Las fórmulas para vencer los miedos nocturnos (y que deben realizarse en verano)
Entre las principales propuestas de verano para transitar el miedo se encuentran colonias temáticas y acampadas con sus juegos de noche, así como ver estrellas en algún observatorio astronómico
GIRONAEs la noche, la oscuridad... La responsable de su miedo. El no ver con claridad, entre otras cosas, enciende como una alerta interior. Entonces, aumenta la desconfianza, la incomodidad, la sensación de impotencia; y aparecen la angustia y el temor, que hacen imaginar, incluso, que vendrá un monstruo. Sin embargo, simplemente se acaba el día y, todo lo que tiene de enigmática la penumbra lo tiene de reposada y cálida. Basta con mostrarle estas cualidades al niño o al joven (y acompañarle) para que las saboree. En verano puede ser un buen momento: el fresco nocturno invita a salir al exterior cuando se apaga el día. Aparte, son unos meses idóneos para embobarse observando a las estrellas y realizando todo tipo de actividades fuera, sin olvidar las colonias y los campamentos, en los que los juegos de noche son –para aquellos que ya la han superado– una auténtica diversión.
"Es importante saber cómo cuidar los miedos de los niños", recalca Núria Casanovas, psicóloga infantojuvenil. A esta facultativa, precisamente, hace poco le llegó un caso de unos monitores de unas colonias que durante un juego nocturno dijeron, en broma, que iba a explotar un volcán. "Y los chavales muertes de miedo. Algunos tienen una sensibilidad especial o no entienden el doble sentido. ¡Algunas ocurrencias nos traen mucho trabajo a los psicólogos!", admite esta experta, que para mitigar el miedo propone a los responsables de las colonias que anticipen que por la noche sentirán una broma. "Esto no le quita gracia ni complicidad, pero, en cambio, ayuda a los niños a guardar cierta sensación de control".
¿Por qué aparece? Según Casanovas, vicepresidenta de la sección de intervención social del Colegio Oficial de Psicología de Catalunya (COPC), "la oscuridad desciende todos los estímulos que nos permiten una observación, con lo que aparece el miedo ante un posible peligro". Esta emoción, muy habitual durante la infancia, no tiene por qué ser negativa. Es un comportamiento normal y necesario para el desarrollo evolutivo y disminuye naturalmente con los años. "El miedo es una de las emociones más necesarias para la supervivencia. Nos ha permitido estar en hipervigilancia –y salvaguardarnos– hasta la época actual. La humanidad ha estado expuesta a verdaderas amenazas durante la franja nocturna y, aunque parece obvio que hoy en día no es necesario tener miedo, para este cerebro más reptiliano y límbico" (emocional).
Jugar para vencer el miedo
Los juegos de noche unen oscuridad y diversión. Un buen antídoto. "Ayudan a superar el temor a la oscuridad de forma lúdica y segura, y, a su vez, promueven la curiosidad y la concentración. Unos entretenimientos que, a menudo, se transforman en paseos nocturnos en grupo, donde la lote o la linterna frontal juega un papel muy importante de descubrimiento del paisaje". Así lo cree la pedagoga del área de innovación y contenidos de Fundesplai (Fundación Catalana del Esplai), Susagna Escardíbul. "En definitiva, momentos de conexión y calidez, donde también se pueden contar cuentos o cantar canciones, aparte de otras dinámicas participativas para fomentar la cohesión", detalla. Según Escardíbul, cuando el niño o el joven experimenta miedo durante las colonias o en los campamentos, ésta suele ir acompañada de otros como el hecho de dormir fuera de un entorno conocido o separarse de la familia. "De hecho, hay tres aspectos que condicionan el miedo: si es la primera vez que se participa, si va solo o con otros amigos y la edad, cuanto más pequeños, mayores dificultades para regular sus emociones". Andrés García, responsable de actividades y proyectos de colonias de Fundesplai, afirma, sin embargo, que las colonias sirven, precisamente, para romper con inseguridades, limitaciones y miedos que traen algunos niños de casa. "La noche y la oscuridad debemos vivirlas con naturalidad, tanto como el día y la luz", subraya.
