Joan Isaac: "Defiendo la canción de autor con uñas y dientes"

BarcelonaJoan Isaac (Esplugues de Llobregat, 1952) se acerca con la calidez habitual. Da un abrazo y dos besos. Resopla y libera las palabras: “¡Estoy acojonado perdido!” Lo dice sonriendo, seguramente para quitar hierro a la responsabilidad que siente ante el concierto que ofrecerá el martes 28 de noviembre en el Palau de la Música (21 h), punto culminante de un año dedicado a celebrar “50 años de canciones y 70 de vida”. Se entiende el vértigo de contemplar medio siglo de trabajo. “Será una fiesta porque estaré rodeado de artistas que iba a ver de joven. Y ahora, tenerlos cantando canciones mías, compartiendo escenario con ellos...”, dice llenando de sentimiento los puntos suspensivos.

Ellos son Maria del Mar Bonet, Joan Manuel Serrat y Paco Ibáñez, cuya generación sin la que Joan Isaac no habría soñado que un día podría ser un artista de “la canzone de autore, como dicen los italianos”. Pero en el concierto del martes también habrá otros cantantes, continuadores del hilo de esta historia como Sílvia Comes, Pemi Fortuny, Roger Mas y Anna Roig, además de la actriz Carme Sansa. Todo el mundo bien acompañado por un sexteto formado por Antoni-Olaf Sabater (dirección musical), Walter Porro (acordeón), David Palau (guitarra), Jordi Gas (bajo), Xesco Grau (percusión) y Gloria Maurel (batería).

“ La elección de los invitados es una selección puramente emocional, y me he sentido muy respetado por músicos de generaciones más jóvenes como Roger Mas y Anna Roig”, dice Isaac, que prefiere no explicar qué cantará cada uno. Bien, sólo hace un adelanto: con Paco Ibáñez cantarán Palabras para Julia en castellano y catalán. Isaac no esconde la satisfacción de poder contar con Serrat, que se despidió de la música en directo el pasado año, pero que el martes subirá al escenario del Palau de la Música para cantar con él. Lamenta, eso sí, unas ausencias importantes, las de amigos muy queridos que ya no están como Luis Eduardo Aute y Moncho: “Pero ambos tendrán su espacio en el concierto”.

Estamos en el restaurante Pizzicato del Palau de la Música. Joan Isaac ha convocado a la prensa para compartir sensaciones antes del gran día. "Será el segundo concierto de Joan en el Palau, después del que hizo en 1977", informa el mánager Yanni Munujos. “Estoy contento por varias razones. La idea se ha llevado a cabo. La putada es que acaba el martes”, dice Isaac tal y como mana sobre una idea, la celebración de los 50 años, que puso en marcha con un encuentro en el Ateneu Barcelonès en marzo y que ha dado frutos como el disco Tengo una casa en el mar (Discmedi), el libro 101 canciones (Libros del Siglo), el concierto en el Palau, que en ningún caso es una despedida (“Como dice Paco Ibáñez, no me retiro ni después de muerte”), y la joya de la corona: una caja de 25 CD con toda la discografía de Joan Isaac, incluida una reedición con nuevos arreglos del álbum Barcelona, ​​ciudad gris. Obviamente, no falta Vivir, el disco de la canción En Margalida, ni aquél Auteclásico, con adaptaciones de Luis Eduardo Aute, ni proyectos tan ambiciosos como Piano, piano..., ni varias aventuras con el Barnasants como Canciones de amor y anarquía y Canciones de las revueltas del 68. “Juan es mi hermano, y también un aliado por la manera de concebir la canción de autor. En Barnasants hemos hecho cosas artísticas de recuperación de memoria democrática que sólo han sido posibles porque las proponía él. Lo hemos tenido al lado trabajando como activista además de como artista”, explica Pere Camps, fundador del Festival Barnasants.

Creer en uno mismo

Juan Isaac de la calidez melódica y las palabras tiernas cierra el puño para defender con firmeza su manera de entender el arte. “La persona que más ha creído en mí he sido yo mismo. Y ha sido fundamental creer en mí mismo para creer en la canción de autor, para defenderla y para no olvidar a grandes artistas del país que no han tenido el reconocimiento que se merecen, como los de la generación de los ochenta”, dice recordando músicos como Enric Hernáez, Ramon Muntaner o la propia Silvia Comes.

“Defiendo la canción de autor a muerte, con uñas y dientes, y seguirá existiendo porque la gente quiere emocionarse”, añade, y con la misma contundencia espeta: “Me cabrea que en la prensa, en las reseñas sobre algunos artistas, se diga con tono burlón que la edad del público era de 50 para arriba. ¿Qué ocurre? Que la gente de estas generaciones no tiene derecho a escuchar a sus referentes”.