Manolo García desata el Porta Ferrada: “¡No dejéis de cantar!”
El barcelonés mezcló sus grandes éxitos con los nuevos temas de su último doble álbum
Sant Feliu de GuíxolsBailando, cantando, charlando, saltando de punta a punta del escenario e, incluso, bajando a ver el público. Manolo García hizo ayer gala de su alma de rockero imbatible y, durante más de dos horas, ofreció un recital que desató uno Porta Ferrada lleno a rebosar.
No pasaban ni dos minutos de las diez de la noche (la hora de inicio prevista) que el público ya se impacientaba: tenían tantas ganas de verlo que se escuchaban los primeros gritos, aplausos y silbatos pidiendo que empezara pronto el concierto que tanto esperaban. Desde antes de la pandemia no lo escuchaban en directo: el barcelonés puso en marcha este junio la gira 2022, para presentar su último doble álbum: Mi vida en Marte y Desatinos desplumados.
“Lo más importante del mundo es que podáis cantar. En otros giras no había sido consciente de cómo es de importante, pero este año sí. Y por eso he puesto más canciones antiguas en el repertorio, que sé que las nuevas cuestan más, ¡pero no quiero que dejéis de cantar!”, exclamó el cantante, después de interpretar los primeros temas de la noche, como Insurrección, Lápiz y tinta o Diez mil veranos.
Zeppelin, Riba y Peret, sus referencias
García salió al escenario rodeado de toda la banda y flanqueado por tres pantallas verticales en el fondo y dos horizontales en los laterales, que iban combinando proyecciones con imágenes del concierto en directo. Entre canción y canción, el barcelonés no dejó de charlar y hablar con el público, que a menudo coreaba “¡Maaanooolooo, Maaanooolooo!”
El grueso de los asistentes eran de mediana edad y se sabían la mayoría de letras de pe a pa: algunos las cantaban y bailaban en la pista, y otros lo seguían todo desde las gradas, sin poder evitar levantarse cuando sonaba alguno de sus temas más populares, como A veces se enciende, Pájaros de barro, la Maturranga o Estoy alegre.
“Sabéis que crecí en el barrio del Poblenou. Y en mi casa sonaban Led Zeppelin, los Beatles, Pau Riba, Sisa o Peret, con su rumba popular hecha del pueblo y para el pueblo”, recordaba antes de recoger los primeros compases rumberos de Laberintos de sueños, que darían paso a la traca final.
Nunca el tiempo es perdido, Sara o San Fernando fueron las últimas paradas de su recital, a pesar de que el cantante parecía que no quería irse: “Muchas gracias por las sonrisas, por el afecto, pero sobre todo por ser aquí. ¡Hemos estado aquí y lo hemos vivido juntos! ¡No dejéis nunca de cantar!”, alentó antes de despedirse de un Sant Feliu eufórico que lo ovacionaba.