Rutinas

La procrastinación del sueño: un hábito que practican muchas familias (aunque no deberían hacerlo)

La procrastinación del sueño es frecuente en padres y madres con dobles jornadas laborales que aprovechan la noche para desconectar a costa de sacrificar horas de descanso

BarcelonaLlegas al anochecer a casa cansada, de hacer doble jornada laboral si tienes hijos, y te prometes que teniendo en cuenta lo que te ha costado levantarte por la mañana –como todos los días, de hecho– hoy irás a dormir pronto. Pero, una noche más, cuando todo se detiene y los niños, por fin, duermen, no lo consigues: ese libro que estás leyendo, esa serie que te ha enganchado, aprovechar para revisar las redes sociales e interactuar con la gente que seguimos y nos sigue, tener tiempo para conversar con la pareja después de cenar, preparar al día siguiente... Y vuelves a fin al día... Y al día siguiente, en el trabajo, en la escuela o en el instituto, te vuelves a recordar que tienes que avanzar la hora de ir a dormir porque el cansancio acumulado empieza a afectarte. ¿Le suena esta situación? ¿Se reconoce? La procrastinación del sueño –revenge bedtime procrastination, que es como le han bautizado en inglés– es una situación que, poco o mucho, mayores y pequeños, todos hemos vivido.

Tal y como explica Dolors Liria, psicóloga y vicedecana del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, la mayoría de nosotros tenemos jornadas muy largas con muchas actividades comprimidas que generan mucha carga mental. Y cuando lleguemos a casa, sobre todo en el caso de madres y padres con hijos, esta jornada se alarga. "Con todo esto, llegamos a la hora de ir a dormir con la cabeza llena de cosas y buscamos un rato para desconectar y estar tranquilos, algo lógico. El conflicto se presenta cuando estos momentos llegan tarde por la noche y para ello tenemos que sacrificar una parte de nuestro tiempo para dormir, que también es muy necesario para poder reparar".

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Esta situación no se produce sólo en los adultos, también ocurre en niños y jóvenes. En este sentido, Liria recuerda que, normalmente, los adultos no nos adaptamos a los horarios de los niños, sino que son ellos quienes deben adaptarse a los de los adultos. "Por eso también están sobrecargados de actividades, que eso no quiere decir que no sean positivas, sino que las hacen porque no hay más remedio, ya que padres y madres llegan tarde a casa a consecuencia de estas largas jornadas." Liria expresa que, en cualquier caso, cada uno debe ver dentro de sus posibilidades cómo procurar que las criaturas puedan dormir un mínimo de horas necesarias y tener en cuenta que son más de las que necesitan a los adultos.

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Pero en el caso de los jóvenes, tal y como expresa la doctora Pilar Santacana, codirectora de la Unidad del Sueño de la Clínica Girona, a aplazar la hora de ir a dormir se suma otro factor. "En ellos, además, hay un factor biológico: el reloj interno se desplaza de forma natural hacia horas más tardías. Esto hace que ya les cueste más acostarse temprano. Si añadimos pantallas, redes sociales o deberes, es fácil que acaben yendo a dormir mucho más tarde de lo que deberían hacerlo." Los efectos de esta procrastinación del sueño en los adolescentes es bastante visible, ya que les afecta en el rendimiento académico y en la memoria. "El sueño es esencial para consolidar el aprendizaje y, si no duermen lo suficiente, lo estudiado no se fija bien. También aparecen más cambios de humor e irritabilidad, ya largo plazo pueden aparecer otros riesgos, como más cansancio y falta de concentración", indica Santacana.

Avanzar el autocuidado

"No podemos pensar que debemos relegar el autocuidado en el último momento del día, por tanto, debemos hacer cosas durante la jornada para no llegar con tanta sobrecarga mental por la noche", señala Liria. Recomienda buscar fórmulas creativas para "desinflar la presión", como aprovechar una salida para realizar alguna gestión para dar un poco más de vuelta antes de volver al trabajo oa casa. "Este pequeño paseo extra de dos minutos sirve para airearnos, para ser después más productivos y estar más concentrados en el trabajo y, a la vez, para dar salida a esa sobrecarga".

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Estas "pequeñas satisfacciones" que pueden servir para descomprimir alejan la necesidad de hacerlo en el último momento del día. "Si lo relegamos hasta entonces, lo que ocurre es que los placeres que buscamos en el último momento del día suelen estar vinculados a una satisfacción a muy corto plazo, como pueden ser las redes sociales". En este caso, Liria reconoce que pueden servir para desconectar pero que si el tiempo de uso se alarga, aumentamos el riesgo de ansiedad. "En todos los momentos de la historia, los humanos han tenido que ponerse límites a sí mismos en relación a distintas cosas. Y ahora el reto es ponernos límites a nosotros mismos en el uso de algunas tecnologías, que son muy útiles, pero que si abusamos, se nos pueden girar en contra".

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Hay que prestar atención a que, aparte de los malestares razonables debidos al cansancio, la procrastinación del sueño puede comportar otros problemas a largo plazo. "Cuando se alarga en el tiempo, aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares, alteraciones metabólicas y trastornos de salud mental. Dormir bien es imprescindible para el buen funcionamiento del cerebro y del cuerpo", señala la doctora Inés Galofré, codirectora de la Unidad del Sueño de la Clínica Girona. Además, llevado al extremo, también puede comportar sufrir situaciones muy graves de ansiedad que pueden acabar desencadenando en una depresión.

"Si sentimos que la situación se nos va de las manos, que nos cuesta mucho ponernos límites y que afecta a nuestra salud emocional o física, o nos limita nuestra vida cotidiana, debemos pedir ayuda a un profesional para poder hacer un cambio de hábitos y descubrir los recursos propios con el que podemos hacerlo posible", remacha Liria.

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¿Cómo hacer frente a la procrastinación del sueño?

Tal y como apuntan las profesionales, es necesario encontrar un equilibrio, pero siendo conscientes de que la dinámica social en la que estamos inmersos no lo facilita demasiado, por eso es necesario buscar recursos. Así pues, ¿qué pautas habría que seguir para romper este hábito y tomar más saludables, a pesar de tener la misma falta de tiempo que es la que nos hace procrastinar? "En el caso de los adultos, lo importante es establecer una rutina fija, acostarse y levantarse a la misma hora todos los días. También hay que crear un ritual de desconexión antes de acostarse –apagar pantallas, reducir la luz, realizar actividades relajantes– y reservar pequeños espacios de ocio durante el día para no tener que buscarlos por la noche", recomienda la doctora.

Por su parte, la doctora Santacana, y en referencia a la procrastinación del sueño en adolescentes y jóvenes, señala que es clave regular los horarios y sobre todo limitar el uso de pantallas antes de acostarse, porque la luz azul retrasa aún más el sueño. "Es recomendable establecer rutinas relajantes, como leer o escuchar música tranquila, y hacerles entender que dormir no es perder tiempo, sino la mejor inversión para rendir, estar de buen humor y tener energía al día siguiente".