Els Catarres se lo cuentan todo a Jordi Basté

BarcelonaMuchos sábados de charlas en plena pandemia hay detrás del libro Els Catarres X. Secrets i confessions d’una dècada salvatge (Halley Books - Rosa dels Vents). El trío, que el año que viene volverá a los escenarios con disco nuevo, se lo ha contado todo a Jordi Basté y el resultado es un relato sobre “alegrías, sufrimientos, tristezas y discrepancias” que empieza cuando Èric Vergés y Joan Riera eran unos chiquillos de Aiguafreda que se hicieron inseparables. Después hay decepciones como el fin del grupo Wolfish y el fracaso de Hotel la Paz. Ya con Roser Cruells como tercer vértice, llega el éxito de Jenifer y el inicio propiamente dicho de Els Catarres.

¿Por qué Jordi Basté?

Querían a alguien que les sacara “las cosas malas”

“Queríamos a alguien que nos hiciera un poco de psicólogo, alguien que nos exorcizara, que nos sacara todas las cosas buenas y todas las cosas malas; sobre todo las malas”, explica Riera. “Más que las cosas malas, las dificultades”, matiza Vergés. “Y para sacarnos las cosas malas necesitábamos a alguien que fuera hábil –añade Riera–. Con su habilidad hemos vomitado muchas cosas que recordábamos pero que costaba explicar, y otras que ni recordábamos”. Basté, por lo tanto, ha hecho de exorcista. "Lo primero que les dije fue: «Vomitadlo todo»", dice el periodista, para quien este libro es “la historia de un sentimiento durante diez años”: “Para llegar a aquella música que nos gusta, ha habido una vida personal muy bestia, a veces muy cruel, a veces muy triste y a veces muy eufórica. Ellos han tenido la valentía de explicarlo”.

Un correo electrónico

“Folk, así, bailable; una mezcla entre Muchachito y Manel”

El 27 de octubre de 2010, Riera envió un correo electrónico a Cruells por sí quería tocar con ellos en “un proyecto musical en catalán” de “folk, así, bailable”: “Para que te hagas una idea: una mezcla de Muchachito [Bombo Infierno] y Manel”. “Realmente, no éramos ninguna de las dos cosas”, dice Vergés. Cruells aceptó la oferta. “Solo hacía seis meses que tocaba el contrabajo, y tenía muchas ganas de tocarlo”, recuerda ella.

‘Jenifer’

“Estábamos hasta los huevos de tocarla”

Para Els Catarres, Jenifer fue un éxito tan inesperado como envenenado, y les costó unos cuantos años reconciliarse con la canción. “Estábamos hasta los huevos de tocarla. Entre entrevistas de radio, ensayos y conciertos, conté que la habíamos tocado más de 4.300 veces”, recuerda Riera. “Sí, nos hizo famosos, pero no refleja lo que son Els Catarres porque al final es una cosa viral; es casi un meme esta canción –dice Vergés–. Jenifer nos encanta y nos hace mucha gracia, y no renegaremos nunca porque nos lo ha dado todo, pero a la vez no nos representa tanto como nos tendría que representar”. Basté hace cara de reprobación cuando Riera explica que el grupo ya no se emocionaba con Jenifer y que se plantearon dejarla fuera de los conciertos. “Finalmente, optamos por revisarla en clave de reggaeton electrónico, y ahora es de las que más me gusta tocar”, dice Riera devolviendo la paz al gesto de Basté.

Aquella crítica en el ‘Regió 7’

“Como era previsible, el fenómeno ‘Jenifer’ se deshincha”

En Sala Stroika de Manresa caben más de 800 personas, pero el 2 de diciembre de 2011 Els Catarres solo reunieron a 59. El diario Regió 7 publicó la crítica del periodista Damià Vicens, en la que constataba el poco poder de convocatoria del grupo: “Como era previsible, el fenómeno Jenifer se deshincha”. Pasaba también un mal endémico de la música en directo en Catalunya: llenar conciertos con entrada libre en verano no garantiza que la gente pase por caja para ver al mismo grupo en salas. “Fue una punzada muy fuerte, la de la Stroika –admite Riera–. Es un artículo que tengo muy presente, como un recordatorio: «Tío, estabas en el puto pozo... y después funcionó»”.

"Mucha gente tiene la impresión que Els Catarres triunfamos desde el principio, que ya lo teníamos todo hecho con Jenifer, y es muy falsa esta historia. Sí que tuvimos un momento de despegue, pero después tuvimos que currar muchísimo porque no venía gente a los conciertos", añade Vergés. “Esto nos hizo plantear cosas”, dice Cruells.

Afrontar las contracciones

“No se puede vivir del sistema sin formar parte”

La frase es de Basté e ilustra las contradicciones de un grupo que al principio no quería saber nada ni de mánager ni de contratos. Las cosas cambiaron antes de publicar el disco Postals (2013). “Para encajar en la industria, hay que jugar con unas normas que están puestas y que te facilitan la vida –dice Vergés–. Idealizábamos ir por libre, hasta que te das cuenta de que es mucho más difícil de lo que parece y que sacas mucho menos zumo. De golpe ves que necesitas un mánager porque te quita mucho trabajo, que tienes más conciertos, que son mejores y que te hacen crecer. Son muchos factores que no tienes en cuenta hasta que no lo conoces. Además, veníamos de una experiencia muy negativa”.

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