Elena Crespi: "Se habla mucho de sexo, pero se hace desde la superficie"

BarcelonaAún nos resulta incómodo hablar con los hijos de sexo porque en mi generación nos educaron en el tabú y el silencio. Somos madres, padres, charas —nombre para describir a personas no binarias que tienen criaturas— nacidas en la etapa previa o en plena Transición y nuestra mochila está cargada de la moralidad cristiana que alimentó la sexualidad en aquellos tiempos.

¿Y cómo se puede vencer esa incomodidad?

— Primero debemos aceptar que la tenemos y entonces, con la incomodidad encima, no dejar de aprender y hablar de sexualidad, yendo a una profundidad a la que no hemos llegado, todavía. Actualmente se habla mucho de sexo, pero se hace desde la superficie y de forma cuantitativa, como si la sexualidad sólo tuviera que ver con cuántas veces he tenido relaciones sexuales, con cuántas personas y cuántas cosas nuevas hemos hecho. Y la sexualidad va mucho más allá de todo esto. Debemos encontrar el equilibrio entre naturalizar la sexualidad como para hablar y preservar la intimidad individual de cada uno.

¿Pero a ti te da vergüenza hablar de sexualidad entrando en detalles?

— Creo que a todas nos ocurre. Incluso a las que nos dedicamos a la educación sexual. un momento y pienso "¿qué haría la Crespi?", y entonces intento aplicar las recomendaciones que yo he dado tantas veces a otras personas. Cuando te preguntan es un momento fantástico para aprovechar y dar un poco de información de más. la conversación querrán huir.

¿Puedes contarme alguna situación concreta?

— Un día Lucas me pidió si le enseñaría cómo es un preservativo. Como cualquier madre lo primero que pensé fue "ostras, ¿es bueno que le enseñe cómo es?" ¿algunas mujeres les cortan el clítoris?".

Esto, ¿por qué?

— Ésta es de esas preguntas difíciles de responder porque tienes que explicar que hay personas que quieren hacer y hacen cosas que no están bien hechas, que duelen en el cuerpo de las personas y no está bien. De paso, puede aprovecharse para hablar de límites, consenso y de qué puede hacer una persona y qué no puede hacer. Es un momento para prevenir los abusos sexuales, por ejemplo.

¿En qué consiste, por ti, ahora mismo, hacer de madre?

— Ahora mismo implica gozar, porque tienen una edad en la que podemos mantener conversaciones maravillosas. También implica compartir actividades que nos gustan cómo mirar series y películas. Hacer de madre también implica que el tiempo se te coma y el día a día sea algo atolondrado porque los horarios escolares y laborales son un puzle muy complicado. Pero casi siempre compartimos todas las comidas juntos y esto es un gran lujo. Y, no te engañaré, hacer de madre también es enfadarse y, en algún momento, desesperarse.

¿Ser psicóloga te ayuda a hacer de madre?

— Escuchar tantas historias me ha ayudado a relativizar, a tener más calma y buscar recursos cuando los necesito. Intento no preocuparme mucho y ser bastante resolutiva ante las situaciones que vamos viviendo. Pienso que siempre estoy en proceso de evolución porque hay muchas situaciones que todavía no he vivido y que no sé cómo resolveré. No puedo evitar pensar que se nos avecinan unos años movidos —los de la adolescencia— y tengo la esperanza de que en casa hayan aprendido a manejar esta etapa vital de la mejor manera posible.

Como bien dices, la palabra clave es calma.

— Intento ser flexible e irme adaptando a los cambios. Otra de las armas que la psicología me ha dado es entender que la realidad es compleja, que las cosas que nos pasan son multifactoriales y que nada se resuelve de un día para otro. Ahora, si vamos viendo qué influye en todo lo que nos ocurre, sí que podemos ir resolviendo problemas.