Crítica de cine

Disney sigue cuestionando (un poco) sus cuentos de hadas, con 'Wish: el poder de los deseos'

La heroína de esta superproducción animada es una chica enfrentada a un rey mago que representa un autoritarismo supuestamente benévolo

'Wish: el poder de los deseos'

  • Dirección: Chris Buck y Fawn Veerasunthorn.
  • Guion: Jennifer Lee y Allison Moore, a partir de una historia de Chris Buck, Jennifer Lee, Fawn Veerasunthorn, Allison Moore, Carlos López Estrada y Andrew Rothschild.
  • 92 minutos. Estados Unidos (2023).
  • Animación.

La nueva propuesta animada de Disney encaja con cierta dinámica de cuestionamiento de los viejos cuentos de hadas. Trata de una chica que quiere ser el aprendiz del rey mago que gobierna una (¿idílica?) isla. Como en Frozen 2, el buen rey no lo es tanto y las aparentes maravillas de su reino esconden reversos tenebrosos. Descubiertos estos secretos, el grueso de la narración trata del choque entre la heroína desobediente y el monarca con aspecto de cantante melódico que se hunde en el deseo de control (y que rompe la habitual identificación entre belleza física y bondad). Los responsables de la película no logran perfilar su vertiente metafórica, que trata de deseos, o de propósitos existenciales, o ve a saber qué, y que tiene una lógica interna muy cuestionable (y un mensaje extraordinariamente confuso).

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Con un fantasmagórico remake de Pinocho aún en el recuerdo (traumático), Disney insiste en la retromanía. Los personajes de Wish: el poder de los deseos remiten a la animación digital contemporánea, pero transitan a menudo por escenarios que evocan el dibujo pintado a mano. Estos dos planes no siempre se integran armónicamente, pero su intento es apreciable. Y esta es la línea general de la producción: que parece imperfecta. Y no lo parece de la forma viva en la que puede ser imperfecta una creación artística remotamente espontánea: el filme suena a producto corporativo que ha sido trabajado y trabajado porque funcione. Quizás lo acaba haciendo, pero solo a medias.