Ludovic Morlot, nuevo director de la OBC: “Barcelona es un imán cultural”
El músico francés quiere que “todo el mundo se sienta orgulloso del proyecto de la orquesta”
BarcelonaEn manga corta a pesar del frío y con una sonrisa empática. Así se movía este miércoles por L'Auditori de Barcelona Ludovic Morlot (Lyon, 1973), que a partir de septiembre asumirá el cargo de director titular de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC), en sustitución de Kazushi Ono. Aprovechando que está ensayando el programa que dirigirá este fin de semana, Morlot ha desplegado ante la prensa algunos de los propósitos que quiere hacer realidad en las próximas cuatro temporadas. “Antes que nada quiero conocer mejor la orquesta, estudiar bien qué repertorios habrá que hacer y ponerme al día en cuanto a la música de los compositores catalanes”, dice Morlot con una cordura abierta al entusiasmo y modulando “la emoción y la responsabilidad” lógicas ante un nuevo reto profesional.
No ahorra piropos a la OBC, “un instrumento increíble, con una gran calidad”, y desea que haya un intercambio fluido de “inspiraciones mutuas con los músicos”. “Encontré muy buena química con la orquesta cuando la dirigí [en septiembre de 2020]. Me gustó mucho el potencial que vi, a pesar de las limitaciones de la pandemia”, recuerda. En cuanto a los programas de los conciertos, avanza que tiene “varias ideas”, pero que primero quiere escuchar “a L'Auditori y la OBC para conocer de primera mano sus necesidades”. “Me gusta trabajar con programas temáticos, porque crean un contexto con el que reflexionar y conectarse con la música”, concreta. Así es el programa que dirigirá el viernes y el sábado, con el tercer Concierto de Brandeburgo de Bach, Interventions para piano y orquesta de Elliott Carter, Introducción y allegro para piano y orquesta en re m, op. 134 de Schumann, el último movimiento de la Tercera de Mahler y el estreno aquí de Letters from Bachville de Betsy Jolas, una obra que es una especie de homenaje a Leipzig. “Elegí las obras pensando en el amor”, dice un director que tiene una “afinidad especial” por la música de entre el “1870 y 1930”, por “Wagner, Mahler, Debussy, Ravel, Prokófiev, Shostakóvich, Falla, Rimski-Kórsakov, Stravinsky”, y que también tiene mucha sensibilidad a la hora de programar obras de compositores vivos, como demostró al frente de la Sinfónica de Seattle. Igualmente, espera poder sacar a la OBC de L'Auditori, “no necesariamente en formato orquestal”.
“Quiero que todo el mundo se sienta orgulloso del proyecto de la OBC y de L'Auditori, tanto los miembros de la orquesta como el público de la casa y la ciudad. Barcelona es un imán cultural con una gran proyección y un lugar donde inspirarse”, asegura el director francés. Precisamente este imán que ejerce Barcelona fue una de las razones que lo llevaron a presentarse a la convocatoria de la OBC. “Siempre he sentido afinidad con Barcelona; de hecho, venía a menudo cuando vivía en Francia. Además, me encanta vivir cerca del mar”, dice Morlot, que de momento seguirá viviendo en Los Angeles con la familia. La intención, sin embargo, es adelgazar la agenda de compromisos para centrarse en la OBC y tarde o temprano instalarse en Barcelona.
Hacerse fuertes en casa
Como los equipos de fútbol que basan la solidez en hacerse fuertes en casa, Morlot considera que “el éxito a escala internacional con la OBC llegará” cuando sean “fuertes a nivel local”. Para él es fundamental tener primer éxito entre el público, y también tiene como prioridad establecer “un vínculo fuerte con el talento local”. Igualmente, entiende la responsabilidad de la orquesta con el repertorio catalán, tanto el patrimonial como el contemporáneo. “Ofreceré repertorios de compositores con los que encuentre una conexión especial. Soy muy curioso”, tranquiliza un hombre que tiene como hobbies “comer bien y hacer un poco de ejercicio, sobre todo jugar a tenis”.