Ignasi Aballí tensa la imagen oficial de España alterando el pabellón español de la Bienal de Venecia
El artista introduce una versión corregida dentro del edificio existente
BarcelonaEl artista Ignasi Aballí (Barcelona, 1958) parece estar cada vez más interesado en la arquitectura y en cómo hacer dialogar los espacios físicos con sus reflexiones sobre la imagen y el lenguaje, una línea que llevará al extremo con su proyecto para el pabellón español de la Bienal de arte de Venecia, titulado Corrección. Después de darse cuenta de que el pabellón español está ligeramente desplazado respecto a los vecinos, los de los Países Bajos y Bélgica, y que está muy cerca de este último, Aballí ve la ubicación del pabellón español como una anomalía.
Para corregirlo, ha introducido dentro del edificio una reproducción de los espacios a escala real con un giro de 10 grados, lo que convierte el pabellón en un lugar desconcertante. “Decidí trabajar con la idea de corrección porque he trabajado ampliamente sobre la idea de error”, afirma Ignasi Aballí, que trabaja con el estudio Maio de arquitectura. “Cometo más errores que aciertos –explica– y un día pensé que elevar el error al plan del acierto podía ser interesante”. Para la comisaria del pabellón, Bea Espejo, este giro también afecta a la idea de edificio institucional: “Cuando giras el pabellón se desdibuja cualquier idea de representación nacional que tenga un sentido único”, advierte Bea Espejo.
El proceso de poner un nuevo pabellón dentro del existente ha sido laborioso tanto conceptualmente como físicamente. "Se ha alterado todo el espacio: se han generado nuevos espacios y se han perdido otros, y el nuevo pabellón no cabe entero porque cuando lo giras las esquinas no caben", dice Aballí. Otro de los disparos de la obra es que las nuevas paredes están pintadas con un tono de blanco diferente al de las paredes existentes, para separarlas las unas de las otras, y han abierto todas las claraboyas para dar protagonismo a la luz.
Después de acabar la obra, Aballí se dio cuenta que ahora en el proyecto conviven conceptos “antagónicos”: el edificio está recto y a la vez girado, vacío y a la vez lleno, y se puede estar dentro y fuera al mismo tiempo, entre otras paradojas. Otra de las ideas contrarias es que el edificio es a la vez arquitectura y escultura. “Esto lleva a un grado de complejidad que quizás no se hace evidente cuando un visitante entra en el espacio, pero sí con una visita detenida”, explica el artista. “La acción de corregir produce un doble error, porque es imposible que los dos espacios convivan sin hacer concesiones, porque partes originales a menudo quedan anuladas y las nuevas no caben enteras, y están obligadas a entenderse en tensión”, explica Espejo.
En paralelo a la intervención dentro del pabellón, Ignasi Aballí y Bea Espejo han continuado desarrollando la idea del error con seis guías publicadas por la editorial Caniche que se podrán recoger gratuitamente en diferentes puntos de la Bienal y en toda la ciudad. Quieren “corregir” la típica guía turística de la ciudad. Algunas de ellas son Casi, sobre “la imposibilidad de retener un significado definitivo y de no dar nada por hecho”. O bien Inventario, un recorrido por las calles de Venecia teniendo en cuenta los diferentes colores de las casas. O también Historias, una crítica de la saturación visual que pueden provocar Venecia y el Bienal hecho con una colección de diapositivas de obras otras ciudades de obras de arte decoloradas por el sol.