¡Compre, compre libros, aunque no los lea!
Hace pocos días, una amiga me hablaba de una novela que le interesaba, que me decía que salía "en la lista de los más leídos". Sería maravilloso que existiera esa lista, pero en realidad se trataba de la de los más vendidos. Es una confusión que siempre me hace sonreír, y que se produce especialmente por Sant Jordi, cuando nos empeñamos en hacer previsiones y listas de los libros más vendidos, que nunca sabremos si serán los más leídos. Quizás nos podría ayudar a tener cifras reales de lectura el sistema que utiliza una librería de Nueva York que he descubierto en Instagram: todos sus libros llevan un microchip que permite realizar el seguimiento de tu lectura, para saber si has llegado hasta el final . De hecho, esto tiene consecuencias en el precio: antes de pagarlo, te preguntan "si compras o lees". Si tienes intención de leer el libro que has elegido, te hacen un descuento, pero si detectan que dos meses después no lo has abierto, te llega un cargo extra a la tarjeta.
En el vídeo, una de las clientas dice haber pagado el precio "de compra", y no "de lectura", porque sabe que no tiene tiempo para leer la novela que se lleva. Otro, en cambio, se considera por primera vez lector: hasta que encontró esta librería, sólo hacía de comprador. Cuenta que, para él, los libros sólo eran trofeos; hacía años que no abría ninguna. Le gusta la nueva relación que ha establecido: "Ahora los compro y los leo". Si, como me pasó a mí, cree que algo no cuadra con esta librería, os diré que, efectivamente, no existe; es una broma muy bien hecha de Sam Bronowski, un comediante y periodista francés que vive en Nueva York. Se da un poco de los compradores compulsivos y de los hábitos de (no) lectura, pero lo hace con gracia, y la parodia funciona muy bien, porque lo de comprar libros y no leerlos, por el motivo que sea, debe de ser universal .
No hace mucho, vino a casa una amiga que quiso saber si me había leído todos los libros que tengo. Como en otras ocasiones que me lo han preguntado, me avergonzó un poco decir que no. De hecho, hay muchísimos que ni siquiera he abierto, pero me gusta que estén, porque son libros que me interesan, y quiero pensar que algún día podré leerlos (los lectores acostumbramos a tener esa percepción utópica del tiempo). Umberto Eco lo explicaba muy bien: él tenía una biblioteca de más de 30.000 libros, y la pregunta de si los había leído todos era muy recurrente, en su caso. Su respuesta era la misma que la mía, pero con una diferencia importantísima: él respondía que no, que tenía muchísimas pendientes, pero lo decía con orgullo. Para Eco eran tan importantes como los que ya había leído, porque todos aquellos libros representaban un conocimiento que le esperaba. Eran llenos de curiosidades que deseaba satisfacer, significaban una promesa inminente de nuevos saberes. De hecho, consideraba que era una tontería pensar que debías leer todos los libros que comprabas, o que no podías adquirir otros nuevos antes de terminarlos todos: "De algunas cosas, en la vida, hay que tener siempre un gran suministro, aunque sólo utilizamos una parte". Así que ya lo sabéis, haga caso al sabio Umberto Eco, y estos días regalad y regalar muchos libros, sin remordimientos. Feliz Navidad!