BarcelonaHan pasado casi treinta años desde que el grupo Elefantes dio el primer concierto. Fue el 13 de octubre de 1994 en el bar Aspid de Barcelona. Para celebrar la efeméride, Shuarma (voz), Julio Cascán (bajo), Jordi Ramiro (batería) y Àlex Vivero han publicado 30 aniversario o Tratado sobre Jardinería (Warner, 2024), un doble CD (+ DVD) antológico que también incluye un tema nuevo, Este amor, y algunas de sus colaboraciones a lo largo de los años con artistas como Manolo García, Antonio Vega, Bunbury, Love of Lesbian y Sidonie, entre otros. El aniversario también impulsa una gira que este viernes, 19 de abril, pasa por el Palau de la Música, dentro de la programación del GuitarBCN. De todo ello hablaron Shuarma y Julio Cascán en la librería y tienda de discos La Conxita, en el barrio de Sants de Barcelona.
¿Cómo está?
— Juli Cascán: Muy bien. Celebrando el 30 aniversario y presentando una gira muy chula, que nos hace mucha ilusión, porque tocar en el Palau de la Música es algo impactante.
¿Su personalidad estilística, que le permite estar cerca de Love of Lesbian ya la vez colaborar con Rozalén, ha sido una ventaja o desventaja para su carrera?
— JC: Depende. Es la misma historia que nos permite identificarnos con David Bowie, Radiohead o Suede y también con Rafael o José Luis Perales. Hay una dualidad. Aceptamos la diversidad y nos enriquece.
— S: Pero es verdad que al principio fue un inconveniente porque nadie sabía dónde colocarnos.
Además, el éxito del disco Azul (2000) os desvinculó delindie.
— S: Sí, pero lo que en un principio podía ser un inconveniente, a lo largo de los años nos ha ido definiendo, y al final es un valor ser una banda que nadie puede encajar en una definición. Tenemos nuestra entidad propia, y los años nos han dado un poquito la razón.
Hagamos algo de retrospectiva. ¿Qué recuerda del debut en directo: el concierto en el bar Aspid, de la calle Aribau de Barcelona, el 13 de octubre de 1994?
— S: Recuerdo que en ese concierto nos iba la vida. Era como si estuviéramos saliendo en el Madison Square Garden, pese a estar en una sala de 50 personas que no estaba llena. Pero era enseñar lo que hacíamos. A lo largo de una carrera, te das cuenta de que la responsabilidad que tienes con tu trabajo y depositas en ti mismo no depende de cuánta gente te viene a ver ni de cuánta gente está pendiente de ti: depende de un compromiso contigo mismo. Y nosotros siempre lo hemos oído así.
¿Cómo era ese bar?
— JC: Era un bar sencillo, pequeño, que cabría 50 o 60 personas. No tenía escenario. Pero cada quince días estábamos allí. Teníamos convicción y ganas de tocar. ¿Era la misma necesidad cuando íbamos al Aspid que cuando íbamos al Beach Club de Lloret, a la Jazz Cava de Vic, al Locualo? de El Masnou o en el de Mataró. Siempre lo dábamos todo, absoluta y rotundamente.
¿Y cuando se da cuenta de que Elefantes y la música serán su vida?
— JC: Pienso que ya lo era, en ese momento. Es lo que te decía de la convicción. Decían que éramos demasiado comerciales para ser indias, y demasiado indias por ser comerciales... Pero, gracias a la convicción, sabíamos que aquello era lo más importante que podíamos estar haciendo. No había alternativa.
— S: Para nosotros era importantísimo. Habíamos dedicado horas a crear una armonía, a hacer unas letras, a arreglarlo... La música de otros había sido tan importante para nosotros... Había canciones de Bob Dylan que parecían ser radiografías nuestras. Nos habían enseñado quiénes éramos, y que esto era lo que nosotros queríamos hacer con nuestras canciones. Hacíamos música pensando que nuestra música podía cambiar la vida de alguien. Y así ha sido: para mucha gente nuestras canciones han sido tan importantes como para nosotros han sido las canciones de otras. Éste es el poder de la música, no de la nuestra, sino de la música en general.
¿A la elección del nombre dedicaste mucho tiempo y mucha energía?
— S: ¿De Elefantes? No. Al principio, éramos sólo Jordi [Ramiro], el batería, y yo, y teníamos la necesidad de encontrarle un nombre en la banda. Siempre me ha gustado empezar la casa por el tejado; muchos discos los empiezo por el título y después estiro el hilo. Creo que sólo teníamos un tema hecho cuando pusimos el nombre del grupo, y elegimos Elefantes sin saber muy bien por qué. Luego nos inventamos un montón de cosas, que si la espiritualidad, la India y el elefante sagrado, y todo era mentira. Todo lo que tiene que ver con el arte y la creación es mucho más intuitivo que racional. A veces parece que todo debe tener un porqué, pero a menudo no existe una explicación lógica. Seguro que tiene una emocional.
