Muestra de Venecia

"Es imposible que un único actor encarne la locura de Dalí"

Quentin Dupieux celebra la excéntrica personalidad del genio de Figueres en 'Daaaaaali!', que llena de surrealismo la Muestra de Venecia

VeneciaCuando la 80a Muestra de Venecia se dirige con paso firme hacia la clausura, que se verá rubricada el sábado con la entrega del León de Oro, ya podemos decir que el principal mérito de su programación ha sido reivindicar el impulso humorístico como un elemento capital de la expresión cinematográfica. En contra de la habitual preeminencia de los dramas de carácter social –de los que se han visto, ninguno merece ser destacado–, las mejores películas del festival han sido las comedias de Wes Anderson (The wonderful story of Henry Sugar) y Yorgos Lanthimos (Poor things), títulos hilarantes a los que ahora hay que sumar la fascinante Daaaaaali!, del francés Quentin Dupieux, y la magnífica Hitman, del estadounidense Richard Linklater.

Dupieux, también conocido por el sobrenombre de Mr. Oizo en su faceta de músico electrónico, se ha convertido en un practicante consistente y prolífico del surrealismo fílmico. Una trayectoria con títulos como Mandíbulas o Fumar provoca tos que ahora llega a su cumbre con Daaaaaalí!, una lunática y laberíntica exploración del exuberante imaginario y la excéntrica personalidad de Salvador Dalí. "Mis películas siempre surgen del subconsciente", ha señalado Dupieux ante la prensa acreditada en Venecia: "Por tanto, la única manera de sumergirme en el mundo de Dalí era intentar acercarme a su inconsciente, a los rincones ocultos de su personalidad”. Así, para escarbar en el universo daliniano, Dupieux toma la genial decisión de que sean seis actores, de edades y complexiones diferentes, los que interpreten las distintas caras de Dalí. “La idea inicial era que fuera un único actor el que diera vida al pintor, pero pronto me di cuenta de que el resultado sería demasiado clásico, demasiado aburrido. Es imposible que un único actor encarne la locura de Dalí”, asegura Dupieux.

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Lo más interesante de Daaaaaali! es que las transiciones entre los distintos avatares del artista no responden a ninguna lógica argumental. Cómo ocurría en Ese oscuro objeto del deseo, la película de Luis Buñuel en la que Carole Bouquet y Ángela Molina daban vida al mismo personaje, Dupieux utiliza sus Dalís para generar desconcierto en el espectador y en la propia película, que se ve abocada al bucle narrativo y a la paradoja temporal. “He querido crear un film caleidoscópico”, apunta Dupieux, que utiliza como premisa la reticencia del pintor a ofrecerle una entrevista a una joven periodista (Anaïs Demoustier) si esta no lo filma mientras habla. “La primera inspiración para el filme fue la relación de Dalí con los medios de comunicación en la década de 1980”, asegura Dupieux, que también destaca su interés por el universo estético del artista figuerense: “Para acercarnos en su universo, fuimos a su Teatro-Museo, y construimos la casa de la película tomando como referencia la casa de Dalí en Cadaqués”.

Linklater y Hamaguchi marcan territorio

Más allá del delirio daliniano, la Mostra logró su cenit humorístico de la mano de Hitman, de Richard Linklater. En esta comedia policíaca, el director de Boyhood cuenta la historia real de Gary Johnson, un profesor de filosofía que en sus horas libres desempeñó el papel de sicario para que la policía de Nueva Orleans identificara a gente interesada en contratar a un asesino a sueldo. Esta impensable peripecia fue recogida en la revista Texas Monthly por el periodista Skip Hollandsworth –autor del artículo que llevó a Linklater a hacer Bernie– y es utilizada por el cineasta para celebrar la vida como un juego de apariencias. Además, transitando entre las clases de filosofía de Johnson, sus misiones de incógnito y las salas de un tribunal, Hitman, sin abandonar nunca la ligereza cómica, propone un conjunto de inquietantes interrogantes: ¿cómo explicar la fascinación del séptimo arte por la figura del asesino? ¿Hasta qué punto llega la familiaridad del pueblo estadounidense con el asesinato a sangre fría? ¿O cómo juzgar un complot homicida cuando el crimen no llega a cometerse?

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Por último, el japonés Ryūsuke Hamaguchi, el director de la oscarizada Drive my car, se incorporó a la competición por el León de Oro con Evil dos not exist, un irónico título para una película que arranca como una balsámica inmersión en los ritmos de la naturaleza y que deriva en un maniqueo retrato, a modo de Ken Loach, de la lucha entre los habitantes de una pequeña comunidad de Japón rural y las fuerzas capitalistas que vienen de la gran ciudad con la intención de construir un glamping, es decir, un camping de lujo.