Escuela

Ni Shakira ni 'El gallo y la gallina': ¿qué música debería sonar en la escuela?

Los expertos recomiendan que el personal de ocio y el equipo docente sigan la misma estrategia

BarcelonaEn casa de Miquel, los padres controlan la música que se escucha en los espacios comunes a través de la tableta o el móvil. Uno de los momentos de Spotify compartido es cuando van hacia la escuela y la selección de canciones no depende en ningún caso de los hijos: Carla, que hace segundo, y Joan, que hace I5. Pero, a veces, les piden algún tema de moda que se sorprenden de que se sepan porque tienen claro que si a ellos no les gusta, no suena en casa. "A menudo las letras dicen cosas para las que no tienen la edad adecuada", manifiesta Miquel. Y no sólo se refiere a canciones con cierto contenido sexual o mensajes poco educativos para niños que apenas comienzan la primaria, como Shakira, Aitana o de cualquier cantante de reggaeton, sino también a otros temas más "inofensivos" que no pueden entender de grupos catalanes que suenan en todas partes.

Si en casa no se las ponen, ¿estas canciones de dónde salen? Sin saberlo a ciencia cierta, Miguel está convencido de que sus hijos las sienten en la escuela: pero no en el aula, sino más bien a la hora del patio.

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Ésta es una queja habitual entre las familias que no optan por la vía libre, en el terreno musical, y limitan y vigilan qué escuchan los hijos, tengan la edad que tengan. En las escuelas tampoco está, esta vía libre, pero suele flexibilizarse en fiestas y celebraciones y, sobre todo, en los espacios de ocio, donde los monitores toman las riendas de las actividades. Tal y como explica Núria Pedrós, doctora en pedagogía y miembro de la Red de Expertas del Colegio Oficial de Pedagogía de Cataluña, en este tiempo no lectivo los equipos aplican dinámicas y estrategias para ganarse a los niños y la música es una herramienta más para conseguir ese objetivo. "Los monitores no siempre tienen los recursos para elegir las canciones idóneas", dice Pedrós.

Acompañamiento musical

La doctora en pedagogía comprende a las familias que se preocupan por el vocabulario y el mensaje de determinadas melodías, pero también de algunos bailes y movimientos que imitan –de TikTok, YouTube u otras fuentes– a los niños y niñas. Pedrós reconoce que el personal de ocio debería compartir el proyecto con el equipo docente de la escuela para comprobar que hay cierto espíritu crítico en este fenómeno y que también es necesario no darle más importancia de la cuenta. En este sentido, destaca que muchos niños no acaban recordando lo que dice una determinada canción y que a veces prohibir es contraproducente. Por eso, apuesta por hacer un acompañamiento familiar con un papel protagonista de los progenitores a la hora de dotar de un punto de vista crítico a los niños.

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Músico del grupo Xiula y profesor de guitarra eléctrica en varias escuelas municipales de música de Barcelona, ​​Adrià Heredia ha adoptado justamente esta filosofía. Es padre de una adolescente de 13 años y de un niño que cursa tercero de primaria y hace tiempo que, al igual que determinadas expresiones lingüísticas, programas de televisión o podcasts, le llegan a casa con canciones de moda. "Para ellos es estar dentro del grupo o no", dice Heredia, quien añade que es "consciente" de que es difícil de evitar. Heredia ha decidido que musicalmente no juzga ningún tema porque como profesional de la música entiende que "todo es válido", pero cuestiona con sus hijos el contenido de las letras. En su casa tienen listas de reproducción compartidas por lo que debe escuchar las canciones que sus hijos quieren, pero, de vez en cuando, suena una de su gusto. Lo ve como una posible solución a no escuchar siempre su música y abrirles el abanico a otros estilos y artistas.

"Si me preguntan si me gusta, opino sobre la melodía o el ritmo y acabo diciendo que no me gusta lo que dice", explica Heredia. "Confío en trabajar el criterio y creo que prohibir sería contraproducente", añade. Como integrante de un grupo con un proyecto pedagógico detrás, Heredia es consciente de que precisamente las letras menos trabajadas, incluso "despectivas o violentas", acaban teniendo una gran difusión por la industria que tienen detrás, muy por encima de las canciones más educativas. "Jóvenes y adolescentes son presa fácil", argumenta Heredia.

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Letras poco adecuadas, ha habido siempre

Pese a admitir la preocupación por la influencia de los contenidos y versos de algunos estilos a los adolescentes y preadolescentes, Heredia recuerda que hay canciones de golpear manos con contenido violento (asesinatos, golpes, etc.) bastante "bestia" y canciones populares como El señor Ramon y El gallo y la gallina que no dejan de ser machistas y que ahora empiezan a evitarse en las clases de los más pequeños. Pero en ciertas edades "no puedes evitarlas, pero sí minimizarlas". Por eso, defiende que la escuela y el instituto deben actuar también a través de estas letras. Pondría el filtro a la posibilidad o no de trabajar una letra en clase. Como dictado, por ejemplo, o por analizar. Heredia recuerda que el objetivo de la escuela es "educar con respeto" y por eso los contenidos son importantes. Escuchar o difundir letras poco adecuadas sería contrario a ese fin.

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Rosalía, un referente

En este sentido, lamenta que cueste que las escuelas conozcan según qué proyectos musicales que pueden tener mayor éxito entre los niños y niñas mayores o incluso los adolescentes. "Entre Xesco Boix y el reggaeton hay un abanico muy amplio de música", señala Heredia. En su caso personal, está contento de que su hija mayor haya sido adolescente en época de Rosalía. "Nos ha salvado porque es un referente interesante, con proyecto, ya pesar de que las letras podrían ser mejores, explica vivencias y es responsable con el mensaje que transmite".

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Cinco puntos clave que la escuela debería tener en cuenta

Según la Asociación de Enseñantes de Música de Cataluña (Aemcat), teniendo en cuenta que la escuela tiene por principio "el respeto y la acogida de todos los niños", estos puntos son los que debería tener en cuenta hora de escoger la música:

- No puede promover músicas que ofendan y menosprecien a determinadas personas por su género, procedencia, orientación sexual, cultural o creencias. Si se eligen las lecturas por el lenguaje y el contenido, debe ser igual de cuidadoso con el texto de la música que suena en las fiestas escolares

- Debe trabajar el espíritu crítico de los niños para que valoren y disfruten de la música y sean capaces de elaborar sus propios filtros. Cuando se ofrece la posibilidad de escoger música, debe aprovecharse la oportunidad de hablar de los temas que escuchan también en casa.

- No puede negar la realidad -y el acceso a contenido multimedia no adecuado es una realidad- y no puede ser un agente pasivo. Debe preservar el carácter educativo de todos los espacios: actividades de la AFA, extraescolares, comedor, casales...

- Debe acercar a todos los alumnos las grandes obras universales y las grandes obras de calidad que sólo alcanzan un pequeño porcentaje de público.

- Debe velar por las músicas de raíz y por el patrimonio musical. Es necesario que esta música tenga un espacio en detrimento de otros estilos que ya se sienten en todas partes.