Música

Muere Ozzy Osbourne, el legendario cantante de Black Sabbath

El músico británico, uno de los pioneros del heavy metal, recibió un emocionante homenaje a Birmingham hace unas semanas

BarcelonaEl músico británico Ozzy Osbourne, vocalista del grupo Black Sabbath, ha fallecido este martes a los 76 años, según informa The Guardian, que recoge el comunicado de la familia. "Con una tristeza que las palabras no pueden transmitir, debemos informar que nuestro querido Ozzy Osbourne ha muerto esta mañana. Estaba con la familia y rodeado de amor. Pedimos a todo el mundo que en estos momentos respete la privacidad de la familia", dice el comunicado.

La última aparición pública del cantante británico fue el 5 de julio en Birmingham, la ciudad en la que nació Black Sabbath, que es lo mismo que decir la ciudad en la que nació el heavy metal. Ese día recibió un homenaje especialmente emocionante en un concierto en el que participaron grupos como Metallica, Slayer, Pantera, Gojira, Anthrax y Mastodon, y músicos como Tom Morello (Rage Against the Machine), Billy Corgan (The Smashing Pumpkins) y Slash (Guns N' Roses), entre otros. Son nombres suficientemente elocuentes respecto a la magnitud del legado de John Michael Osbourne, un hombre que abrió caminos musicales (oscuros y contundentes) junto al guitarrista Tony Iommi, el batería Bill Ward y el bajista Geezer Butler. Dice la leyenda que todo lo que necesitas saber del heavy metal está en los cuatro primeros álbumes de Black Sabbath. En cualquier caso, sin esos cuatro discos las cosas habrían sido bien distintas, y seguramente menos excitantes.

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Ozzy Osbourne nació el 3 de diciembre de 1948 en Marston Green y se crió en Birmingham en un entorno de clase obrera. El contexto importa, porque la música que propulsó se convirtió en la banda sonora de muchas vidas de las clases trabajadoras. Paralelamente, desarrolló una imagen oscura, de príncipe de las tinieblas, influido por el cine de terror. Todo ello confluyó a finales de los años sesenta, cuando Iommi, Ward, Butler y Osbourne crearon Black Sabbath, un nombre inspirado en una película de Mario Bava protagonizada por Boris Karloff. El propósito era moverse en el fértil pozo del blues-rock, el bebedero que también calmó la sed de bandas como Deep Purple y Led Zeppelin. Pero el estilo era diferente, de afinaciones más raras y predilección por el trítono, y con letras oscuras. Era la pesadilla de la era de Acuario y la fabricaban cuatro tipos de Birmingham.

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Osbourne supo añadir teatralidad en la interpretación y en la actuación, y enseguida logró una personalidad propia como cantante y performer. Entre 1969 y 1975 contribuyó decisivamente a la escritura de la biblia sagrada del heavy metal y de todas las derivadas que surgieron después, incluso del sonido de la ayección del death metal y de la ominosa sonoridad del black metal; y el grunge le debe un buen grupo de riffs a Black Sabbath (este mérito es de Tony Iommi, claro) La biblia en cuestión son seis discos: Black Sabbath (1970), Paranoide (1970), Master of reality (1971), Vuelo. 4 (1972), Sabbath Bloody Sabbath (1973) y Sabotage (1976).

A pesar de refugiarse en tinieblas y monstruos y en metáforas satánicas, las letras de Black Sabbath no sólo proporcionaban escapismo o armas simbólicas para combatir las consecuencias de políticas que poco a poco erosionaban a la clase obrera británica. También había llamadas antibelicistas como War pigs, una de las mejores composiciones del grupo, que además recordaba que la guerra la provocaban los ricos y la sufrían los pobres.

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Contra todo pronóstico, esa voz infernal, esos riffs insidiosos y esa profundidad rítmica tuvieron éxito. O simplemente ocurrió que conectaron con un ejército de gente que descubrió que le estaban ofreciendo la banda sonora de su vida. El éxito y el estilo de vida asociado al rock también pasó factura, y después de una gira poco lucida y de varias desavenencias, el grupo decidió expulsar a Ozzy Osbourne en 1979. El príncipe de las tinieblas entró en una montaña rusa creativa. Debía estar a la altura del movimiento sísmico que había provocado a principios de los setenta, y salió adelante con el primer álbum a su nombre: Blizzard of Ozz (1980), el disco de canciones como Mr. Crowley y Suicide solution.

En aquella época Black Sabbath sustituyó a Ozzy Osbourne por Ronnie James Dio, el cantante de Rainbow y uno de los mejores vocalistas de la historia del heavy metal. Con Dio hicieron el notable Heaven and hell (1980). Todo ello tenía que espolear a Ozzy, pero la década de los ochenta fueron años de adicciones y decisiones erráticas, como insistir en una teatralidad grotesca justamente cuando el metal vivía la revolución del thrash metal protagonizada por Metallica, Megadeth y Slayer, bandas herederas del sonido.

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Osbourne volvió a cantar con Black Sabbath a finales de los noventa, pero no grabaron material juntos hasta que hicieron el álbum 13, producido por Rick Rubin en el 2013. Entonces ya hacía tiempo que Osbourne explotaba una curiosa vertiente de famosa que tuvo su punto álgido con el reality The Osbournes, que coincidió con problemas de salud relacionados con el Parkinson. Teatral y contradictorio, genial e inimitable, Ozzy Osbourne es una figura inevitable si se quiere contar debidamente la historia del rock, sobre todo la del heavy metal en todas sus expresiones.