Ahora que hablabas de Jordi. El cáncer de Jordi es uno de los trances más importantes que ha pasado.
— S: Sí, fue un momento muy duro, complicado.
¿Y cómo se encuentra ahora?
— JC: Bien, está bien. Se va realizando las pruebas semestralmente, y todo bien.
¿Para Elefantes, ¿qué importancia tiene Enrique Bunbury como referente?
— JC: Ha sido una figura muy importante.
— S: No sé si tanto como referente, porque nosotros no habíamos sido seguidores de Héroes del Silencio, ni era un referente como podían serlo Antonio Vega, Gabinete Galigari o El Último de la Fila. Pero Enrique nos cambió la vida. Fuimos a tocar en Zaragoza, en un lugar muy pequeño, con muy poco público, y él estaba ahí, y se enamoró de nosotros. Nos acogió en su management, nos logró un sello discográfico, nos produjo un disco, vino a cantar a nuestro disco y nos llevó de gira por España, Estados Unidos, México... Él nos dio el oportunidad, y después nosotros supimos aprovecharlo. Esto nos dio un suelo muy sólido sobre el que andar. Por tanto, le debemos muchísimo profesionalmente, y personalmente también, porque tenemos una amistad muy bonita.
¿Siempre ha podido vivir del grupo?
— JC: Sí, hemos vivido del grupo con mayor fortuna o con menos, pero siempre ha sido la primera opción.
— S: Recuerdo que en los inicios dije: "Tengo que vivir de la música". Me acuerdo de pasar hambre, de ir a comer a casa de ellos cuando podía, pero vivía de la música. Para mí era importantísimo. Yo vivía de la música, o malvivía.
¿Cuál es mejor momento que ha vivido estos treinta años, y cuál es el recuerdo que le gustaría olvidar?
— JC: ¿Olvidar? Mejor no olvidar. Los malos momentos también tienen una parte positiva. Y los bonos también tienen algo no tan bueno. Lo que debes celebrar es el camino. Hay momentos muy duros, como el cáncer de Jordi, que quisiera no haberlo vivido, pero lo hemos vivido porque es la condición humana. Te hace valorar las cosas, también, poder disfrutar de que estamos haciendo lo que nos gusta hacer. Esto es fantástico. ¿Pero se pasa mal? Por supuesto. ¿Y el mejor momento que hemos vivido? Hemos vivido cojonudos. Magníficos. Cada vez que hemos entrado en un estudio de grabación lo he disfrutado mucho.
Quimi Portet, que coprodujo con Phil Manzanera su disco La forma de mover tus manos (2003), también me contestó esto: la sensación de estar en el estudio grabando discos.
— JC: Es magnífica, la sensación de estar creando algo que después te sacará, coger la huroo, llevarlo por el mundo, que la gente lo escuche, que llegues a la gente, que la gente te comente... Me encanta. Cuando fuimos a América por primera vez fue también un momento fantástico.
— S: Yo recuerdo dos momentos maravillosos. Uno, de estar en casa y recibir una llamada de Enrique [Bunbury], que me dijo: "Firme por EMI, entre en mi management, os traigo de gira y haremos España, México...". Colgué el teléfono, y pensé: "Ahora sí, eso iba a ser así". Y otro momento tremendo es el actual. En serio, con la llegada de Álex [Vivero], el guitarrista, y como todos nos hemos colocado, tengo la sensación de que lo mejor es lo que está por venir. Pero en serio, ¿eh? Estamos dando unos conciertos que, con diferencia, son los mejores de nuestras carreras.
Por cierto, ¿tiene TikTok?
— S: Sí, sí, tenemos de todo.
— JC: Cuando empezamos, no había internet, o era muy incipiente. Las cosas han cambiado absolutamente. Antiguamente, aunque llegar era difícil, salías a un programa de televisión y te veían a 3 millones de personas. Actualmente, es muy fácil llegar a un número de gente pero menos que antes. Todos los proyectos se han minorizado porque llegar al gran público es muy difícil.
— S: Ahora que dices lo de la tele... Nosotros hicimos un Rafael y amigos de Navidad. Hicimos un tema con él y todo. Fue superfrique.
— JC: Con Rocío Jurado...
— S: De repente te estaba viendo toda España. Recuerdo momentos de pasear por la calle y pensar: "Ayer salí por la tele, estoy seguro". Lo notabas, porque de repente la gente te miraba. Esto se notaba muchísimo. Ahora nada tiene que ver.
— JC: Hubo un momento en que no se podía ir contigo por la calle. Tenías que ir parando cada cuatro pasos.