Estudio en claroscuro de una paternidad terrible
Klaudia Reynicke retrata al drama familiar 'Reinas' el Perú convulso de los años 90 con una deslumbrante Susi Sánchez
'Reinas'
- Dirección: Klaudia Reynicke-Candeloro. Guión: Klaudia Reynicke-Candeloro y Diego Vega
- 104 minutos
- Perú, Suiza, España (2024)
- Con Luana Vega, Abril Gjurinovic, Gonzalo Molina, Jimena Lindo y Susi Sánchez
Lo íntimo y lo colectivo chocan en Reinas, notable película de la cineasta suiza-peruana Klaudia Reynicke. En Perú convulso de los noventa, atravesado por el terrorismo y la violencia de estado, dos hermanas, la adolescente Aurora y la pequeña Lucía, reconectan con su padre ausente y bala perdida las semanas previas a un viaje que las llevará, definitivamente, mucho lejos de Lima, donde viven con su madre y su abuela (una imponente Susi Sánchez). Reynicke evita los lugares comunes del relato de iniciación para construir un fresco histórico y coral en el que el protagonismo se reparte democráticamente entre los distintos miembros de esta familia matriarcal y sus satélites. Entre ellos destaca Carlos, el exmarido y padre irresponsable, “mitómano” y mentiroso compulsivo al que encarna, con un carisma y una fragilidad abrumadores, Gonzalo Molina.
Reinas tiene en el centro el retrato en claroscuro de una paternidad terrible, lo que le permite dialogar con otra obra dirigida también recientemente por una joven cineasta latinoamericana, Tengo sueños eléctricos, de Valentina Maurel, cruda descripción de una relación entre padre e hija marcada por la violencia y la enfermedad mental. Reinas adopta, conscientemente, un tono mucho más ligero para ir oscureciéndose poco a poco, conforme la existencia cotidiana de los personajes fricciona con la realidad que les rodea. La película consigue evocar toda una época y un lugar concretos a partir de un modélico realismo ambiental en el que conviven dos realidades que, en el fondo, eran una sola: por un lado, la vida diaria de las privilegiadas niñas protagonistas ( excursiones a la playa, canciones de los Hombres G, series como Alf) y, por otro, la violencia sistémica cristalizada en el toque de queda, los abusos policiales y los coches bomba, pero también en el racismo y el clasismo de un país cerca del colapso.