Richard Linklater: "No estoy orgulloso de una película, estoy orgulloso de mis hijos y mis amigos"
El director estadounidense presenta en el BCN Film Fest el 'thriller' 'Hit man', sobre un profesor universitario que se hace pasar por asesino a sueldo
Barcelona“¿Se conoce a usted mismo?”, pregunta a sus alumnos de Filosofía Gary, un profesor universitario que lleva una vida ordenada y solitaria con sus dos gatos, Id y Ego. Es un hombre ordinario, incluso aburrido, si no fuera por su otro trabajo a tiempo parcial: hacerse pasar por sicario para ayudar a la policía de Nueva Orleans a detener a personas que quieren contratar los servicios de un asesino a sueldo. Basada libremente en una historia real, Hit man es la nueva película de Richard Linklater (Houston, 1960), que este viernes recibe el premio de honor del BCN Film Fest. “Estos premios siempre llegan con una nota que dice «Ya eres viejo, estás al final de tu carrera» –bromea el director estadounidense–. Pero estar aquí es ya un honor. Cuando me enamoré del cine no podía imaginarme que acabaría haciendo películas, que se verían y que vendría a sitios como este”.
Hit man, que llegará a los cines el 7 de junio, bebe directamente de la historia real de Gary Johnson, que Linklater y el actor protagonista, Glen Powell, convirtieron en un guion. “Leí un artículo sobre Gary y me intrigó mucho su manera de ganarse la vida. Parecía un trabajo muy raro, sobre todo para un académico”, explica Linklater. El artículo termina con la historia de una mujer que quería matar al marido y a la que Johnson dejaba marchar por compasión. “Glen y yo empezamos a pensar en la historia de Gary y la mujer, en “qué pasaría si...”, y de repente era una historia de ficción con elementos de thriller y comedia screwball. Acabó siendo una historia sobre la identidad. Siempre me han interesado las preguntas fundamentales: quiénes somos realmente, podemos cambiar... Waking life [2001] ya hablaba de todo esto”.
Entre Sondheim y la Nouvelle Vague
Linklater llega al BCN Film Fest directamente de París, donde hace solo dos días cerró el rodaje de Nouvelle Vague, una película sobre el rodaje deAl final de la escapada, la opera prima de Jean-Luc Godard. “Todos los cineastas deberían rodar al menos una película sobre cómo se hace una película –afirma–. Transcurre en 1959 y, básicamente, consiste en pasar el rato con los directores de la Nouvelle Vague; los hemos reunido a todos”. El director también trabaja, desde hace un tiempo, en un proyecto en la línea de Boyhood: una adaptación del musical de Sondheim Merrily we roll along (1981), que ocurre a lo largo de veinte años en sentido cronológico inverso. “Ya no se puede trabajar en secreto –protesta Linklater sin perder la sonrisa–. No sé cuántas cosas puedo contar de una película que nadie verá hasta dentro de diecisiete años. Pero sí, le estamos rodando. Empezamos por el final de la historia y vamos por el tercero de los nueve episodios. Siempre quise hacer un musical, y creo que funcionará mejor como película que como obra de teatro. Pero mejor pregúntame dentro de diecisiete años”.
Conocido por sus experimentos con el tiempo, tanto en Boyhood como a la suya trilogía de Antes de..., Linklater ha opinado también sobre las secuelas al estilo de Top Gun: Maverick, que recuperan los personajes años después. “A todos nos interesa lo que nos ocurre a nosotros y a los demás con el transcurso del tiempo, y al cine también le interesa –comenta–. Directores y actores fantaseamos a menudo con cómo será un personaje dentro de veinte o treinta años”. El cineasta critica "las secuelas que se escriben la semana después del estreno porque han sido un éxito" y prefiere las que dejan pasar muchos años. “Me gusta Trainspotting 2, por ejemplo. Es interesante ver a esos tipos más viejos. Y no hablemos ya de lo que hizo Ingmar Bergman en Saraband [2003] con los mismos actores de Secretos de un matrimonio [1974] casi treinta años después”.
Orgullo de padre
Preguntado sobre qué película de su filmografía le hace sentirse más orgulloso, Linklater se remueve inquieto en la silla. “No deberías sentir orgullo por lo que has hecho, al menos si tienes más de 11 años –dice–. Yo estoy orgulloso de mis hijos, de mis amigos, de Austin Film Society (que ayudé a fundar)... Más que orgulloso de una película, me siento agradecido de haberlas podido hacer”. El director recuerda cuando, a los 20 años, empezó a ver películas e interesarse por el cine: “Me di cuenta de que procesaba el mundo a través del cine y me obsesioné. Para ser cineasta debes ser un freak del cine, y debes serlo toda la vida. Hago otras cosas, pero si quieres contar historias, el cine es el medio más poderoso”.