Noche de alto voltaje con Dorothea Röschmann en la Schubertíada
La soprano alemana y el pianista Wolfram Rieger ofrecen un magnífico recital de lieds con obras de Schumann, Mahler y Wagner en Vilabertran
Dorothea Röschmann y Wolfram Rieger
- Canónica de Santa María de Vilabertran / Schubertíada
- 23 de agosto de 2023
Noche de lied de alto voltaje en la Schubertíada de Vilabertran. La soprano Dorothea Röschmann y el pianista Wolfram Rieger interpretaron de forma magistral un programa de canciones de los maestros germánicos siglo XIX, pasando de la escritura melódica de Robert Schumann al canto apasionado de Richard Wagner, con las tonadas abruptas de Gustav Mahler.
Es cierto que la voz de la cantante alemana ya no es tan brillante, dulce y acolchada, pero, con un timbre a veces incluso áspero y queridamente rocoso, fluye un torrente de canto prodigioso, vibrante y abierto, que, con una dicción concisa y atacada, modula el sonido con un control de las colocaciones admirable. Además, tal y como demostró en cada una de las intervenciones en la canónica de Vilabertran, la entrega emocional de Röschmann es innegociable, capaz de transmitir un sentimiento a flor de piel que se palpa y conecta de forma sincera y generosa. A su lado, el acompañamiento del especialista Wolfram Rieger, fijo en la Schubertíada desde 1993, fue ejemplar, sin buscar lucimiento ni protagonismo, sino dialogando con los poemas cantados de forma puntuada y atenta.
Soprano y pianista empezaron con los Gedichte der Königin Maria Stuart, obra tardía de Schumann de escritura limpia, franca y depurada, que se inspira en diferentes momentos de la tumultuosa historia de la princesa de Escocia. Más líricas y melodiosas fueron las músicas del ciclo de Liederkreis, del mismo compositor, con las que los solistas continuaron el recital. Canciones sobre versos de Joseph von Eichendorff, que, sin hilo argumental común, combinan poesías impetuosas con momentos de recogimiento, con unos pianissimio aspirados de Röschmann maravillosos.
En la segunda parte, el recital continuó con una selección de los Des Knaben Wunderhorn de Mahler, que imitan ritmos de danzas populares como la burrée y recuerdan las proclamas recitadas de los rapsodas, lo que da pie a cambios melódicos abruptos y teatrales, con los que la soprano subió la intensidad. Finalmente, como colofón, Röschmann y Rieger desquiciaron al público con una versión furiente de los Wesendonck Lieder wagnerianos, que, si bien recogen la herencia de la potencia de las óperas de Wagner, también contienen curvas de crecimiento con silencios sostenidos igualmente desgarradores.