Aperturas

De pastrami, ibérico con trufa o escalivada: así son los bikinis de autor a 6,5 € del nuevo local de Jordi Roca

Abre en el centro de Girona la Bikinería del Rocambolesco con una alianza con Ona Carbonell, que venderá en exclusiva su primera colección de bikinis de baño

GeronaPara el desayuno, para un almuerzo fugaz, una merienda copiosa, una cena improvisada o un resopón para evitar la resaca. El bikini es un bocadillo versátil con pocos detractores. Desde que la sala con el mismo nombre lo popularizó en Barcelona simplificando la receta de la croque-monsieur hace medio siglo que no han dejado de crecer los bares adeptos que rivalizan por tener el honroso título de lo mejor de la ciudad condal. Y chefs famosos Carlos Abellán decidieron llevarlo a otro nivel añadiendo trufa al clásico de jamón dulce y queso que su hijo, Tomàs Abellán, ha incluido con orgullo en la carta de sus restaurantes.

A los bares de Barcelona, sin embargo, les ha salido un competidor a 100 km de distancia. El Rocambolesc, la aventura dulce que empezó el hermano menor del Celler de Can Roca, Jordi Roca, hace poco más de una década con su compañera, Alejandra Rivas, acaba de dar el salto al salado. Junto a la heladería y la confitería, abre este viernes La Rocambolesc Bikineria, un pequeño local que con una carta limitada, pero que tiene un concepto nuevo ya la vez muy simple: vender cuatro tipos de bocadillos calientes.

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"¿Que por qué una bikinería? Pues porque sí. Porque un bikini entra bien en cualquier momento del día", exclama Jordi Roca sobre la decisión de la familia de expandir el negocio hacia el salado. Sin embargo, los bikinis no llevan ingredientes simples. Si bien en la carta se encuentra el clásico de jamón dulce y queso con mantequilla a 5,5 euros, los tres restantes tienen ganas de sorprender y cuestan 6,5 euros. "Mi preferido es el de pastrami", certifica el pequeño de los hermanos Roca, encargado de los dulces del Celler, que espera que tanta gente acuda al local a comprar bikinis como colas tienen para comprar helados en el Rocambolesc.

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El de pastrami está hecho con una pieza de ternera de Girona cocida 72 horas a baja temperatura con especias y un chucrut casero. La tercera opción es el ibérico: con jamón, burrata y trufa, planchado con pan de molde esponjoso. Y finalmente una opción vegetariana: berenjena escalivada, queso y trufa de temporada. La trufa, pues, se convierte en la Bikinería en un ingrediente clásico de los bocadillos calientes planchados.

Un maridaje con la tierra y el mar

Para maridar los bikinis, Rocambolesc propone una bebida tradicional pero difícil de encontrar: zumo de manzana de Girona exprimido al momento con una licuadora gigante a un precio de 3 euros los 30 cl y 3,5 euros los 40 cl. En cada vaso, al menos tres manzanas trituradas. Un maridaje de kilómetro cero que complementan con otra propuesta sorprendente: la posibilidad de comprar un bikini de baño. La campeona olímpica de natación sincronizada Ona Carbonell se estrena de la mano de Rocambolesc en el negocio de la confección con una primera colección que por el momento se podrá comprar en exclusiva en la Bikinería y que espera empezar a comercializar en otros espacios a partir de Semana Santa.

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"Me llamaron Ale [Alejandra] y Jordi y me dijeron que querían montar una bikinería y vender también modelos de baño míos -ha explicado Carbonell emocionada durante la inauguración este jueves-. Nos pareció una muy buena idea. Sorprenderá que te vayas a comer un bikini y te compres una prenda de baño: ¡es muy Rocambolesc!".