Sydney Sweeney, mala baba y poco cine en la adaptación del 'bestseller' viral del momento
La actriz protagoniza junto a Amanda Seyfried 'La asistenta', basada en la popular novela de Freida McFadden
'La asistenta'
- Dirección: Paul Feig. Guión: Rebecca Sonnenshine a partir del libro de Freida McFadden
- 130 minutos
- Estados Unidos (2025)
- Con Sydney Sweeney, Amanda Seyfried y Brandon Sklenar
En 1960, la sociedad surcoreana se vio sacudida por el estreno de The housemaid, una magistral combinación de drama familiar y thriller psicológico en el que una criada rasgaba el orden burgués y patriarcal de una familia acomodada. Resulta una pura fantasía cinéfila imaginar que el majestuoso filme de Kim Ki-young –considerado el mejor de la historia del cine surcoreano– esté en el origen del bestseller viral de Freida McFadden, que ahora lleva al cine Paul Feig (director de algunos capítulos de Mad men y de La boda de mi mejor amiga). Existe un abismo entre la afilada puesta en escena y el naturalismo retorcido del clásico surcoreano y la inoperancia estética de La asistenta. Confiando a ciegas en las vueltas de la novela de McFadden, los responsables de esta rutinaria adaptación –del director al reparto, pasando por la guionista Rebecca Sonnenshine– renuncian a fabricar un espectáculo estimulante visual o narrativamente.
Sin embargo, si dejamos de lado cualquier criterio formal o estético y buscamos refugio en la reflexión de orden social-ideológico, es posible encontrar puntos de interés en La asistenta. Hay que reconocer la habilidad de la novela y del filme para retorcer los códigos del thriller de intrusión femenina, que hizo fortuna en los años 90 gracias a Mujer blanca soltera busca o La mano que acuna. Llevando hasta el delirio el enfrentamiento entre una mujer burguesa y su asistenta, el filme encuentra una curiosa brecha para subvertir el tufo machista de la propuesta. De hecho, con un director y unas actrices más inspiradas –Sidney Sweeney vuelve a demostrar sus limitaciones actorales y Amanda Seyfried se pierde en un pozo de histrionismo–, La asistenta podría haber brillado como una relectura feminista de los alocados thrillers hitchcockianos de Brian De Palma.