Una de cal y otra de arena en los festivales Vida y Canet Rock
El entusiasmo en los conciertos contrasta con la mala gestión de las colas
BarcelonaSí, el público de Oques Grasses recibió el sol del domingo en Canet Rock y las ganas de bailar al aire libre se esparcieron por el Vida Festival el jueves, el viernes y el sábado. Una vez dentro del recinto de los conciertos, todo era casi igual que antes de la pandemia, salvo que el público tenía que llevar puestas las mascarillas FFP2 facilitadas por la organización (en la práctica, su uso fue más bien relajado). Hacía meses que se trabajaba para crear entornos seguros desde el punto de vista sanitario y la experiencia del concierto piloto en el Palau Sant Jordi convenció al Govern, que con la autorización del Procicat dio el visto bueno a los tres festivales con cribaje de antígenos previo (el tercero es el Cruïlla). Pero no todo salió como se había previsto.
El Vida y el Canet Rock contrataron a AINA Group, una empresa del sector de la tecnología para acontecimientos para llevar la gestión de la aplicación que recogía y comunicaba la información de los tests de antígenos. La misma empresa también se encargaba del personal sanitario y logístico necesario para hacer el cribaje. La aplicación falló el primer día del Vida, lo cual generó colas de más de tres horas. También había problemas de conectividad. El festival de Vilanova, que contaba con un centenar de sanitarios para hacer unos 10.000 tests al día, cambió el sistema de acceso para las dos jornadas siguientes, que se desarrollaron sin incidencias y con colas más razonables de entre quince minutos y una hora.
Con la experiencia del Vida, el Canet Rock descartó la aplicación y adoptó deprisa y corriendo otro sistema en el que el personal sanitario hacía el test y comunicaba directamente el resultado a cada espectador; si era negativo, le ponían una pulsera que, junto con la entrada, garantizaba el acceso al festival. El Canet Rock había contratado a AINA Group a medio millar de personas para los quince cribajes repartidos por toda Catalunya: 149 de personal de enfermería, 78 auxiliares de enfermería, 21 sanitarios para incidencias y más de 200 en logística, coordinación y control de accesos. En el pabellón de deportes de Canet de Mar tenían que funcionar 42 puntos de tests pero, según explican fuentes del festival, solo se abrieron 30. Y en el cribaje montado en Tàrrega, de “las nueve personas que estaban comprometidas en el servicio contratado solo se presentaron tres”. El punto más delicado fue Canet de Mar, también porque hubo espectadores que no respetaron la hora de cita previa o bien fueron a pesar de haber hecho la reserva en otros puntos. En todo caso, el festival no previó un sistema más eficiente ni organizó la cola por hora de reserva. Al final, más de tres horas de espera.
En cuanto al resultado de los cribajes, de los 22.330 tests de antígenos hechos en el Canet Rock, 152 fueron positivos. El Vida comunicará los datos este lunes.