Escuela

La pasión pajarera de unos padres 'revoluciona' una escuela del Pla de l'Estany

La escuela de Sant Esteve de Guialbes observa a los pájaros cada mañana y los cataloga según su tipología, un proyecto que empezó hace más de diez años

San Esteban de GuialbesSaúco, de infantil 5, se apresura a sumarse al grupo. Es el responsable de clase de observar a los pájaros esta semana. En una sala con un gran ventanal se encuentra con compañeros de otros cursos, entre ellos Aleix, de segundo; Ainara, de tercero; o David, de sexto. Juntos aprenden a esperar tras el cristal ya permitir que pasen cosas por conocer a las aves que viven cerca de usted o están de paso en la zona. Hace doce años que la escuela de Sant Esteve de Guialbes, en Vilademuls, puso en marcha este proyecto, a petición de tres padres naturalistas y pajareros. Solo están diez minutos, de lunes a viernes, justo después de dejar las mochilas en las aulas, pero esta actividad, que se entrelaza con otras en las que las aves también son protagonistas, les da herramientas para ir y volar por la vida .

"Buenos días, ¿ver algún pájaro?", pregunta Andreu Parer, el maestro que acompaña a los alumnos el rato de la observación. La mayoría aún no ha visto ninguna, pero en cuestión de segundos, uno de ellos exclama: "¡Un gorrión!" Y el maestro pregunta otra vez: "Pero, ¿de qué tipo?" Tras comprobarlo en una lámina con dibujos y nombres, elaborada por Toni Llobet, uno de los tres padres impulsores del proyecto, concretan que es un gorrión rebote porque tiene una mancha negra en la zona de la mejilla. Según explica Parer, “en este centro, los alumnos no hablan de pájaros como genérico sino de jilgueros, golondrinas, herrerillos carboneros, verdecillos...”. Alrededor de la escuela se ven de muchos tipos. En el patio y en zonas boscosas cercanas tienen instaladas varios comederos y cajas nido. En una de ellas, precisamente, colocaron una cámara y, el curso pasado, pudieron presenciar cómo un gorrión sacó las ramas de una de las cajas nido donde se había establecido, previamente, un herrerillo. “Al ser más dominante, el gorrión se la acabó apropiando y el herrerillo tuvo que irse”, describe Parer.

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Cuando el proyecto de observación de pájaros arrancó, en el curso 2012-2013, había una cincuentena de alumnos en la escuela –ahora ya son más de cien–. La dirección acababa de renovarse, con Sílvia Lladó al frente. Este nuevo equipo tenía ganas de abrirse más a las propuestas de las familias y es aquí donde Xavi Puig, Esteve Ginebreda y Toni Llobet, tres padres de alumnos y vecinos de la zona, con inquietud por los pájaros, vieron allí la oportunidad de poner en marcha un proyecto que unía su pasión pajarero con las ganas de abrir conocimiento a los alumnos en este campo. “Los pájaros fueron un catalizador de un giro pedagógico que se estaba dando en la escuela. Lo vivimos como una revolución y una forma de conectar a los alumnos con su entorno más cercano”, recuerda Toni Llobet, naturalista y artista dibujante de pájaros. Xavi Puig, experto en murciélagos e investigador del Museo de Ciencias Naturales de Granollers, añade: "De esta inquietud común de la naturaleza y de los pájaros montamos esta iniciativa que pivotaba sobre diferentes ejes: una actividad fuera del currículo, con salidas." . Tuvo muy buena acogida desde un inicio".

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Más gorriones comunes que jilgueros

Los alumnos llevan un registro de todas las aves que observan: los más pequeños lo hacen con pegatinas y el resto escriben el número de ejemplares en diferentes parrillas donde están la foto y el nombre. Los mayores lo apuntan, desde hace un tiempo, a través del ordenador, en el portal Pájaros de los jardines, impulsado por el Instituto Catalán de Ornitología (ICO), de ciencia ciudadana. Según Xavier Riera, responsable del área de divulgación y de formación del ICO, "estos datos aportados por científicos no profesionales permiten conocer el estado de poblaciones de pájaros de zonas verdes urbanas incluidos los patios de los centros de enseñanza" . "A partir de lo recogido, las administraciones pueden hacer políticas de conservación de las especies", señala Riera, que subraya que "los pájaros son indicadores de buena salud del medio ambiente y nuestros abuelos eran conocedores de las especies".

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El gorrión común es, según la escuela, el pájaro más observado en los últimos años. En concreto, en el curso 2023 se contabilizaron 372 ejemplares y en 2024, un total de 341. Le siguen otros como el jilguero, el pinzón común o el gorrión rebote. “Aunque durante todo el año puede haber presencia de jilgueros, en mayo del 2023 detectamos que se marcharon y, en septiembre, volvieron fruto del proceso migratorio para nidificar y buscar alimento. Este curso después de irse a abril aún no las hemos visto. Esperamos que lleguen pronto”, comenta Parer. Otros pájaros menos observados últimamente han sido el verdum, la abubilla o la paloma torcaz. Bru, de segundo, explica que le apasiona el verdum por sus colores. "Es un pájaro diferente", asegura. Laia, de sexto, dice que le gusta saber qué pájaros llegan y marchan, y también los que residen en el patio. Una vez terminada la observación, cada alumno vuelve a su aula. Nam, de quinto –y los demás que han participado hacen lo mismo– explica las aves que ha visto. Los compañeros de aula, le escuchan. Luego les detalla los tipos de nubes que existían. Los alumnos, aprovechando que miren el cielo, también observan el día.

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La actividad más esperada

Una de las actividades más esperadas es el anillamiento de pájaros. La escuela organiza una cada dos años para los de ciclo medio y superior. La directora, Anna Gay, explica que se convierte en “un momento único” porque “pueden ver de cerca cómo son las aves, su plumaje, saber si son machos o hembras y con el anillo saben si ya estaba aquí hace unos años ...”. Al proyecto se suman, entre otras propuestas, estadísticas a partir de los registros (adaptado a cada curso), el estudio de la anatomía, la alimentación o la nidificación de los pájaros y como tarea en la comunidad en la escuela, los primero, concretamente, son los encargados de proveer los comederos y cuidar las quince cajas nido. Además, la biblioteca es la sala búho y todas las aulas tienen nombre de pájaro.

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Para conocer mejor su cantadizo, la Asociación de Familias de Alumnos (AFA) promueve desde hace años una salida matinal –hasta ahora se ha hecho en Sant Esteve de Guialbes, en las inmediaciones del río Fluvià en Orfes y Aiguamolls de el Empordà, y algunas ediciones han coincidido con el día internacional del Día del Corazón de Pájaros de Alba–. “En una ocasión llegamos a identificar a dieciocho especies diferentes por su canto. Todo un hito”, recuerda Llobet. Una buena clase práctica para todos los participantes. No sólo los escolares. “Estas salidas guiadas para gozar en silencio de la naturaleza y el espectáculo del canto de los pájaros al amanecer se impulsaron para ellos pero también para las familias. Vimos que los niños, con este proyecto tan amplio, sabían mucho más que nosotros”, aseguran desde la AFA.

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