Mercè Rodoreda baila en Venecia con La Veronal
Marcos Morau estrena un espectáculo inspirado en 'La muerte y la primavera' en la Bienal de Danza
BarcelonaEl vínculo con la Bienal de Venecia es una muestra del carácter inquieto de la compañía La Veronal, la troupe liderada por el coreógrafo Marcos Morau (Ontinyent, 1982) que se ha convertido en un sólido referente en Europa. Hace diez años fueron la Bienal de Teatro y este año están en la de Bienal de Danza. Y lo hacen con un espectáculo que ha levantado mucha expectación, una adaptación de la novela testamentaria de Mercè Rodoreda, La muerte y la primavera, que después de estrenarse en Venecia este viernes y realizar una segunda función el sábado, abrirá la temporada del TNC el 24 de septiembre.
"Es la primera vez que, de algún modo, intento escenificar, traducir o interpretar un texto literario", afirma en el ARA el coreógrafo Marcos Morau. "Ya tenía ganas de hacerlo, tenía ganas de encontrarme con esta situación y tenía ganas de hacerlo con un autor o creador catalán. Había encontrado la inspiración en músicos y artistas como Gustav Mahler, Ennio Morricone y Edvard Munch, y siempre pensaba que algún día haría algo con La muerte y la primavera“, explica.
Mercè Rodoreda dejó la novela inacabada, pero no incompleta. “Es una obra bastante compleja. aquí me sentía muy a gusto". Rodoreda la escribió al tiempo que La plaza del Diamante (1962), pero La muerte y la primavera se publicó en 1986, tres años después de su muerte. Como recoge la sinopsis publicada por Club Editor, la historia está marcada por el miedo, el deseo, la represión: "En un lugar sin nombre y en una época indeterminada, aislado en medio de una naturaleza inquietantemente humana, vive un pueblo sometido a una ley rigurosa ya la vigilancia constante de dos amenazas, los jamás, los seres que de llevarse las casas".
La maternidad es otro elemento clave: “Las madres atormentan el deseo de las criaturas con punzones de hierro. miedo". Aunque La Veronal ha pasado el texto por su "lente deformante", como dice Morau, el público reconocerá sobre el escenario muchos elementos e ideas de la novela: "Encontraremos los troncos, las mujeres embarazadas, la oscuridad, la muerte, el bosque, el agua, la falta de esperanza, la... la... muchas otras cosas, porque cuando hablo de La muerte y la primavera, en el fondo, estoy hablando de mí", dice Morau.
Cuando el coreógrafo se plantea por qué se han adentrado en este momento en una novela de Rodoreda para hacer "un ejercicio de catarsis", se remonta a uno de los trabajos recientes de la compañía que también tiene la muerte en el título, Totentanz - Morgen ist die Frage [La danza de la muerte: mañana es la pregunta], un espectáculo entre la instalación, el vídeo y la performance. "A Totentanz hablábamos de la banalidad de la muerte –explica Morau–, de cómo la muerte nos desafía y se nos plantea en la televisión, en las guerras, en el exilio, en Gaza, de una manera que es implacable y que hace que estemos todos observándola como espectadores de un mundo que se destruye. Y en La muerte y la primavera hay una mirada más poética. Nosotros, como seres humanos, nos preguntamos, nos peleamos, buscamos sentido a las cosas, pero la naturaleza lo tiene claro, la naturaleza siempre vuelve a empezar, es un ciclo que no para".
La primavera, una "crueldad"
En cuanto a la naturaleza, Morau apunta que el poeta estadounidense TS Elliot y el pintor Francis Bacon veían la naturaleza, y también la primavera, como "una herida de la tierra" imparable pase lo que ocurra. evidentemente, no sólo habla de la naturaleza y de la muerte, sino que está hablando de sí misma, de su exilio, de su figura como mujer escritora, de su identidad", dice el coreógrafo, que recuerda que la vocación artística puede ser una mesa de salvación porque le permite vivir "otra realidad, una realidad paralela, el hecho de que otra forma de expresar.
Los intérpretes y los colaboradores en la coreografía de La muerte y la primavera son Fabio Calvisi, Ignacio Fizona Camargo, Valentin Goniot, Jon López, Nuria Navarra, Lorena Nogal y Marina Rodríguez. Como viene siendo habitual, los encargados de la escenografía y el vestuario son Max Glaenzel y Silvia Delagneau. Además, este espectáculo representa una nueva colaboración con otra cómplice conocida: la cantante Maria Arnal. "Somos contemporáneos, somos amigos, somos compañeros, compartimos poesía y maneras de entender el arte, y cuando terminamos la colaboración con Sonoma el año pasado en el Grec, decidí que quería seguir trabajando. En el primer momento, La muerte y la primavera era un concierto instalativo. Con Maria tuvimos claro que, a partir de los textos de la novela, queríamos escribir nuevos textos, escribir canciones, y hacer que los bailarines y ella cantaran al escenario, y convertir esta adaptación de La muerte y la primavera en algo que no fuese ni un concierto, ni un espectáculo de danza, ni nada en concreto, y que lo fuera todo", concluye Morau.