Literatura

El día en que apareció una ballena muerta en Artà

Los dos episodios que Miquel Àngel Llauger recupera y reconstruye en 'Díptico de la ballena' tienen un elemento central prodigioso, en un caso un terremoto y en el otro el cadáver de un cetáceo en una playa

'Díptico de la ballena'

  • Miquel Àngel Llauger
  • Ensiola
  • 80 páginas / 18 euros

Todas las vidas tienen, en la infancia o en la primerísima juventud, episodios fundacionales que no se borran por mucho tiempo que ocurra. Son episodios impactantes y formativos, que forjan la personalidad porque te ayudan a perfilar una concepción de la vida y una visión del mundo, a descubrir el bien y el mal (a definir el sentido de lo justo y lo injusto), y, también, a familiarizarte con una perplejidad atravesada de inquietudes y maravillas que ya no es. El poeta y traductor mallorquín Miquel Àngel Llauger (Palma, 1963) ha cogido dos de estos episodios y los ha convertido en literatura en su nuevo libro, Díptico de la ballena.

Cargando
No hay anuncios

Los dos episodios que Llauger recupera y reconstruye tienen un elemento central prodigioso, en un caso un terremoto y en el otro una ballena muerta en una playa, y los dos relatos que se derivan no niegan ni rebajan esa naturaleza de prodigio, de hecho que escapa –para bien y para mal– de lo común. Sin embargo, Llauger les cuenta con un afán realista, habiéndose documentado y ofreciendo información probada, también revistiéndolos de una calidez doméstica y aterrizándolos en el plano de la cotidianidad más íntima y reconocible. Díptico de la ballena es literatura del yo y de la memoria, y todos los artificios y trucos que el autor utiliza –intertextualidad, autoconciencia, pluralidad de voces y de miradas, pasajes explícitos de ficción– tienen como objetivo subrayar esta condición, no desactivarla o disfrazarla.

El primer relato del díptico, Operación Managua, gira en torno al escalofriante terremoto que en diciembre de 1972 sacudió la capital de Nicaragua y provocó más de diez mil muertos. Para contribuir a paliar los efectos de la catástrofe, el Ayuntamiento de Palma decidió montar una suerte de vacaciones caritativas para niños de Managua, que serían acogidos durante unos meses por familias mallorquinas. La del niño Llauger debía ser una de esas familias, pero al final nada fue tal y como estaba previsto. En lugar de llegar lleno de niños necesitados, la expedición caritativa trajo a Mallorca a un centenar de niños de familias adictas al régimen dictatorial de Somoza. Ligero lo cuenta en un relato curiosísimo y delicioso donde conviven miedos y esperanzas infantiles, pillajes y barbarias dictatoriales, diversas formas de caridad, y la eterna pregunta (de respuesta imposible) de por qué Dios consiente que pasen desgracias al mundo.

Cargando
No hay anuncios

La ballena de la colonia es el título del segundo relato y rememora el fantástico alboroto que provocó la aparición, en enero de 1976, de un enorme cetáceo muerto en la playa de la Colonia de Sant Pere, en el municipio de Artà. Aunque también tiene la voluntad de fijar literariamente un episodio "fundacional" de la biografía del autor, es menos periodístico, más narrativamente sofisticado que el primero. Con gracia y astucia, Llauger hace que el texto sea escrito por cuatro Llaugers diferentes: el niño que quedó impactado por la visión de la ballena, el adolescente que no podía quitársela de la cabeza y quería hacer cuentos a la manera de Gabriel García Márquez, el poeta de cincuenta años que escribió un poema, junto a un relato entretenido y emocionante.