Novela negra

María Oruña: "Estaba más que aburrida de investigadores misóginos, drogadictos o alcohólicos"

La escritora gallega convierte un balneario idílico en el escenario de un crimen masivo en la novela 'Los inocentes'

Puente ViesgoTodo es idílico en el balneario de Puente Viesgo, junto a la costa cantábrica: los prados son verdísimos, el río Pas, cuando no llueve, es de aguas cristalinas, la montaña está salpicada de encinas y eucaliptos y presume de más de un centenar de cuevas, entre ellas la del Castillo, con pinturas rupestres importantes. Es un paraíso del bienestar termal que María Oruña (Vigo, 1976) convierte en el escenario de un crimen terrible en Los inocentes (Destino). "Es todo tan perfecto que cuando lo fui a visitar, bajando la escalera imaginé una novela, porque el mal llega a todas partes, incluso a los lugares más bonitos y más tranquilos", afirma la autora gallega, que desde la infancia ha pasado largas temporadas en Cantabria, donde ubica la serie de novelas protagonizadas por la teniente de la Guardia Civil Valentina Redondo.

Los sótanos que hay al final de las escaleras que inspiraron a Oruña poco tienen que ver con la zona lúdica de piscinas, burbujas y cascadas donde la luz entra a raudales. Allí apenas llega la luz y discurre un largo pasillo que esconde pequeñas habitaciones donde los pacientes, solos y a oscuras, realizan tratamientos curativos con agua del manantial termal. Es la esencia de un balneario cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XVIII.

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Las víctimas son empresarios de la construcción

Cuando la escritora empezó a concebir la novela se fijó en todos los detalles, incluso en las cámaras de seguridad, para imaginarse cómo se cometería el crimen. En los sótanos ocurren cosas, pero es en la enorme piscina lúdica donde, de repente, un grupo de empresarios de la construcción y del sector inmobiliario comienzan a retorcerse de dolor ya agonizar sin saber qué les pasa. Algunos no salen adelante y acaban flotando boca abajo entre manantiales y camas de agua.

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La encargada de resolver el caso será Redondo [un homenaje a Dolores Redondo, la autora de la Trilogía de Baztan]. "Fue viendo una entrevista en Dolores Redondo en Página 2, donde explicaba que ella antes de escribir se había dedicado a la restauración, que pensé que yo también podía escribir, que no hacía falta ser famoso para escribir", dice Oruña. "Literariamente, no tenemos nada que ver y ni nos conocíamos entonces, pero fue la chispa, y el nombre es un guiño", añade. Oruña buscó por internet para averiguar cómo podía publicar. Y admite que no fue fácil. "Durante medio año solo recibía negativas de agencias que ni siquiera se habían leído una línea", explica. Sin embargo, la serie de novelas Los Libros del Puerto Escondido ha sido un éxito y cuenta con traducciones al catalán, el gallego, el alemán, el francés, el italiano y el portugués, entre otros idiomas. Los inocentes, que se publica este miércoles en castellano,es la sexta entrega de la serie.

En esta novela, la teniente con un ojo de cada color y una enorme carga emocional está a punto de casarse con su novio escocés, Oliver Gordon. Si mientras trabaja se enfrenta a cosas terribles, en casa todo es muy plácido. "Es una aportación de realidad. Estaba más que aburrida de investigadores misóginos, drogadictos o alcohólicos con vidas tristes y terribles y sin sentido del humor. Mi experiencia en la vida real es que se pueden tener trabajos donde se ven cosas tremebundas y tener vidas llenas y felices. He conocido a forenses, policías, jueces... capaces de compaginar el trabajo con su vida personal. No todo debe ser oscuro y enfermizo", asegura la escritora. A Valentina Redondo le suceden un montón de desgracias, pero no se rompe: "Es interesante porque es un personaje magullado, pero no está amargada; es posible salirse. A los del norte, el tiempo también nos marca el carácter –dice mientras fuera llueve a cántaros–. Tenemos sentido del humor dentro de la oscuridad, somos más estoicos. Ya sabemos que la vida nos irá desgastando; por lo tanto, es mejor reírse".

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No hay detectives estrella

La autora insiste en que quiere ser realista. "Valentina no es una superwoman, es una investigadora que trabaja mucho, pero no es alguien increíblemente inteligente que lo resuelve todo. En mis novelas no hay detectives estrella; cuando se resuelve un crimen es un trabajo de equipo", afirma.

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Oruña, antes de dedicarse plenamente a la literatura, fue abogada mercantil. Una vida que dejó atrás en 2016, pero que le ha servido en esta ocasión para describir mejor a algunos de los empresarios del sector inmobiliario que se reúnen en el balneario: "Escogí este sector porque era el más fácil para introducir el blanqueo de dinero. Es más sencillo maquillarlo todo en el sector inmobiliario".

Oruña sitúa la mayoría de sus novelas de misterio en Cantabria, pero esta vez introduce también un elemento al otro lado del Atlántico: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC): "No podemos vivir en una burbuja. Me gusta cuestionar nuestro mundo y nuestros hábitos", afirma la autora, que también se pregunta hasta qué punto es lícita la venganza o cómo puede cambiar, según la cultura, el lugar o el momento histórico, el concepto de inocencia.

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Oruña ha querido dar voz al ejecutor del crimen: "Al lector le puede caer simpático, puede intentar entenderlo, pero nada justifica un crimen. Él puede justificarse diciendo que no ha tenido demasiadas oportunidades para elegir, pero al final sí que decide emprender un camino y no otro. De todas formas, ni lo culpo ni lo perdono". Al final, explica la escritora, lo que quiere es que el lector se pregunte qué haría si se encontrara en la piel de alguno de los personajes.