Abre el Moco, el museo de los artistas 'celebrity'

Dos coleccionistas holandeses abren en Barcelona un centro con obras de Damien Hirst, Warhol y Banksy

BarcelonaEl cantante George Michael empezó a coleccionar arte contemporáneo cuando conoció a alguno de los polémicos Young British Artists, como Damien Hirst y Tracey Emin. Los expertos que subastaron su colección en Christie’s con fines benéficos, después de su muerte, explicaban que era habitual que los artistas plásticos y creadores del mundo de la moda y de la música coincidieran en las mismas fiestas. 

George Michael tenía El corazón inmaculado: sagrado de Hirst, una de las características piezas con despojos de animales del artista –en este caso un corazón de buey y unas alas de paloma–. Lo compró el matrimonio formado por Lionel y Kim Logchies y es la obra que recibe a partir de hoy el público del museo que han abierto en Barcelona estos dos coleccionistas holandeses, el Moco Museum, el segundo después del que tienen en Ámsterdam, cerca del Museo Van Gogh, y que es más pequeño que el barcelonés.

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Una sede señorial y medieval

El Moco Museum barcelonés está instalado en el antiguo Palau Cervelló, en la calle Montcada, a pocos metros del Museo Picasso y el Museo Etnológico y de Culturas del Mundo, y se inaugura con una treintena de obras de grandes nombres como Andy Warhol, Keith Haring, Jean-Michel Basquiat, Takashi Murakami, David LaChapelle, Banksy y Julian Opie, un 20% de las cuales son del matrimonio y el resto son préstamos de otros coleccionistas y artistas. También se puede ver una exposición del chileno Guillermo Lorca con una decena de pinturas. 

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La energía que desprenden la mayoría de las obras es la de los creadores que a la vez son celebridades, desde Warhol, pionero en jugar con la fama y los medios, hasta David LaChapelle, que ha retratado a mil y un famosos. Takashi Murakami ha hecho colaboraciones con firmas de moda como Louis Vuitton y músicos como J Balvin, y Banksy es una celebridad anónima que revienta subastas. Las pinturas, las esculturas y los vídeos hablan también de unos creadores que se mueven con fluidez entre las artes plásticas, el arte digital y las instalaciones inmersivas, como se puede ver en una sala dedicada al criptoarte (los archivos NFT) y con una instalación de los japoneses teamLab, también en cartel en el Caixaforum. Y algunos de estos artistas a menudo juegan con la política, la religión y el sexo como reclamo para intentar sacudir la conciencia de los espectadores. 

Hoy en día las redes sociales están llenas de fotografías de grandes obras de arte con un fuerte carácter escenográfico, y así culmina el recorrido del Moco, con una infinity room de Irma de Vries muy golosa para hacerse selfies.

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El Moco Museum es un espacio privado, por eso la entrada tiene un precio elevado, 16,5 euros (para los estudiantes, 11,50), por encima de los 11 euros del Macba y los 12 de Picasso. A Lionel y Kim Logchies no les importa que el acrónimo de su museo suene como la palabra moco: han querido mantener la fusión del arte mo-derno, la pasión de él, y la del co-ntemporáneo, el fuerte de ella. Han alquilado por 20 años el Palau Cervelló, donde estuvo la galería Maeght y más adelante la Fundació Gaspar, y Kim Logchies asegura que el edificio fue el primero y la clave que les hizo decidir por Barcelona en lugar de Florencia. 

“Llevamos más de veinte años en el sector, y mucha gente, y el público joven, nos lo reclamaban y pensamos que era la hora de un segundo museo –explica Kim Logchies–. Mucha gente nos decía que lo abriéramos en Barcelona, pero no lo sabíamos. Vinimos hace un año y encontramos este lugar y vimos claro que nos podíamos instalar. También tuvimos en cuenta que es en una zona de museos”. Su museo de Ámsterdam ha recibido cerca de dos millones de visitantes de 120 nacionalidades desde 2016, y en 2019 recibió casi 640.000 visitantes. Pero no han hecho previsiones de la cantidad de público anual que esperan recibir en Barcelona.  

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Una rara escultura de Dalí

El recorrido está dividido entre la planta baja y el primer piso, y más adelante tienen previsto abrir la segunda planta. En cuanto a la exposición, la parte que es de otros coleccionistas y focos dedicados a artistas irá cambiando según los meses que duren los préstamos (la exposición temporal de Guillermo Lorca durará un año). Entre todas las piezas expuestas, chirria una escultura monumental de Salvador Dalí, titulada Woman aflame [Mujer en llamas]. Es un préstamo de The Dali Universe, una institución que se ha presentado como un museo dedicado al artista ampurdanés pero que en realidad funciona más como una galería. Es una pieza que se mueve en el terreno pantanoso de qué autorizó Dalí y qué no, como pasó en los grabados. También llama la atención un dibujo de los que Keith Haring hizo en paneles publicitarios del metro de Nueva York: los expertos calculan que solo han sobrevivido entre un 5% y un 10% de los más de 2.000 que hizo. 

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“Creemos que el mundo del arte y también el de los negocios están cambiando –concluye Kim Logchies–. Antes era para una élite blanca y ahora es más para todo el mundo”.