del entorno doméstico, podía deberse a casos de violencia sexual y la discriminación social.
¿Nada de Beethoven?
Hay casos históricos curiosos en los que existe paternidad discrepante y no cuadra el apellido con el cromosoma Y esperado. Larmuseau ha demostrado que los Van Beethoven actuales están relacionados todos genéticamentepero que pese a estar en el mismo árbol genealógico que el famoso compositor alemán, no comparten el mismo cromosoma Y, seguramente porque hubo un caso de paternidad fuera de la pareja en los ancestros por vía paterna del músico. ¡Una desilusión para los que pensaban que compartían nada con el compositor!
Por otra parte, la identificación de los restos del monarca inglés Ricardo III (conocido por la frase shakespeariana "Mi reino por un caballo") en 2014 demostró que el cromosoma Y de la dinastía Plantagenet no se ha conservado, y al menos hay una paternidad discrepante en los descendientes actuales (de apellido Somerset), separados por 25 generaciones por vía patri. Incluso asumiendo un 1% o 2% de paternidad discrepante de media, la probabilidad de que en las dinastías reales todos los hombres descendientes a lo largo de varias generaciones compartan el cromosoma Y es... pequeña.
Gemma Marfany es catedrática de genética de la Universidad de Barcelona y jefe de unidad del CIBERER