Genuino regusto vienés
La Orquesta Sinfónica de Viena alcanza cotas de altísimo nivel dirigida por Petr Popelka en L'Auditori
Orquesta Sinfónica de Viena
- Ibercamera. El Auditorio
- 4 de junio de 2025
Ibercamera cierra la 41ª temporada con un concierto esplendorosamente vienés, con debut en Barcelona del director checo Petr Popelka, titular de una Sinfónica de Viena que pisaba la noche del miércoles L'Auditori. Para ponerse en el bolsillo al público melómano, Popelka no podía elegir mejor el repertorio: la apertura La consagración del hogar, de Beethoven; el Concierto para violín, de Mendelssohn; el Dynamiden vales, de Josef Strauss, y una suite de Der Rosenkavalier, de otro Strauss, en este caso Richard.
Genuino regusto vienés, el de la sonoridad de la formación, ya desde los unísonos de la cuerda al inicio de la pieza beethoveniana, con ese color tan característico de las orquestas austríacas y que, ante el gesto claro, entusiasta y preciso de Popelka alcanzó cotas de alto. El broche de oro, claro, era la suite operística de la segunda parte, con una avalancha de buenas ideas y de aciertos, pese a un puntual y casi imperceptible error de los metales al comienzo del preludio.
La compenetración entre los miembros de la orquesta y Popelka parecía firmemente consolidada, y eso, unido a las entusiastas versiones de las piezas interpretadas, hace presagiar que tenemos ante un músico de pies a cabeza y que puede hacer grandes cosas en el futuro y con las mejores orquestas del mundo.
Esa complicidad también se vio reflejada en el diálogo con Renaud Capuçon durante el concierto de Mendelssohn. Si bien se echó de menos ese arrebato tan romántico que hemos oído en otras versiones de la misma y célebre obra del compositor alemán, lo cierto es que Capuçon exhibió un sonido controlado, técnicamente impecable y siempre al servicio de la partitura y no del virtuosismo vacío que a veces es una lamentable marca de la casa de. El músico francés coronó su prestación con un bis: la Meditación de la ópera Thaïs de Massenet.
También bisó Popelka tras la extraordinaria versión de los fragmentos de Der Rosenkavalier: de nuevo la familia de los Strauss vieneses, lo que hace presagiar que, cuando sea una celebridad, Popelka nos puede regalar alguna mañana de Año Nuevo desde la Goldener Saal de la capital austríaca y frente a otra formación vienesa, en este caso la Filarmónica. Tiempo al tiempo.