Para favorecer que disfruten la actividad, los monitores –sobre todo de cara a los niños de educación infantil y ciclos iniciales de primaria– anticipan el juego de noche introduciendo ante todo un centro de interés. "Se les da un contexto y un punto de emoción, suspense, acción y aventura... Pero nunca se busca incrementar el miedo con estos juegos", comenta García. "Por la tarde, por ejemplo, conocen a un hada, que les anima. Por la noche, se le presenta un problema: ha ido al río a lavar sus varillas mágicas pero se le ha desperdiciado el saco por el bosque y ha quedado todo esparcido. Nosotros le ayudaremos a buscar y recoger todas las cosas", precisa.
Por otra parte, en la Fundación Pere Tarrés, entidad dedicada a la educación especialmente en el ocio y la acción social, bajo el lema Aventura de día, magia de noche, organizan cada año para cientos de niños y jóvenes de toda Cataluña colonias temáticas de cocina, naturaleza, deportes como el rafting, animales o diseño de videojuegos, por citar algunas. El director del servicio de colonias de vacaciones, Albert Riu, explica que cuando llega la noche es el momento de "linterna y descubrimiento", actividades que los niños y jóvenes "esperan con muchas ganas". "Nosotros solemos hacer veladas de pequeños descubrimientos por el entorno de las casas de colonias, también encuentros de canciones o teatro de imitación. Si el miedo llega al momento de acostarse, aparte de estar para ellos, buscamos fórmulas como un punto de luz de referencia en la habitación o una lámpara del paso".
Y de noche... las estrellas
La noche no es sólo oscuridad. Una de las actividades estrella del verano es, precisamente, ver estrellas, donde se disfruta de la observación del cielo nocturno. En las casas de colonias de Eix Estels, entidad que lleva más de 30 años dedicada a las colonias, tienen justamente entre su oferta unas colonias relacionadas con el mundo de la astronomía. "Tratamos diferentes temas: descubrimiento de los planetas y estrellas, explicamos la preparación de los astronautas, la carrera espacial, la conquista del espacio más allá del sistema solar", expone Jaume Ramos, su director comercial. Actividades diversas durante el día que por la noche incorporan una acampada en el mismo recinto. "Queremos que los niños y jóvenes conecten con todo lo que ofrece el cielo nocturno y despierten su curiosidad sobre la astronomía y las noches estrelladas", añade Ramos.
Una iniciativa para observar más en profundidad los confines de la noche la ofrece el Observatorio Astronómico Albanyà, en el Alt Empordà. Los bautizos astronómicos, organizados por este observatorio, que cuenta con uno de los mayores telescopios de Catalunya, reúnen en cada sesión a unos 150 espectadores. De éstos, un 40% de las familias que asisten van acompañados de niños y jóvenes. "Los más pequeños no tienen miedo, sino una curiosidad absoluta. Para ellos, es una actividad muy nueva. Son los que quedan más sorprendidos de todos y después del espectáculo, en el turno de preguntas son los que hacen mejores, como hacia dónde se está expandiendo el Universo... Cuestiones que cuestan mucho responder", asegura Pere Guerra. Actividades nocturnas únicas que permiten observar de noche grandezas como la Vía Láctea, con más de 200.000 millones de estrellas. Maravillas que el ojo humano sólo puede ver... ¡de noche!
Pero la noche es la noche. Y en caso de que acabe haciendo miedo, si tenemos que marcharnos mejor traer de casa una "maleta llena de herramientas y recursos", resalta Núria Casanovas, psicóloga infantojuvenil. Cuando aparezca la sensación corporal de ansiedad, impotencia y vulnerabilidad, que según esta experta, "se convierte en una bola que invade todas las dimensiones de la persona y la mente piensa en negro", la clave es fijarse en la respiración. "Volver a la respiración normal. Reentrenándola para que el modo estrés disminuya. Si lo hago, el cuerpo integrará que no hay peligro, que estoy vivo y bien". Aparte, también ayuda a poder expresar sus preocupaciones y, sobre todo, que no falte una mano: la de un compañero que haga sentir que hay alguien cerca a quien confiar. "Acompañar significa apoyar: ofrecer presencia y calidez", comenta Andrés García, responsable de actividades y proyectos de colonias de Fundesplai. Contar historias divertidas por la noche o sentarse mientras se respira pausadamente en una almohada sobre una silla para dar sensación de inestabilidad y aprender a equilibrarse en este contexto inestable son otras soluciones. "Hay un estímulo real de desequilibrio y yo aprendo a reequilibrarme", puntualiza Casanovas. También son recomendables los juegos de regazo porque, según esta psicóloga, son "una buena preparación para factores estresantes: algo me hace desequilibrar, pero yo, al final, me río".