Manolo García, un chatarrero con arena en los bolsillos
El músico de Poblenou dedica el concierto al Auditori del Fòrum al primer y al último álbum de su discografía en solitario
Barcelona"La nostalgia, si se lleva en una maleta no muy grande, está bien", dijo Manolo García ante el público que este jueves llenó el Auditori del Fòrum, en Barcelona. Acto seguido matizó que es importante vivir en el presente. De esta forma estaba explicando el repertorio elegido para esta gira "de teatros": canciones del primer disco publicado a su nombre, Arena en los bolsillos (1998), y de lo que ha lanzado hace unas semanas, Traperos poligoneros (2025). Sólo en el bis, después de haber interpretado 10 temas del primero y 11 del último, añadió otros títulos de su discografía, incluida la recuperación deInsurrección, el clásico de El Último de la Fila que García no olvida nunca.
La propuesta es insólita, aunque recuerda lo que han estado haciendo Els Pets este año –conciertos dedicados a dos discos–. Tiene un riesgo evidente, porque coloca las piezas recién estrenadas en el compromiso de tener que defenderse ante canciones avaladas por la memoria colectiva como Pájaros de barro, Prefiero trapecio y En San Fernando, un ratito a pie y otro caminando, las tres situadas justo antes del bis y con el viento a favor de una audiencia que no ahorró ovaciones. De las nuevas, algunas funcionan mejor, como Lustro y lumbre, síntesis de utopía e indignación, y Fuego fatuo, que pueden agujerear en la memoria, y todas, las nuevas y las demás, las toma con buena voz, muy buena sonorización y la complicidad de ocho músicos con los que construye un tratamiento musical coherente. En cualquier caso, es necesario agradecer que un músico muestre tanta convicción a la hora de presentar un disco nuevo.
El concierto comenzó con Traperos poligoneros, la primera canción en catalán del repertorio de Manolo García. "Cada vez es más importante defender la cultura y la lengua", dijo en sintonía con lo que ya aseguró en 2024 en el Palau Sant Jordi. El público reaccionó de inmediato cuando sonó el riff de Zapatero, bien ligada con una de las nuevas, Subí con la dama. Y el primer gran momento de la noche llegó con A quien tanto he querido, una de las canciones más emocionantes sobre el amor que acaba, llena de versos de arte menor cargados de aspereza y tristeza. El segundo fue la ovación con la que el público premió a la violinista Olvido Lanza al final de Como quien da un refresco.
"Barcelona me acojona mucho"
La forma de repartir juego entre ambos discos permite constatar que, con 70 años, Manolo García mantiene una voz poderosa y expresiva, y que sigue imbatible en registros que patentó con El Último de la Fila, como el melisma de boca abierta que tan pronto transmite rabia como alegría. Es cierto que las canciones nuevas rebajan el ímpetu deArena en los bolsillos, pero él no baja el ritmo a lo largo de más de dos horas y media. De hecho, dejó el escenario varias veces para cantar andando entre un público que le acompañaría hasta el fin del mundo. "Los recuerdos son la hostia. Nos hacen compañía y nos dan calor. Gracias por el calor que nos está dando esta noche", dijo tras admitir que Barcelona le impone mucho: "Barcelona me acojona mucho". También repitió dedicatorias habituales en sus conciertos, como el reconocimiento al trabajo de campesinos y ganaderos, e insistió en la cruzada contra el comercio electrónico, las redes sociales y la comunicación digital; en este sentido, celebró que Australia quiera prohibir los móviles a los menores de 16 años.
La parte final del concierto, liberada del guión precedente, llegó después de una pausa de diez minutos, y recuperó piezas de otros discos como Mai el tiempo se perdido, Somos levedad y Un giro teatral (que enlazó con Un poco de amor), antes de desatar la nostalgia y la euforia con Insurrección y el habitual homenaje a México (El rey y Volver, volver). En el Auditori del Fòrum, quizás sí que la nostalgia cabía en una maleta pequeña. La maleta, sin embargo, tendrá que ser grande cuando Manolo García y Quimi Portet rescaten al cancionero deEl Último de la Fila el 3 y el 7 de mayo en el Estadi Olímpic Lluís Companys.