Arte

Cataluña llevará a la Bienal de Arte de Venecia el sonido de sus parques naturales

La instalación inmersiva del artista Carlos Casas 'Bestiari' incluirá sonidos de animales como las abejas, los murciélagos y las serpientes

BarcelonaEn La disputa del asno (1417), Anselm Turmeda cuenta la historia de un hombre que, después de quedarse dormido en un bosque, se despierta con la capacidad de entender el lenguaje de los animales, que le someten a juicio y cuestionan la superioridad humana por encima de los demás seres. Esta historia es el punto de partida del Bestiario con el que el artista y cineasta barcelonés afincado en París Carlos Casas representará a Catalunya en la próxima Bienal de Arte de Venecia dentro de los evento colateralio del 20 de abril al 24 de noviembre, bajo el paraguas del Institut Ramon Llull.

Este Bestiario consistirá en una instalación audiovisual inmersiva protagonizada por unos altavoces monumentales, que son como grandes esculturas; que emitirán sonidos, ultrasonidos e infrasonidos de diferentes animales de los once parques naturales catalanes, como abejas, delfines, murciélagos y serpientes. También, otros sonidos, como los gritos de una manada de cotorras en Barcelona y de un elefante, y la voz de la cantante y compositora Marina Herlop.

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Para Carlos Casas, "Bestiario hace un estado de la situación de los parques naturales de Cataluña y de las especies que lo habitan". "De alguna manera, llevamos ese estado real a Venecia, como si lleváramos una parte de Cataluña", explica el artista. Casas , que ha trabajado con el especialista en sonido Chris Watson, cree que ahora el sonido nos puede hacer más tolerantes porque permite hacer "una mediación para conocer nuestro entorno y nuestro cuerpo." Así, quiere que los espectadores tengan la misma experiencia de Turmeda y que "despierten" con la capacidad de entender a los animales.

Bestiario también estará compuesto por una gran proyección de vídeo con imágenes documentales y otras abstractas que simulan los sistemas perceptivos de los diferentes animales. "Bestiario se arraiga en el pasado para imaginar formas de encontrar esperanza en el futuro", afirma la comisaria del proyecto, Filipa Ramos. "La obra nos permite estar rodeados de los medios expresivos de los paisajes a los que pertenecemos y de los animales que habitan en él. Así, Bestiario crea un complejo reino sensorial que va más allá de las formas tradicionales de cómo los humanos se relacionan con el mundo para crear una experiencia que es intensa y potencialmente transformadora", subraya. Además de las grabaciones, la obra también incluye material de archivo del artista. "El paisaje sonoro de Bestiario es fantástico, extraño, bucólico. La belleza y la inquietud se revelan como fenómenos de ese universo sónico tanto imaginado como real", explica Ramos.

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La Bienal de los artistas expatriados

El lema de la Bienal de Arte de Venecia de este año es "Extranjeros en todas partes". Como dice Adriano Pedrosa, el primer comisario latinoamericano de la Bienal, "el telón de fondo es un mundo lleno de múltiples crisis relacionadas con el movimiento y la existencia de personas a través de países, naciones, territorios y fronteras que reflejan los peligros y las trampas de la lengua, la traducción y la etnia". Así, la Bienal se centrará "en artistas que son ellos mismos extranjeros, inmigrantes, expatriados, en la diáspora, emigrados, exiliados y refugiados, especialmente aquellos que se han movido entre el Sur Global y el Norte Global".

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El director del Institut Ramon Llull, Pere Almeda, ve Bestiario como un antídoto contra el rechazo a la diferencia basado en la "animalidad". "La xenofobia es una de las heridas que sangra en nuestras sociedades. La xenofobia, esa rabia contra lo diferente, contra la inmigración, está impregnando los discursos de la extrema derecha y amenaza nuestras democracias", advierte Almeda. Para Almeda, Bestiario lleva más allá el concepto de lo diferente, y sitúa al otro "en la naturaleza y la animalidad". "Debemos poder ver la naturaleza como parte de lo que somos y debemos poder compartir un mismo ecosistema. Tenemos que intentar establecer unas nuevas formas de relación en un momento en que la humanidad es una forma de barbarie a todos los niveles: con relación al ecosistema ya nosotros mismos", concluye Almeda.