Lo pequeño que era...

Biel Duran: “Cuando rodaba 'Nissaga de poder' había días que decía: «No puedo con todo»”

El actor debutó a los nueve años en el cine y desde entonces la vida le cambió

Biel Duran (Gelida, 1984) es actor. Debutó a los 9 años en 'La teta y la luna', de Bigas Luna. A los 11, le conocimos como Toni en 'Nissaga de poder' de TV3. Ahora lo podemos ver en 'Kramig', hasta el 29 de junio en el Espai Texas.

Biel Duran acudió a la escuela pública del pueblo. "Tengo muy buen recuerdo sobre todo del trabajo de los maestros. Me gustaba mucho ver a esa gente explicándome cosas. Yo me veía también, haciendo de maestro", asegura, aunque cuando le preguntaban qué quería ser de mayor respondía que médico. "Porque hacían A corazón abierto en la tele, ya mí me parecían unos héroes. Luego me di cuenta de que si me daba una herida me mareaba. Y tampoco las ciencias eran mi fuerte", asegura el intérprete.

Cargando
No hay anuncios

Apasionado de los castells, se inició cuando tenía seis años por tradición familiar. "Iba mi hermana, mi padre, mi madre, todos tenían alguna posición dentro de la pandilla". Sus padres estuvieron muy vinculados desde la colla. "Y como los padrinos eran los Minyons de Terrassa, enseguida nos fuimos allí", dice.

Duran debutó como actor a los 9 años en La teta y la luna, de Bigas Luna. "Era en un ensayo de los Minyons y vino alguien del grupo y dijo: «Hay una gente del cine que quieren hacer un casting». Hice una prueba y me cambió la vida". Según cuenta, esa fue una experiencia inolvidable. "Era un pase. Me cuidaban muchísimo. Eres un poco el niño mimado de todo un equipo de rodaje; como también lo es la chiquillería en el mundo casteller. De alguna manera, estaba acostumbrado a que los adultos estuvieran a mi alrededor", recuerda.

Cargando
No hay anuncios

Entre las escenas de la película, una de ellas le generó muchas contradicciones. "Tenía que subir al balcón y chupar el pezón de una actriz. Esto no estaba en el guión. Decidieron que podrían acabar así la película. Me lo contaron muy bien, y fueron muy cuidadosos, pero no dejaba de ser muy raro para un niño de 9 años". Duran explica que sus padres entendían muy bien lo que estaban haciendo y eran fans del director. "Sabían que yo estaba en buenas manos".

Bigas Luna le recomendó que después del rodaje dejara pasar el tiempo. "Me dijo que sólo tenía nueve años, que estudiara y me lo pensara bien. Y le hice caso un par de años, pero llegó la oferta de Nizaga de poder". Para él todo era un mundo nuevo, ya que su madre ha trabajado toda la vida en una fábrica de papel y su padre era labrador en los viñedos de las fincas de Juvé y Camps. "La época de Nizaga hacía sexto de primaria, primero y segundo de la ESO. Me levantaba muy temprano por la mañana, iba al plató a grabar, quizás dos o tres días a la semana. Estos días me perdía escuela o gran parte. Cuando acababa allí, hacía el extraescolar de turno y entonces mis horas de repaso, que eran muchas, hasta que se hacía de noche, y luego en casa a estudiar los textos del día siguiente". Compaginar el trabajo y los estudios puede generar mucho estrés. grabaciones y me hacía la actualización de todo el currículum escolar. La Inspección Provincial de Trabajo pedía a los padres que les pasaran mi rendimiento académico y, si tenía una bajada académica, no me daban permiso para trabajar. Todo esto es una presión que te añadías. Encima hacía piano, solfeo, fútbol, ​​castellers... Había días que decía: «No puedo con todo»".

Cargando
No hay anuncios

Más allá de la interpretación, en casa insistieron en la idea de que debía tener un plan B, escogí una carrera. Estudié filosofía, pero me di cuenta de que no tenía muchas salidas, y entonces yo.

Perder un referente

Uno de los momentos más complicados de su vida fue cuando perdió a su hermana a los 26 años. "Anna era siete años mayor que yo, una referente en todos los sentidos, alguien que me había abierto las puertas del mundo adulto. El batacazo fue tremendo".

Cargando
No hay anuncios

Duran dejó la interpretación durante tres años. "Se juntaron varias cosas. No puedo atribuirlo solo a la pérdida de Anna, sufría un cierto agotamiento de dedicarme tantos años al mismo sin haber probado nada más. Como educador social, trabajé con infancia y adolescencia en riesgo. Me sirvió para dejarme de mirar el ombligo".