El elixir para una larga vida (en el siglo XIX)
Recuperan los 162 libros de entre el siglo XVII y el XX de la farmacia del antiguo Hospital Santa Caterina de Girona
Girona“35 gramos de acíbar y 4 gramos de raíz de genciana, de ruibarbo, de zedoaria, de azafrán, de agárico blanco, de electuario leriacalmagno y alcohol de 60º”. Son los ingredientes de un elixir para una larga vida que encontraron escrito a mano en un papel, guardado dentro de una farmacopea –un código de medicamentos oficial– de 1884. El documento, que contiene también la receta que se tenía que seguir para prepararlo, forma parte del fondo bibliográfico de la farmacia del antiguo Hospital Santa Caterina de Girona, que ahora la delegación de la Generalitat en Girona ha catalogado y se puede consultar en el Archivo Histórico.
En total, son 162 obras en 239 volúmenes que permiten reseguir los conocimientos médicos, farmacológicos, químicos y biológicos que tenían los gerundenses a lo largo de 300 años. “Sobre todo hay libros imprimidos, pero también hay un centenar de manuscritos con diferentes recetas y seis dietarios manuscritos que permiten conocer el día a día de lo que se hacía en esta farmacia. El fondo sobre todo es interesante para ver que era una biblioteca viva y esto es importante porque abre nuevas puertas a nivel bibliográfico, de contexto histórico y social”, destaca la responsable del fondo patrimonial de la Biblioteca Carles Rahola, Míriam Oviedo, que se ha encargado de la catalogación y conservación de los ejemplares.
El fondo bibliográfico estaba guardado en los armarios de la antigua farmacia, que hoy en día todavía conserva su aspecto histórico a pesar de haberse transformado en la sede de la Generalitat en Girona. Está formada por dos aposentos con las paredes forradas de estanterías de madera altas, con puertas de vidrio que permiten ver los recipientes que antiguamente guardaban las plantas y elixires que utilizaban los médicos y enfermeras del hospital: algunos son de cerámica blanca y azul, otros de vidrio de diferentes medidas. En las etiquetas, nombres como Ster Lacert, S.Althae, Dictam. Cret. o Cafeine.
El ejemplar más antiguo que se conserva fecha aproximadamente de 1670. Es un testamentum médico escrito por Adrian von Mynsicht (1603-1638) en el que describe recetas y fórmulas médicas y farmacológicas. “No se conserva la portada y, por lo tanto, no está el pie de la imprenta ni la fecha exacta. Pero por las similitudes con otros libros de este mismo autor creemos que es de 1670”, concreta Oviedo.
Otra de las joyas del fondo es un ejemplar escrito a mano con 417 elixires datados de entre 1885 y 1930. “Al ser un manuscrito es un ejemplar único, con un valor considerable, que permite ver las recetas magistrales que se preparaban aquí”, añade la responsable.
En busca de investigadores que estudien el fondo
Los libros que forman parte del fondo están escritos en latín, castellano, francés y, pocos, en catalán. La mayoría hablan de tratamientos médicos y de recetas farmacológicas, pero también hay algunos dedicados a la química y a la biología. Por ejemplo, se conserva un manual para tratar las heridas hechas por animales rabiosos –cuando todavía no se había descubierto la vacuna contra la rabia–, escrito por Josef Antoni Capdevila, imprimido en 1787 y dirigido a los alumnos del Colegio de Cirugía de Barcelona.
Asimismo, forma parte del fondo un “catálogo de lujo”, imprimido en 1885, que recoge los diferentes botes de cerámica y de vidrio, y los instrumentos farmacológicos que se utilizaban, ilustrados con dibujos a color. Oviedo ha destacado que se trata de un libro que se puede encontrar en pocas bibliotecas patrimoniales: “Y esto todavía eleva más su rareza. Además, gracias a las ilustraciones, nos podemos imaginar qué aspecto debían de tener las farmacias de la época”.
Otros ejemplares son valiosos por las características y calidades de su impresión: por ejemplo, hay uno que está encuadernado con pergamino, otro dedicado a la botánica con todo de ilustraciones detalladas de plantas y árboles, o uno de los tres únicos ejemplares que se imprimieron en la ciudad, el Tyrocinium pharmaceuticum theorico-practicum, galeno-chymicum, de 1755. “Solo hemos encontrado tres libros imprimidos en Girona, los otros dos son religiosos y solo hay este científico. Y tiene interés porque ayuda a saber qué tipo de libros se imprimían en la ciudad entonces”, ha subrayado Oviedo.
Ahora que toda la ciudadanía podrá consultar cualquiera de los 162 libros, la responsable de la Biblioteca Carles Rahola espera que investigadores estudien el fondo para profundizar en la evolución de los tratamientos médicos y farmacológicos que se aplicaron en el hospital gerundense a lo largo de más de 300 años.