Música

El concierto de Robert Plant que Barcelona merecía

El excantante de Led Zeppelin ofreció en el Auditori del Fòrum un recorrido memorable por sus raíces musicales

BarcelonaEn Cerrar los ojos, la última película de Víctor Erice, se dice que envejece bien quien lo hace "sin temor ni esperanza". Robert Plant, el excantante de Led Zeppelin y molde original del arquetipo de dios del rock de los años 70, ha sabido envejecer bien. Seguramente porque lo ha hecho sin miedo a alejarse del canon estético y musical del rock duro –que él mismo contribuyó a crear– pero también sin esperanza de reencontrar un éxito masivo que, en realidad, ya aburrió durante los años de gloria de Led Zeppelin. En su nueva aventura musical, el proyecto Saving Grace, que el martes pasó por Barcelona, Plant no intenta reproducir la fórmula mágica de esa época, sino ser coherente con la persona que es hoy; es decir, con todas las partes de su pasado que todavía reverberan en él. Y el resultado de este esfuerzo honesto fue un concierto majestuoso de folk-rock que recorrió pacientemente las raíces musicales de Plant a través de versiones de temas que ama y de un puñado de canciones propias que defiende desde la convicción total, sin apelar a la nostalgia y con una voz que ya no crepita como antes en los tonos altos y que ha perdido la insolencia de la juventud, pero que conserva la potencia y ha ganado en sabiduría.

El canto de esclavos Gospel plow con el que arrancó el concierto marcó el rumbo de la noche. “Descubrir los sonidos del Misisipi y la música negra en 1963 me cambió la vida para siempre”, explicó el cantante, que estaba acompañado de músicos excepcionales: los guitarristas Tony Kelsey y Matt Worley, la cantante Suzi Dian y el batería Oli Jefferson. Con ellos, Plant rescató temas tradicionales de blues sinuoso como el Satan, your kingdom must come down, The cukoo o As I roved out, pero también barajó las esencias de artistas de folk psicodélico como Moby Grape (It's a beautiful day today, con la voz principal de Dian) o Richard y Linda Thompson (House of cards); del pianista Leon Russell (Out in the woods), y del rock'n'roll fronterizo y festivo de Los Lobos (Angel dance). El repertorio parece diseñado principalmente para que Robert Plant cante feliz, lo que incluye dos temas de los estadounidenses Low (“La mejor música que se ha hecho en los últimos 25 años”, asegura el cantante), que el año pasado perdieron a Mimi Parker por culpa de un cáncer.

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Y sí, también cayeron temas de Led Zeppelin, elegidos con intención y huyendo de la obviedad. Friends, Gallows pole y Four stick sonaron frescos y excitantes, y The rain song extraordinaria. Pero no fue uno de esos conciertos que se justifica solo por arañar un puñado de checks de un repertorio inscrito en la memoria colectiva, sino por todo: la química de la banda, la emoción del público y la plenitud de un Plant muy contento de tocar en un escenario como el del Auditori del Fòrum (“No como aquella discoteca de mala muerte”, dijo en referencia a su concierto de 1990 en Studio 54). Y menos mal que no se acordó de cuándo tuvo que hacer de telonero de Lenny Kravitz tres años después. A pesar de la visita de Robert Plant al Cruïlla de 2013, Barcelona y los fans de Led Zeppelin merecían un concierto del cantante como el del martes, que acabó con una escena inolvidable: toda la banda reunida en torno a un micro interpretando a capella el ancestral And we bid you goodnight, pero cantando bona nit en vez de goodnight.

[En esta crónica no se publica ninguna fotografía del concierto de Robert Plant en el Auditori del Fòrum porque el artista no permitió el acceso a ningún fotógrafo de prensa. La fotografía que encabeza la crónica es una imagen de archivo.]