Aitana en el Olimpo: la consagración de la diva del pop
El concierto del Estadi Olímpic confirma a la cantante catalana como una de las grandes figuras del pop español
BarcelonaPasan veinte minutos de las ocho de la tarde y un sonido salido como de las entrañas hace temblar el estadio. En pista todo son pantallitas de teléfonos iluminadas y un concurso de gritos para cantar a pleno pulmón 6 de febrero, la canción que abre el último disco de Aitana y que la cantante ha escogido para iniciar el concierto del Estadi Olímpic Lluís Companys. El público, 50.000 personas, se convierten en un animal enérgico que no se detendrá hasta que le obliguen a hacerlo. La diva del pop se estrena con todas las entradas vendidas y una militancia uniformada de azules y blancos, los mismos colores que ha escogido para ilustrar su nueva era, la del cuarto álbum de estudio: Cuarto azul (2025, Universal Music).
Las primeras canciones son un recorrido aprendido por el escenario. La pantalla horizontal proyecta primeros planos de la cantante que afronta la situación con determinación. En algunas canciones está acompañada de un cuerpo de veinte bailarines que realzan cada estrofa y, en otras, recorre el escenario con tranquilidad, luciendo un conjunto de telas blancas que le sigue la figura. La primera de las colaboraciones de la noche no tarda en aparecer: Ana Guerra, por recuperar El malo, el primero hit conjunto después del paso de ambas por Operación Triunfo. La segunda colaboración es la de Josep Montero de Oques Grasses para cantar, distante y frío, la balada La gente que quiero.
Aitana ha publicado el último disco hace pocas semanas, pero Metamorfosis season no es la gira de presentación, sino la fiesta de la larga lista de logros alcanzados –Teléfono, Vas a quedarte, 11 razones y Los Ángeles–. Suenan canciones de los cuatro álbumes de la cantante y también de los singles que tiene publicados con artistas como Quevedo, Nicki Nicole, Rels B, Morat o Cali & El Dandee. También hay guiños a ABBA, Avril Lavigne y al pop-rock catalán: Pep Sala y ella cantan juntos Loco por ti –momento que sorprende a muchos asistentes, que no relacionan al personaje hasta las primeras notas de la canción–. Las voces de los artistas que hoy no están suenan enlatadas y ligeramente por debajo del volumen de Aitana; también lo es la voz del narrador que aparece en las pausas que dividen el espectáculo, momentos en los que hay cambios de escenografía, deoutfit y de posiciones escénicas –Música en el cielo la cantó entre las gradas del público.
La seguridad y la comodidad de Aitana en escena es más firme e impactante a medida que avanza el concierto. Los movimientos, que en un principio bebían de una rutina aprendida, acaban siendo una explosión de sensualidad que demuestran dominio del espacio. Aitana quita al animal del público y sabe cómo tranquilizarlo cuando toca una balada. Sabe amansarlo y es capaz de detenerlo todo si tiene algo que decir. El escenario es su casa y lidera con éxito el ascenso al Olimpo en una corta, pero productiva carrera musical.
Las casi tres horas de concierto dan por tres cambios de vestuario y un despliegue espectacular del escenario que, a medida que se oscurece el día, despliega un potencial inimaginable. La elección de las canciones es ecléctica y con enlaces poco naturales en algunos casos, pero los cambios son incorporados rápidamente por un público hipnotizado. La chica perfecta y Conexión psíquica serán las últimas canciones de la fiesta, un concierto que, según una asistente, "ha estado a la altura de Coldplay".