Cine

La maternidad franquista que robó bebés en democracia

'Alumbramiento', de Pau Teixidor, lleva al cine la historia de las adolescentes embarazadas que pasaron por Peña Grande

BarcelonaMuchos historiadores sitúan el fin de la Transición el 28 de octubre de 1982, el día de la primera victoria del PSOE en las elecciones españolas. Esa misma noche, mientras los socialistas comenzaban la construcción de aquella España que según Alfonso Guerra no debía reconocer “ni la madre que la parió”, un taxi madrileño se abre camino entre grupos de jóvenes que gritan “Salta a la vista, España es socialista”. Dentro hay una madre que se debate entre la rabia y la vergüenza y una hija adolescente, embarazada y sin voz, que va hacia un convento que ofrece una solución a su problema: la maternidad de Peña Grande, un internado franquista que acogía a las chicas embarazadas de familias sin recursos, una opción discreta y barata para ahorrarse el oprobio social. “Estamos aquí para ayudarte, nada más”, asegura la superiora del convento, donde mi madre deja a su hija caída en desgracia (“no hagas que me avergüence”, le dice cuando se despide) y ésta es trasladada a la maternidad en un coche de la policía, con esposas. "Sólo te las ponemos por tu seguridad", le dice uno de los agentes antes de aflojarlas, conmiserativo.

Así comienza Alumbramiento, la película de Pau Teixidor que acaba de llegar a los cines, pero podría ser cualquiera de las historias reales que contaron al director algunas de las mujeres que pasaron por la maternidad de Peña Grande, una institución oscura y represiva que se mantuvo en funcionamiento hasta 1984 y donde no sólo se mantenía intacta la doctrina católica y los valores más retrógrados del franquismo, sino que también algunas criaturas desaparecían sin dejar rastro al poco de nacer y algunas de las madres adolescentes acabaron en manos de hombres alcohólicos y maltratadores. “Hay que entender que Peña Grande pertenecía al Patronato de Protección de la Mujer, que no colgaba del ministerio de Educación sino del ministerio de Justicia –señala Teixidor–. Estaba organizado desde un punto de vista represivo y era una herencia del régimen franquista, cuyas instituciones no terminaron al día siguiente de la muerte de Franco, sino que se mantuvieron muchos años”.

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Huir de la "pornografía emocional"

Teixidor nació, precisamente, en 1982 en Madrid (“por circunstancias familiares”), pero es de Vilanova y la Geltrú y descubrió la historia de Peña Grande a través de un documental. “Me impactó mucho que yo, con 32 años que tenía entonces, nunca hubiera oído hablar de algo tan brutal”, dice. Los relatos orales de las madres de Peña Grande a las que conoció durante el proceso de documentación, “historias durísimas de vidas marcadas por un dolor indescriptible”, le hicieron renunciar a la película que tenía en la cabeza (“algo muy bestia” al estilo de Lars Von Trier a Rompiendo las olas”) y con la ayuda de la coguionista Lorena Iglesias, que también es actriz y cómica, optó por un territorio más ambiguo. “Me preocupaba caer en la pornografía emocional –explica–. Sigue siendo un drama y una película dura, pero también hay momentos luminosos y contradictorios. No debíamos perder de vista que estamos hablando de adolescentes, que viven las cosas con gran intensidad y unos altibajos muy bestias. Peña Grande fue un infierno para muchas mujeres, pero algunas venían de entornos de una pobreza y violencia tan grandes que decían que les había salvado la vida”.

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Alumbramiento es la segunda película de Teixidor, pero con cierto sabor deopera prima. “Purgatorio (2014) fue un encargo, una película de género muy pequeña, pero Alumbramiento sí la siento como mi historia”, dice el director, que ha reunido a un grupo de actrices debutantes en el cine lideradas por Sofía Milán, que se llevaron el reconocimiento colectivo del jurado del BCN Film Fest, que también premió la dirección de Teixidor. Entre las actrices con experiencia destaca el trabajo matizado y complejo de Laura Gómez-Lacueva, que encarna a una de las monjas de Peña Grande en el que fue su último papel antes de morir de cáncer a los 48 años. “No pudo terminar el rodaje, tuvo que marcharse una semana antes y murió tres días después de terminar la película –recuerda Teixidor–. Le faltaban por rodar tres escenas, pero el grueso de su papel ya estaba hecho”.

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Una película bendecida por Carla Simón

El proyecto de Alumbramiento pasó por las residencias de guión de la Academia del Cine Español y Teixidor tuvo como tutora a la cineasta Carla Simón. “Me aportó algo muy importante y que yo había descuidado: que la película debía tener vida –recuerda el director–. Carla me ayuda a encontrar los elementos que hacían que estas chicas estuvieran más vivas desde un punto de vista emocional”.

Trailer de 'Alumbramiento'