"Se acabó el brócoli", "Habas contadas" o "Girar la tortilla": los refranes que dan hambre
El libro 'Para mojar pan!', de Lluc Quintana, Marta Montenegro y Magí Camps, propone una amplia selección de recetas y dichos en catalán con motivos culinarios
Gerona"Dar calabaza", "Hacer el melocotón", "Quien no tiene un ajo tiene una cebolla", "Pancha llena, corazón contento", "Quien madruga hace harina", "Quien come sopas se las piensa todas", "Hay más días que salchichones"... El refranero popular está lleno de referencias a la cocina, la gastronomía y la comida. Son cientos los ejemplos de frases, expresiones y locuciones de tradición popular, hechas a partir de juegos de palabras, rimas y metáforas, que aluden al riquísimo campo semántico de los alimentos, las recetas y las comidas en la mesa. Hay para todos los gustos, ocasiones y opiniones y, siempre, sin excepción, todas llevan implícita una enseñanza que, a base de irse repitiendo de generación en generación, se ha convertido en palmario.
Este ensamblaje tan provechoso entre cocina y refranes ha motivado la edición del libro ¡Para mojar pan! (Comanegra), creado a seis manos por el cocinero Lluc Quintana –del restaurante Can Xapes, de Cornellà de Terri–, la ilustradora Marta Montenegro y el escritor Magí Camps, con prólogo de Carme Ruscalleda. El libro presenta una selección de 34 refranes, cada uno con una ilustración ingeniosa y un apunte lingüístico muy instructivo, que acompañan a una receta en la que la palabra de la expresión en cuestión es el ingrediente principal del plato.
Por ejemplo, para la frase curandera de abuelas y abuelas "Para la garganta, tomillo", el chef Quintana prepara una sopa de cebolla con esta hierba aromática, huevo espumado, cepas, ajo negro y tirabeques; para la sentencia sobre el valor de la experiencia "Gallina vieja hace buen caldo", como cabía esperar, toca una buena escudilla con galletes rellenos; o, para quien sea "vivaracho como un guisante", el cocinero propone un guiso de esta herbácea con tocino, menta, sepionet, anís y cebolla dulce. Todas las recetas de la recopilación, al estilo de Quintana, que combina tradición con un toque de vanguardia, son bastante elaboradas, pero no extremadamente difíciles de hacer en casa y, al final, para alejarse del procedimiento de un manual de instrucciones, contienen un "apunte del chef" que anima al lector a inventar su propia versión del plato.
Visto este salido de recetas, el refrán "Para mojar pan", que da nombre al libro, no podría ser más oportuno, ya que es una frase eminentemente culinaria, conocida por todos, que se refiere a la acción entusiasta de fregar el plato y deja bien claro que algo es bueno, jugoso y goloso. "Para un cocinero la máxima satisfacción es que los clientes del restaurante mojen pan y apuren el plato", comenta Lluc Quintana, quien añade: "El título también es una manera de reivindicar la cocina de chup-chup y los guisos, que dejan esa salsa tan buena que invita a remojar el pan".
El origen y significado de cada dicho
Al otro lado de los fogones, Magí Camps se ha encargado de la labor lingüística, buscando frases que casaran con las recetas más o menos preconcebidas de Quintana o proponiendo otras a partir de las cuales el cocinero ha tenido que idear el plato. El escritor y periodista también ha procurado investigar sobre los orígenes, usos y significados de cada refrán, recopilando bibliografía, por ejemplo, a partir del costumbre de Joan Amades o el trabajo del filólogo Víctor Pàmies, maestro de la paremiología catalana. Y sobresalen algunos descubrimientos divertidos y sorprendentes, como "Se acabó el brécol", que proviene de la sentencia de un semanario de Barcelona que, al cerrar una fonda barcelonesa del siglo XIX que servía habitualmente un plato con brécol y siempre avisaba los clientes que terminaba, escribió que ahora sí, definitivamente, había terminado para siempre.
Lengua y cocina, una misma tradición
Publicar un libro con toda esta serie de dichos y refranes responde a una voluntad evidente de reivindicar el conocimiento y el valor de toda esta tradición lingüística. de la tradición, como una verdad absoluta, aunque objetivamente no es así, porque tenemos para todas las circunstancias, muchos con significados contrarios, que pueden tomarse en positivo o en negativo", explica Camps. Y afirma: "La comida es un campo semántico muy rico porque forma parte de estas cosas de primera mano de nuestra vida, ya que cada día debemos levantarnos por la mañana, desayunar y procurar por la comida, y eso nutre las dichos populares".
Y al reivindicar la tradición de la lengua catalana, el libro también reivindica, inevitablemente, la cocina tradicional catalana, porque todas estas expresiones, fruto de la experiencia cotidiana, contienen un conocimiento valiosísimo sobre recetas, remedios y formas de cocinar de antes: "Nos dan muchas pistas sobre cómo se comía, sobre las finalidades curativas de muchos alimentos y platos, y nos hacen recordar los platos y la forma de hablar de las abuelas o los momentos en la mesa", explica Quintana, que concluye: "Con este nexo entre comida y lengua queremos recuperar la memoria histórica de dos tradiciones que van siempre de la mano".