Cine

Los aliens vuelven a dar miedo

La saga de los xenoformes vuelve al terror de los inicios con 'Alien: Romulus', del uruguayo Fede Álvarez

'Alien: Romulus'

  • Dirección: Fede Álvarez. Guión: Fede Alvarez y Rodo Sayagues a partir de personajes creados por Dan O'Bannon y Ronald Shusett
  • 119 minutos
  • Estados Unidos y Reino Unido (2024)
  • Con Cailee Spaeny, David Jonsson y Archie Renaux

Después de seis entregas –incluidos los dos crossovers con Depredador–, la franquicia Alien llegó a un preocupante punto de estancamiento que Ridley Scott superó en el 2012 con el giro hacia la ciencia ficción de la notable Prometheus, inicio de una trilogía de precuelas que por el momento ha quedado en díptico a raíz del relativo fracaso deAlien: Covenant (2017), lo que deja colgada la historia del androide David (Michael Fassbender) y sus embriones de alien. Con la compra de Fox por parte de Disney, parece que la prioridad no era cerrar relatos sino ordeñar con mayor eficacia la propiedad intelectual siguiendo el modelo Star Wars: regreso a las esencias, renovación de caras y un deseo indisimulado de complacer a los fans.

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¿Pero cuál es la esencia de una saga que, como el xenoformo que la protagoniza, muta y se transforma en cada entrega? Del terror claustrofóbico deAlien (1979) en la acción frenética deAliens (1986), el ejercicio de tensión deAlien 3 (1992) o el toque pícaro y esperpéntico deAlien: Resurrección (1997). La solución deAlien: Rómulo es recuperar el horror visceral y realista de la primera entrega y potenciar el ADN básico de la saga: protagonismo de una final girl dura de pelar (Cailee Spaeny, la fotógrafa inexperta de Civil war), desconfianza hacia la figura de un humanoide sintético y escabechina progresiva del reparto.

El fichaje clave es Fede Álvarez, el director uruguayo encargado de actualizar la saga Posesión infernal. De hecho, Alien: Rómulo tiene mucho que ver con la película de Álvarez No respire (2016), en la que tres adolescentes entran confiados en robar en la casa de un hombre ciego y acaban luchando por sobrevivir. Si esos chicos querían el dinero para huir a California, los protagonistas de la nueva entrega deAlien quieren robar una nave abandonada en la estratosfera de su sombría colonia minera para escapar a un planeta más soleado. La arrogancia insolente con la que los protagonistas deAlien: Rómulo penetran en un escenario lleno de horrores escondidos entronca con los códigos delslasher adolescente, territorio conocido por Álvarez, que despliega la pirotecnia de sustos esperables y un monster show que se mueve entre el canon de la saga y las transgresiones estimulantes –un advenimiento del alien en forma de parto– o pasadas de rosca –un híbrido de alien y humano como versión mejorada de nuestra especie.

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Hay que reconocer al filme un nervio y una frescura ausente en las últimas entregas, más centradas en el desarrollo del universo Alien que en la creación de secuencias sólidas de terror. En algunos momentos, lisa y llanamente, Alien: Rómulo da mucho miedo. Pero tiene un reparto soso y cae demasiado a menudo en la tentación de recrear escenas y frases icónicas de entregas anteriores, un catálogo de autohomenajes y hacen service que llega al paroxismo en el último tramo. Incapaz de construir una nueva mitología, lo último Alien se conforma con imaginar una nueva aventura llena de referencias y guiños que denotan una reverencia excesiva en el imaginario de la saga.