Arte

Trump dentro de un lavavajillas: el arte político es una excepción en la nueva edición de Arco

Eugenio Merino vuelve a llamar la atención en la 44ª edición de la feria, dominada por grandes nombres como Rauschenberg y Miró

'White washing', de Eugenio Merino, en el stand de la galería ADN en Arco
06/03/2025
5 min

MadridLas guerras sacuden el mercado del arte, pero el mercado resiste. Mientras Donald Trump hace tambalear el orden mundial, este miércoles ha arrancado en Madrid la 44 edición de la feria Arco, con una sorprendente presencia a la baja del arte de denuncia. Es cierto que en Arco los objetivos son comprar y vender obras de arte, y que muchas de las 214 galerías participantes cerraron la selección de obras hace meses, pero, aun así, llama la atención no encontrar más arte político. Como dejó por escrito Francesc Torres sobre las pinturas que expone en la galería T20, el arte ofrece "un pequeño espacio de libertad, aunque sea pequeño, frágil y en muchos casos ficticio, pero que sirve para sobrevivir". También advierte en el lema de una de las obras que El político no es lo que hace que el arte político sea arte, y en otro que No hagas arte a no ser que tengas una muy buena razón.

Otro de los trabajos de Francesc Torres es uno de los más contundentes que se pueden ver en la feria: se trata de un tríptico con una esvástica con la palabra latente en inglés encima, una cruz con el lema, también en inglés, "déjame en paz" y un rectángulo negro donde apenas se puede leer "Profound exile" [Exilio profundo], referencia a la pérdida de la memoria. Por otra parte, la galería T20 expone una versión en miniatura del conocido Cristo clavado en un avión de guerra de León Ferrari (de la que existe una mayor versión en el Museo de Arte Prohibido de Barcelona), otro referente del arte más comprometido a quien Torres, en cierto modo, hizo un guiñoa instalación gigantesca en la Sala Oval del MNAC Aeronáutica (vuelo) interior en 2021. "Francesc Torres tiene la potencia de un artista joven, su implicación política es constante", afirma Nacho Ruiz, el fundador de la galería junto a Carolina Parra. "Siempre hemos trabajado con artistas políticos, forma parte de nuestra esencia. Pero no debemos confundirnos, Arco no es un museo, no tiene el componente de non provecho", explica.

Un trítpico de Francesc Torres protagonizado por una esvástica y una cruz en el stand de la galería T20 en Arco.

Entre los galeristas participantes en la feria, la política real golpea especialmente a la ucraniana Julia Voloshyna, que está establecida en Miami con su familia. Voloshyna no da crédito de el abucheo de Trump a Zelenski. "Cuando lo vi, me puse muy triste. Nuestra gente está luchando y muriendo desde hace tres años, y con la conversación oí que Trump no nos respeta. Es muy raro: Estados Unidos fue quien más apoyo dio a Ucrania, y ahora ha dejado de hacerlo", subraya Voloshyna. Sin embargo, no se plantea marcharse de Miami, porque su hija es muy pequeña. "No es seguro volver a Ucrania, y no tenemos dónde vivir porque nos fuimos de Ucrania antes de la guerra. Y en Europa, nos intentamos instalar en Austria y no nos dieron la condición de asilados porque no somos refugiados; se nos caducó el pasaporte y dos meses después nos fuimos a Estados Unidos". Voloshyna abrió la galería en Kiiv en el 2016 y la de Miami en el 2023. La de Kiiv llegó a funcionar como refugio, y después de algunos años de presentar en Arco trabajos relacionados con su país, este año se han decantado por otra causa: las luchas indígenas.

Abascal, Meloni, Milei, Le Pen y Musk

Sea como fuere, Eugenio Merino, el autor delescultura de Franco en una nevera, ha vuelto a crear la obra más difundida de la feria, en la galería barcelonesa ADN: White washing [Lavado de cara] consiste en un lavavajillas con diecisiete platos dentro estampados con las caras de Donald Trump y otros dieciséis representantes de la ultraderecha, entre ellos Santiago Abascal, Giorgia Meloni, Javier Milei, Marine Le Pen y Elon Musk. La galería asegura que el lavavajillas podría funcionar, y que la cara de los políticos se iría desvaneciendo con cada lavado. White washing es la más popular de Arco con el permiso de otra obra, de Ramon Mateos, expuesta en la galería Freijo: una cortina metálica negra con el número 7.291 pintado, correspondiente al número de víctimas de las residencias madrileñas durante la pandemia de la covid, y un documental posterior censurado.

La cortina del artista Ramón Montes con la cifra de muertes de las residencias madrileñas durante la pandemia de la cóvido.

Sin abandonar la política estadounidense, pero centrándose en la guerra entre Israel y Palestina, Alex Reynolds presenta en el stand de la galería Luis Adelantado el vídeo A un lado de cuestiones with no answers [Un montón de preguntas sin respuesta], basado en la grabación de una rueda de prensa del 2023 del antiguo portavoz de la Casa Blanca, John Kirby. Para criticar las demandas excesivas de aclaraciones, evasivas y tergiversaciones de las preguntas de los periodistas, Reynolds le ha recortado por solo dar voz a los periodistas.

Y para Jonas Roßmeißl, representado por la galería berlinesa Klemm's, ahora la imagen de Estados Unidos es la de una Estatua de la Libertad derrotada, mutilada y que, en vez del libro con la Constitución norteamericana, lleva en el brazo izquierdo una caja con material genético humano comprado.

Una Estatua de la Libertad mutilada en el stand de la galería Klemm's en Arco.

Rauschenberg y Miró, los más cotizados

El arranque de esta edición de Arco ha sido agridulce. Helga de Alvear, una de las galeristas españolas más destacadas, y compradora habitual de la feria, murió hace un mes, y la directora de la feria, Maribel López, y decenas de galeristas y coleccionistas le han recordado con un aplauso. La primera jornada de la feria también ha sido reivindicativa: los galeristas españoles han apagado las luces de los stands durante cinco minutos para seguir reclamando la rebaja del IVA del arte del 21% al 10% o el 4%. Galeristas como Íñigo Navarro, director de la galería Leandro Navarro, lamentan que el 21% de IVA les pone en desventaja respecto a sus colegas franceses y alemanes, y aseguran que el galerismo no es un sector sólo de "ricos".

'Téte aux trois cheveux ante la lune', de Joan Miró, en el stand de la galería Leandro Navarro en Arco.

En cuanto a las obras más cotizadas, como suele ocurrir, corresponden a grandes artistas modernos y contemporáneos, entre ellas, en la galería Thaddaeus Ropac, el díptico de Robert Rauschenberg Garden Stretch (Urban Bourbon), de 1988, con un precio de 1,7 millones de euros. Joan Miró vuelve a estar en la cima de las cotizaciones con Tête aux trois cheveux ante la lune (1976), a la venta la galería Leandro Navarro por 1,6 millones, 200.000 euros más que Rinaldo Annamari Luna Rossi, una pintura de Alighiero Boetti que vende la galería barcelonesa Mayoral. Y por debajo del millón de euros, otra de las imágenes más icónicas de esta feria la forman una escultura de hierro de una raíz de Ai Weiwei (650.000 euros) junto a la pintura de Miquel Barceló Sur la branche, protagonizada por un gorila (600.000 euros).

En el campo institucional, los reyes españoles han inaugurado oficialmente la feria y han terminado su recorrido en el espacio de la Fundación Joan Miró coincidiendo con el 50 aniversario de la institución.

'Garden Stretch (Urban Bourbon)' (1988), de Robert Rauschenberg, en el stand de la galería Thaddaeus Ropac en Arco.
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